La Palabra del Domingo - 22 de diciembre de 2013
Mt 1, 18-24
“18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ 22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: 23 = Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, = que traducido significa: ‘Dios con nosotros.’ 24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.”
COMENTARIO
Como vemos, todo depende de la fe
1. El momento de la Encarnación está mejor narrado en san Lucas, pero san Mateo hace hincapié en algo muy importante: Jesús debía de tener un padre-hombre para que fuese reconocido como tal y evitar, así, los posibles problemas que podía tener María al decir que estaba embarazada. Es seguro que había sido lapidada.
En este texto, a María ya se la ha aparecido Gabriel, el enviado de Dios. Es más, ya está embarazada según podemos leer en estos versículos. Por eso a José, al que humanamente no puede reprochársele su pensamiento, tuvo alguna duda, al principio, de qué es lo que estaba pasando. Pero espiritualmente el Creador aún tenía mucho que decir y envía a su Ángel a que le comunique que todo estaba en orden, según lo establecido por Dios y que debía hacer lo que, en un principio, tenía pensado hacer: tomar consigo a su mujer con la que ya se había desposado. Nada de lo previsto podía cambiar, precisamente, ahora.
2. Conocedor, como era, el Ángel, de lo que iba a pasar, le dice a José lo que ha de suceder, el nombre del niño que va a nacer, Jesús, apostillando, para demostrar lo que le decía, con las palabras del profeta Isaías (Isaías 7, 14) lo que acabó de convencer a José: Virgen, María, profeta, Emmnanuel-Dios con nosotros-… Todo era cierto, verdad.
José hombre piadoso donde los hubiera, accede a lo dicho por el Ángel y, como dice el texto, “tomó consigo a su mujer” pues, según el derecho judío, al haberse llevado a cabo los desposorios, ya podía llamarse “marido” y María “su mujer”.
3. Este texto del evangelista que fuera recaudador de impuestos hace hincapié en un aspecto muy importante que nunca deberíamos olvidar y que fue lo que hizo que José actuara como actuó: la fe.
La fe que tiene aquel hombre que, escuchando al enviado de Dios para consolar su corazón atribulado, no se le ocurre más que hacer lo que le dice quien era mensajero de Dios. A José otra cosa no se le pasa por la mente ni, por supuesto, por el corazón pues también debió consagrarse a Dios desde pequeño al igual que lo debió hacer la joven María, su esposa. Por tanto, su misión, que estaba a punto de empezar a cumplir (ser padre adoptivo del Hijo de Dios) no podía descalabrarse ni venirse abajo.
José, además, era de la estirpe de David y tal ascendencia le obligaba, aún más, a ser fiel a Dios y a la voluntad del Creador. Y así actuó, así cumplió con su deber.
Este texto de hoy, conocido y reconocido, nos ha de traer, por fuerza y razón, a la mente, a aquella mujer que, ajena a la escena entre el Ángel y José, suspiraba con su situación. Pidámosle ayuda a su corazón de Madre y auxilio a su amor.
PRECES
Por todos aquellos que no tienen la fe de José
Roguemos al Señor.
Por todos aquellos que no cumplen con la misión encomendada por Dios para sus vidas.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a ser fieles como José, a amar como José, a cumplir tu voluntad como hizo José.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
Eleuterio Fernández Guzmán
Ha salido el recopilatorio de “El Pensador”
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
La voluntad de Dios se manifiesta, en nuestras vidas, de muchas formas. Tratemos, al menos, de escucharla.
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