Un amigo de Lolo – Encontrar a Dios en el sufrimiento

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

Encontrar a Dios en el sufrimiento

“La ternura de la mirada de Dios cuando más se nota es haciendo por buscarla con las rodillas sobre los guijarros y en hora de orfandad.” (Bien venido, amor, 76)

El ser humano creyente es lógico que quiera tener a Dios muy cerca de él. Por eso lo busca. No es que crea que lo necesita sino que sabe, a ciencia cierta, que sin el Creador, todo lo demás carece de sentido o lo tiene en una escala ridícula o venida a menos.

También suele ser ordinario comportamiento del mismo querer encontrar al Todopoderoso en lo grande. Así, por ejemplo, queremos verlo en la naturaleza que creó y que mantiene. Pero las cosas son más sencillas, por cercanas, de lo que nos puede parecer.

El caso es que Dios es tierno con su descendencia. Queremos decir que, como tiene un corazón de carne y misericordia, no le cuesta nada manifestarse así a sus hijos los hombres. Y sus hijos los hombres podemos darnos cuenta de eso si es que queremos tener un corazón también tierno, también misericordioso.

Manuel Lozano Garrido sabe, por experiencia propia, que a Dios se le encuentra allí donde sólo los que sufren son capaces de encontrarlo. Es decir que, muy especialmente, las personas que pasan por malos momentos pueden llegar al punto espiritual en el cual es posible que encuentren a Dios y gocen de Él.

Con eso no quiere decir Lolo que la ternura de Dios sólo se encuentre en el sufrimiento. Lo que quiere decir es que sí se puede encontrar, muy especialmente, en aquellos momentos en los que un ser humano, creación muy querida por Dios, sufre.

Podemos imaginar una imagen como la que nos propone nuestro Beato: de rodillas sobre guijarros.

No es difícil entender esto. Si nos ponemos de tal forma que estemos arrodillados sobre tales tipos de piedras no será imposible darnos cuenta de que vamos a sufrir mucho. Pues bien, tal es  una forma de hablar que quiere referirse a los momentos en los que estemos sufriendo de verdad. En tales momentos podemos dirigirnos a Dios porque estamos sufriendo en una medida que no es poca cosa. Y ahí podemos dar con la mirada de Dios que es tierna para quien así sufre.

Pero también puede querer decir que podemos encontrarla en oración en los tales momentos de dificultad extrema. Entonces, cuando sólo Dios puede escuchar nuestro corazón atribulado… allí está el Señor, precisamente, para escucharlo.

No es, sin embargo, esta situación la única en la que podemos encontrar la ternura de Dios. Y es que el Creador se manifiesta tierno en aquellos momentos en los que estamos especialmente solos. Sólo entonces (más, queremos decir, de lo habitual), cuando creemos que la tiniebla y oscuridad en la que estamos son imposibles de superar (que no podemos sobrenadarlas) es cuando el amor, la misericordia y la ternura de Dios se manifiesta en toda su grandeza.

Dios, en todo caso, nunca se ausenta de nuestra vida. Es más, en los momentos que podemos en los que consideramos que lo pasamos más que mal es cuando el Todopoderoso muestra qué quiere decir eso de tener todo el poder. Y lo hace porque tiene, también, todo el amor y toda la ternura. Y a eso, sin duda, no podemos renunciar. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios está también allí donde sufrimos. Ahí también está. Ahí está.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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