Un amigo de Lolo - Nuestra donada libertad

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Nuestra donada libertad

Si tendría Dios ilusión de ser amado que, por eso, afrontó el escalofriante riesgo de nuestra libertad
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor ( 137)

Es importante darse cuenta de que somos libres. Lo somos y no es poco saber que es así porque Dios quiso que así fuese. Por eso es terrible caer en la cuenta de que hay seres humanos que, reconociendo que eso es así, prefieren hacer como si su actuar y su ser dependiese, sin relación alguna con el Creador, de su libérrimo pensamiento y egoísta libertad.

Para saber ser libres es conveniente tener en cuenta cuál es el origen de nuestra libertad por si somos capaces de agradecer la misma al mismo. Y eso, al parecer, no es tan fácil como debería ser porque muchos creyentes no son de la opinión según la cual depender de la voluntad de Dios es la mejor manera de ser libres.

El Creador, ciertamente, podía haber hecho las cosas de otra forma pues Quien apartó la luz de la oscuridad o Quien quiso que la tierra produjera vegetación podía haber determinado, a su libre albedrío, que el ser humano, la creación más perfecta de las hechas por su mano y corazón, estuviera sometida de tal manera a su voluntad que nada pudiera haber hecho sin su anuencia.

No podemos negar, por tanto, que el hecho de que seamos capaces y estemos capacitados para decidir sobre lo blanco o lo negro o sobre lo que nos conviene y sobre lo que no nos conviene, ha de tener una relación directa con Aquel que quiso que así fuera. Y esto, lo que ha de querer decir es que aquello que hacemos o estamos en disposición de hacer según nuestro criterio (sea bueno o malo) puede cumplirse en nosotros porque tal criterio ha sido, fue, una donación de Dios y la expresión más perfecta del Amor.

La perfección del Amor, en este caso, no debería ser motivo de extrañeza. Cualquiera sabe que cuando se desea y espera ser querido por otro ser humano no se piensa que el amor que se recibe tenga un origen obligado o esté imbuido de chantaje u otro tipo de forma de hacer de menos lo que se dice que se siente. Al contrario ha de suceder y es que el amor sólo es amor si es verdadero y no tiene detrás intereses turbios o que anquilosen lo que se manifiesta porque tal manifestación sería, sencillamente, falsa y no acorde con el sentir del corazón.

Pues algo parecido ha de sentir Dios ante cada hijo que nace al mundo y al valle de lágrimas por el que pasa hasta que se reencuentra en Quien lo creó. Ha de esperar el amor y el agradecimiento por la vida y por el hecho mismo de ser y estar.

Sin embargo, no siempre las cosas van por el camino que deberían ir y muchas creaturas suyas manifiestan un grado de olvido del Padre que ha de entristecer al Creador que, a pesar de conocernos, siempre espera lo mejor de nosotros.

Y, ciertamente, como muy escribió en su día Lolo, supone un alto riesgo para Dios que no le correspondamos con amor a su Amor de Creador, a su entrega de Padre y a su perdón constante por nuestros pecados. Y asume el riesgo como Padre que es porque un padre, por muy mal comportamiento que tenga alguno de sus hijos, siempre guarda para él un amor profundo que no puede ni debe borrar nada ni nadie.

Y es que es verdaderamente escalofriante que pudiendo hacer que le estuviéramos sometidos soporte la negación no ya de su pasar por nuestra vida sino de su misma existencia. Y que lo haga por Amor… es, como poco, ejemplo de hasta dónde quien ama puede amar.

Y en eso, en eso tampoco, nadie puede más que Dios.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

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