Así van las cosas: gota a gota

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Hace unos días, el P. Luis Santamaría del Río, que tiene un blog en esta casa, escribía acerca de lo que, para él, tenía más importancia en el caso de utilización de un Parador Nacional para llevar a cabo actos, digamos, esotéricos. Decía, entonces, el P. Luis, esto:

“Pero, más allá de la comparación, me preocupa esta “discreta” difusión de propuestas directamente alternativas al cristianismo y a la cultura cristiana a través de diversas formas, entre las que destaca la ya omnipresente liturgia de Halloween, y que llega a los medios de comunicación, la publicidad y, por extensión, a toda nuestra sociedad.”

Ciertamente nos preocupan y nos deben preocupan aquellas realidades que más bruscamente y groseramente atacan a la fe católica. Debemos denunciarlas porque es obligación de cada católico decir no donde es no. Y así lo hacemos.

Sin embargo, existen casos que, poco a poco, gota a gota, como bien dice el P. Luis Santamaría, van socavando “discretamente” las bases de la fe católica. Y eso tenemos que ponerlo sobre el tapete para que sepa lo que pasa pero para que se den cuenta, aquellos que actúan de determinada forma, sepan que lo sabemos.

Por causas, seguramente, relacionadas con la crisis económica hay marcas publicitarias que están recuperando anuncios de temporadas pasadas porque, con franqueza, debe salir económicamente muy caro hacer nuevos. Eso ha pasado, por ejemplo con “Campofrío”, empresa de productos cárnicos creada en España en los años 50 del pasado siglo XX y con un éxito más que notable e importante.

Digo, antes que nada, al respecto, que nada tengo contra esta marca pero no es poco cierto que las cosas hay que decirlas y, aún a sabiendas de que ninguna consecuencia va a tener esto que yo aquí escriba, callar de nada sirve para nuestro corazón de hijos de Dios.

El caso es que hace poco, aunque supongo que lo siguen publicitando, están haciendo lo propio con su marca y lo hacen en un anuncio en el que salen unos sapos hablando. Esto, en materia publicitaria es normal porque habla todo el que tenga que hablar, sea animal, cosa e, incluso, humano.

Uno de ellos dice que antes de ser sapo era funcionario del Estado o algo así (abogado me pareció escuchar). El caso es que quería decir que ahora era sapo y antes un ser humano.

Pues bien, la frase que me llamó la atención es esta:

“Nunca se sabe lo que vas a ser en la próxima vida”

Eso apunta, directamente, a la defensa de la reencarnación que no es, como sabemos, lo mismo que la resurrección en la que creemos los católicos. Y eso apunta hacia la difusión, entre nosotros, de ciertas prácticas orientalistas que no llevan a buen fin a los católicos. Y yo me acuerdo, de pronto, de lo que dice el Salmo 78 cuando (39) en un momento determinado asegura que dice que Dios “se acordaba de que ellos eran carne, un aliento fugaz que no torna” y se refería a la especie humana, creación del Todopoderoso, que, cuando muere no vuelve en nada ni en nadie a este mundo que pasó para siempre, siempre, siempre.

Es verdad que se podría decir que es lícito que haya personas que no tengan las mismas ideas que tú. Y eso es normal. Ahora bien, no podemos negar que molesta que, en nuestro ambiente religioso, se digan ciertas cosas y que, además, se digan disimuladamente como queriendo colarlas por debajo del corazón despistado o desprevenido.

Y esto, que podría parecer una nimiedad… no lo es.

Eleuterio Fernández Guzmán

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1 comentario

  
Juan Mariner
Gota a gota, también hay que revertir la situación.
04/07/12 12:40 PM

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