Un amigo de Lolo - Dios nos lleva de su mano
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Para un cristiano, no se puede perder nunca.
Y, ahora, el artículo de hoy.
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Dios nos lleva de su mano
“¿Qué importa el camino con los ojos vendados, si una mano me lleva y esa palma, Amor, es la tuya? ”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (282)
En una ocasión, Jesús dijo que no debíamos preocuparnos por el ahora mismo porque cada día tiene su afán. En tal sentido, es más que cierto que nos basta con tratar de hacer bien lo que tengamos que hacer ahora mismo pues no sabemos nada de lo que nos puede pasar no digo el año que viene sino mañana mismo. Dios, que es providente, proveerá lo que tenga que proveer según su santa voluntad.
Pues bien, entonces… ¿no debemos tener en cuenta lo que nos puede pasar? Sí y no. Es sí si lo que queremos es prepararnos para un futuro inmediato; será no si lo que queremos es controlar de tal forma nuestro porvenir que no queramos dejar nada a la mano amorosa de Dios que, seguramente y además, sabe lo que va a ser de nosotros n o ahora mismo sino también mañana y pasado mañana…
En tal sentido, nuestro ser del futuro no nos es revelado por nadie ni por nada. Por eso, ni quiromantes ni adivinos de las más diversas especies pueden servirnos para este menester porque todo depende de Dios y no, no por casualidad, del pensar del ser humano que tiene la tendencia, algo extraña a su propia realidad, de querer controlarlo todo… incluso el más allá del ahora.
¿Cómo, pues, caminamos por este valle de lágrimas?
Sencillamente podemos decir, sin temor a equivocarnos, que no tenemos que tener miedo a lo que nos pueda pasar. Y no debemos tener miedo porque Dios siempre nos lleva de su mano que, aunque invisible para nuestros ojos humanos no deja de ser cierta y verdadera desde un punto de vista espiritual. Y Espíritu es lo mismo que decir Creador y Creador lo mismo que decir Hijo.
No debemos, pues, hacer de menos nuestro camino porque no sepamos cuál va ser. Nos basta con tener en cuenta a Dios, a su santo acompañamiento y al cumplimiento de su voluntad. Su Amor, grande e inigualable (todo lo perdona) procura, para nosotros, lo más y mejor que podamos anhelar y, siendo alcanzar la vida eterna lo ansiado, no por menos sabemos que depende, exactamente, de Dios tal porvenir nuestro. Y, así, nada nos es mejor dado que sabernos incursos en un devenir eterno que facilita nuestra estancia en las praderas del definitivo Reino de Dios donde están y permanecen aquellos hijos que supieron serlo muy a pesar de las muchas dificultades que, a lo largo de su vida, tuvieron que afrontar y encontrando, en ellas, la misteriosa ayuda del Padre.
Vemos, por lo tanto, que caminar hacia Dios sin tener claro nada de lo que nos pasará y, también, nada de lo que, en realidad, nos está pasando ahora mismo pues poco depende de nosotros mismos, no ha de suponer una especie de paralizante inseguridad. No. En realidad es la mejor forma de constatar que vale la pena ir llevados por Dios que querer caminar dejando a nuestro Creador a un lado del camino como si, precisamente, no hubiera creado también el camino.
Y pensar que todo esto lo hace por Amor a su descendencia…
Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.
Eleuterio Fernández Guzmán
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1 comentario
Hay días en que estoy más perceptivo y a cada instante veo la mano de Dios, o la actuación de nuestros ángeles guardianes, por El asignados, salvándonos de multitud de accidentes que casi suceden, constantemente. Antes no me percataba de ello, ahora es más frecuente darme cuenta. Literalmente: Dios nos concede la vida, minuto a minuto. Lo reconozcamos, o no.
Más vale aceptarlo y tomar Su mano.
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EFG
En efecto. Y no darse cuenta de eso es una pérdida irreparable para el ser humano.
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