"Érase una fe": cine cristiano de ahora mismo
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A la altura de la película en la que estamos cualquiera sabe y reconoce que el cine cristiano no está muy promocionado ni nada por el estilo. De hecho, para que una película que pueda entenderse como difusora y transmisora de determinadas creencias, realidades y doctrinas cristianas, llegue a estrenarse tiene que pasar por muchas, demasiadas vicisitudes que, a veces, imposibilitan que tal cosa se produzca.
De vez en cuando, aunque sea pocas veces, salen al aire de la realidad, al ahora mismo del tiempo ordinario en el que vivimos y existimos, algunas intrépidas personas se atreven a ir contracorriente y piensan, laboran y llevan a cabo, cinematográficamente hablando, una hazaña. Piensan y laboran y de tal entrega sale algo que puede hacer bien a muchas personas; llevan a cabo una ilusión que es poner ante el gran público lo que es la fe cristiana.
Algo así ha pasado con Pierre Barnérias y el equipo que ha llevado a cabo lo que se presentó en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid en agosto de 2011: un trabajo encomiable para rodar y poner a disposición de quien quiera saber algo más de la fe cristiana a lo largo del mundo, la película-documental titulada “Érase una fe” que no es un cuento, como pudiera pensarse según el título sino la expresión de hasta dónde ha llegado Jesucristo y la fe cristiana. Y ha llegado bastante lejos y, lo que es mejor y mejor, a lugares recónditos donde, es más que posible, nadie pudiera pensar que la doctrina que viene del Maestro e Hijo de Dios, hubiera podido llegar y quedarse. Pero llegó y se quedó y así lo muestran en esta película que está a punto de estrenarse.
Ellos mismos nos dicen esto acerca de la fe, de nuestra fe:
“¿Es la fe la misma en la Sabana, en los montes tibetanos o en la selva del Amazonas?
Esta es la pregunta que se hacen Charles y Gabriel. Con 23 y 25 años, parten en un viaje, con medios escasos, al encuentro de los cristianos del otro lado del mundo y de una Iglesia a veces “olvidada".
Ésta es sin duda una de las Vueltas al Mundo más inesperadas e insólitas. Dos jóvenes viajan en bicicleta durante un año por las rutas de la Fe para llegar a conocer a estos cristianos olvidados o perseguidos 2000 años después de Jesucristo.
Un sólo objetivo para estos mochileros: compartir esta misma fe que une a los pueblos, que en apariencia, nada parecen tener que ver con ellos…
Su ruta les conduce a Rumanía, Turquía, Siria, Irak, India, Nepal, Tibet, China, Tailandia, Senegal, Mauritania, Algeria y al Amazonas…
Un viaje para arraigarse más, y un punto de partida para responder también a estas preguntas, tan importantes como complejas: ¿Qué es la Fe? ¿Innata, universal, esencial?”
Visionando, al menos, una parte de “Érase una fe”” comprendemos que hay mucho que nos une a lo largo del mundo y que, como ellos mismos dicen, la oración unió a personas que, sin siquiera entender su lengua, manifestaron un lenguaje común como es el de los hijos de Dios. Y el martirio a ras de suelo… es tanto que contar para que aprendamos lo que se puede llegar a sufrir por amar al Creador que vale la pena ver como dos jóvenes (Charles y Gabriel) han dado una muy especial vuelta al mundo espiritual en 365 días.
Y es que el propio director de la cinta nos aproxima la razón y causa de su película:
“Lejos de la basílica de San Pedro en Roma y de la vieja Europa, hay una Iglesia, de la que nunca se habla. Desde el desierto de Algeria hasta la muchedumbre de la India, desde las cumbres del Tíbet a las dunas de Mauritania, desde el río Amazonas hasta las montañas iraquíes, millones de cristianos conforman un mismo cuerpo, el de la Iglesia ‘olvidada’.
Charles y Gabriel, se embarcaron en un viaje sin precedentes. En bicicleta, en canoa o a pie, fueron de campanario en campanario para encontrarse con los cristianos aislados de todo el mundo y comprender mejor la increíble realidad de una misma fe.
Siempre quise hacer una película sobre las persecuciones a los cristianos, y cuando ellos me presentaron su idea, estaba realmente emocionado.
Érase una Fe, es un proyecto del que estoy orgulloso. Por fin se destapa el velo sobre un tema tabú: 200 millones de cristianos en el mundo no pueden vivir libremente su fe, y parece que los medios de comunicación no siempre están muy interesados. Gabriel y Charles consiguen captar la atención de los espectadores y nos llevan a la sencillez y el humor de muy diversos países, para junto a sus gentes, podamos descubrir una Iglesia que nunca podríamos haber imaginado.”
Su estreno será, por cierto, en Madrid, Mallorca y Barcelona el próximo 14 de septiembre o, lo que es lo mismo, pasado mañana. Es por eso que pedimos encarecidamente, por el bien de un cine dispuesto a mostrar que hay formas distintas de hacer las cosas, que quien pueda leer esto, busque el título “Érase una fe” (en tales ciudades, por ahora) y, a ser posible, acuda a ver la obra que han preparado para que nos demos cuenta de que vale la pena ser cristiano.
Es importante saber, para situarnos, que la distribuidora de la película, European Dreams Factory (EDF) , ha hecho lo propio con “Bella”, “La última cima”, “Prefiero el paraíso”, “Vivir para siempre”, “Popieluszko”, “Alexia”, “Katyn”, “Scoto”, “La verdad de Soraya M.”, “Guadalupe”, “Buscando a Eimish” o la cinta puramente infantil “Plumíferos” y que, por tanto, saben lo que, a este respecto, hacen y llevan a cabo.
Por cierto, nos preguntan en la película que cuántos kilómetros nos separan de nuestra fe. Esperemos que no tantos como muchas veces damos a entender.
Eleuterio Fernández Guzmán
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