Barbaridades olímpicas y Olímpicas barbaridades

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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En un principio se me había pasado por la cabeza que se trataba de actuaciones contrarias entre sí y que era algo absurdo que se hiciera una cosa y se hiciera la otra al mismo tiempo y por las mismas personas tales ideas impuestas.

Sin embargo, bien pensado, no se trata de nada contrario entre sí sino que forma parte de la misma aberración ideológica y enfermiza que persigue lo religioso y determinada doctrina porque o bien es moderno, porque es políticamente correcto o, simplemente, porque tiene tal mente y tales pensamientos desviados.

El caso es el siguiente:

La organización tendrá preparados 150.000 preservativos para los deportistas que se alojan en la Villa Olímpica que, al parecer, son unos 10.000.

La organización no permite que se entre a un estadio propio de la celebración de las olimpiadas con libros religiosos o símbolos religiosos.

La organización de la que aquí se habla es el Comité Olímpico Internacional, la sede de todo esto es Londres (y demás subsedes olímpicas) de las Olimpiadas inauguradas aún no hace una semana en la ciudad del Támesis.

En realidad esto no es más que la aplicación de un programa netamente pagano que, dentro de lo políticamente correcto, será seguramente de lo más normal, moderno y requetefetén. Sin embargo, para un creyente y, en concreto, para un católico, tanto una cosa como otra no son más que la expresión de la manifestación de una moral más que distraída.

Si analizamos, además, la cosa, es bien cierto que preocupa, en primer lugar, que la organización de unos juegos deportivos tenga la idea según la cual los deportistas van a estar haciendo algo contrario a la preparación sana del deporte durante mucho tiempo. Esto lo digo porque si dividimos el número de preservativos entre el de deportistas nos sale una cantidad no despreciable teniendo en cuenta que los deportistas están unos días únicamente en la Villa Olímpica y que, luego, la dejan para volver a sus respectivos destinos de origen. Pues, según parece, van a estar más tiempo fornicando que haciendo deporte. Y esto, se diga lo que se diga, o es mentira o es peor de lo que parece.

Y, por otra parte, el tema de la censura a textos religiosos o símbolos religiosos es peor todavía porque supone coartar la libertad de las personas.

En primer lugar, resulta bastante difícil que alguien vaya a un estadio, por ejemplo, con una Biblia o con un ejemplar del Corán. Y si se da el caso, ¿qué problema hay? O ¿acaso es perjudicial para los deportistas que alguna persona vaya de tal guisa a un estadio deportivo?

Sostiene la organización que de lo que se trata es de evitar posibles conflictos religiosos cuando, en verdad, el verdadero conflicto lo tienen ellos mismos con sus pensamientos censuradores y vergonzantes.

Pero es que, además, al parecer (al menos un caso se ha dado entre tiradores del equipo australiano) existe una clara discriminación hacia las parejas ¡heterosexuales! pues la organización no permite que compartan habitación cuando, según sostienen estos deportistas venidos desde tan lejos se da el caso de deportistas homosexuales a los que sí les está permitido compartir la misma habitación.

Y es que a más de uno se le ve el plumero… y la pluma también.

Eleuterio Fernández Guzmán

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