Eppur si muove - ¿En qué tiempo se encuentra la Iglesia católica?

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Cuando nacemos venimos al mundo para ser hijos de Dios. No olvides que aún sigues siéndolo.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Cuando escribo esto aún no ha sido elegido el nuevo Papa que guiará a la Santa Iglesia Católica por el proceloso mar en el que su barca navega. Por eso nada puedo decir de si es de una manera o de otra el resultado para la vida de la Esposa de Cristo que uno y otro cardenal haya sido designado para ocupar la silla de Pedro. Que el Espíritu Santo haya soplado es más que suficiente garantía para los creyentes.

Sin embargo, sí que hay algo que es muy importante y que tiene que ver, en el fondo, en la forma y la superficie, de la vida de la Iglesia que fundó Cristo y que se encuentra, ahora mismo, en uno de sus momentos más importantes: elegir el Santo Padre o, ahora mismo, cuando esto se publica, haber sido ya elegido. Me refiero a la situación de la propia Esposa de Cristo y es sobre en qué tiempo se encuentra la misma o, lo que es lo mismo, si está en primavera, verano, otoño o invierno y, todo esto, según hay que entender tales espacios temporales.

Para algunas personas, que pretenden hacer ver que son una mayoría muy mayoritaria, la Iglesia católica se encuentra anquilosada y, en fin, como pasando un invierno del que parece no querer salir. Por eso creen que otro papado como los del Beato Juan Pablo II o el propio Benedicto XVI no puede permitirse porque sería más de lo mismo. No se daría cabida a lo que llaman “democracia” en la Iglesia católica, la mujer seguiría sin poder sacerdote, a los teólogos poco católicos se les seguiría llamando (¡sólo eso!) llamándoles la atención y tampoco se daría entrada libre a no celibato de los sacerdotes. En fin… un asco sería para tales personas que el Espíritu Santo soplara en el sentido según el cual la Esposa de Cristo ha de seguir siendo la Esposa de Cristo y que no puede ir por sendas equivocadas o errados caminos.

Hay, por otra parte, cierta manía persecutoria de parte de quienes eso creen, hacia la simple figura del Papa. No les hace mucha gracia que cuando hable Roma, determinada cuestión se deba tener por cerrada en el sentido que Roma dice. A tales personas les gustaría un libre albedrío en materia de fe, de doctrina y, claro, de creencias. La barra libre y la religión light acomodada al mundo es lo que les gusta, agrada y gozan con ellas. Por eso se sienten muy fuera (que lo están según hacen y dicen) de la Iglesia católica y no ven nada claro que se pueda hacer según qué.

Otras personas, a mí me parece que la gran mayoría de los creyentes católicos, estamos muy bien en la Iglesia católica en la que estamos. No nos parece nada malo ni negativo el papado del Beato Juan Pablo II y el más reciente, de ahora mismo, de Benedicto XVI. Y queremos que la Iglesia católica siga por el camino correcto que está siguiendo pese a quien pueda pesar. Y eso porque para nosotros la Esposa de Cristo se encuentra en un momento muy bueno, en el de ahora, en el de hoy, y trabaja por extender el Reino de Dios a los que no lo conocen o ¡Ay! a los que, conociéndolo, lo tienen por algo lejano porque no lo comprenden ni lo sienten.

Tal es el momento en el que está la Iglesia católica. Ni más ni menos. Y si, a estas horas, seguramente, ha hablado ya el Espíritu Santo, ¡Viva el Papa! y si no ha hablado, ¡Viva el Papa!

Eleuterio Fernández Guzmán

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