La Palabra del Domingo .- 23 de diciembre de 2012

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios espera de nosotros, de ti, ser un instrumento de su Amor en el mundo. Que no se quede esperando que lo seas.

Y, ahora, el artículo de hoy:

Lc 1- 39-45

39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; 42 y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

COMENTARIO

La Madre de Nuestro Señor

Sin duda alguna, el tiempo de Adviento es tiempo de María. Ella dijo sí, en el momento de la Encarnación, al Ángel del Señor; ella, a lo largo de los meses de su embarazo, continuó diciendo sí a Dios y ella, al final del mismo, dio a luz al Hijo de Dios y Salvador nuestro.

Sabemos que en cuanto María escuchó de voz de Gabriel que su prima Isabel, la esposa de Zacarías a que todos llamaban estéril, había quedado encinta por voluntad de Dios, no dudo ni por un instante lo que tenía que hacer: servir a Isabel e ir donde vivía para echarle una mano en aquellos momentos no tan fáciles para una mujer de cierta edad. Y eso hizo.

Isabel sabía que María llevaba a Alguien muy importante en su seno. Inspirada por el Espíritu Santo, al ver acercarse a su prima, la llama bendita. Pero no así y, simplemente, bendita sino entre todas las mujeres. Y lo que es más, también bendito, sobre todo, el fruto de su vientre, aquel niño que iba a nacer, también, en pocos meses.

Isabel, sin embargo, no es capaz de entender cómo la visita aquella mujer que es algo más que una mujer al ser, como ella misma dice, la madre de su Señor o, lo que es lo mismo, la madre de Dios.

La llegada de María tiene, como resultado, también, que aquel que Isabel lleva en su seno sepa quién los ha visitado. Se entiende, así, que quien se iba a llamar Juan y bautizaría en el Jordán, reconoce que el Hijo de Dios, a quien años más tarde llamaría “Cordero de Dios”, viene con María y que, por eso mismo, ha de mostrar su gozo.

Pero María tuvo fe. La fe que tuvo aquella joven de Nazaret la plasma, a la perfección, la propia Isabel cuando cree importante decir que María ha creído que todo lo que Dios ha dicho se va a cumplir. Muestra, así, confianza en el Creador y, también, en la fe de María.

La Madre de Nuestro Señor fue pronto a Aim Karem para ayudar a Isabel. Respondió, otra vez, sí.

PRECES

Por todos aquellos que no tienen en cuenta la labor de la Virgen María.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no tienen confianza en la fidelidad de Dios

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a procurar ser tan fieles como María, Tu Madre.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

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