Eppur si muove .- ¿Qué daño hace la Iglesia católica?

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Cualquiera sabe que la Iglesia católica es zaherida por una cosa o por la otra y se busca lo que sea para causar malestar como intentando que caiga sobre ella, de forma continua, la espada del famoso Damocles que debe estar algo cansado de esperar para ver sobre quién cae. En este caso tiene poco que esperar porque algunos con gusto le sueltan la mano para que caiga sobre la Esposa de Cristo.

Últimamente han venido los llamados ateos, especie de fauna urbana que da en decir que Dios no existe y viven aislados de la verdad en su mundo de negación, a manifestarse aludiendo, como suele ser su costumbre de forma grosera, a zaherir a obispos, sacerdotes, jerarquía eclesiástica y a todo el que se le ha puesto por delante.

Han dicho de todo menos nada bueno. Por ejemplo, esto:

“Hay que quemar la conferencia episcopal por machista y patriarcal”

“Cura muerto, cura bueno”

“Cura muerto, cura en paz”

“La iglesia que ilumina es la que arde”

“Hasta los ovarios de tantos rosarios”

“Que no nos representa ni Dios ¡ni Dios!”

Todo esto es poco edificante. Aún lo es menos si tenemos en cuenta que se dirigen contra personas que tiene fe y que lo único que hacen en su vida, entregada, es procurar que el amor al prójimo sea algo cierto y no una expresión de simple voluntad.

Pero ofenden no ya a las personas, que también, sino a una fe que es tenida por buena y benéfica por parte de muchas y, por lo tanto, se les ofende también a ellas que, sin haber hecho nada objetivamente malo sino, muchas veces, al contrario, ven como algunas personas les tienen cierta manía y la hacen ver de una manera manifiestamente mejorable.

No es comprensible que se actúe de tal forma contra la Iglesia católica. La misma no tiene nada que objetar a otras formas de pensar pero no ceja, por eso, de transmitir una doctrina que tiene como buena para el ser humano porque procede de Dios y, entonces, nada puede hacer distinto de eso. Y resulta triste que haya seres humanos que no se den cuenta de que se hace mucho bien cuando se reza el Santo Rosario y que la Iglesia católica ilumina la vida de quien cree en ella y que, en todo caso, la Conferencia Episcopal no obliga a nadie a pensar como pueda opinar la misma sino, en todo caso, a proponer lo que cree y en lo que cree.

No parece, pues, que la Iglesia católica haga daño alguno. En realidad, lo que daña el pensar de determinado tipo de personas es que no todo el mundo comulgue con ellas. Y se comportan entonces como una secta y quieren que tengamos las tragaderas suficientes como para aceptar lo que su gusto particular y mundano propone.

Y nosotros, los creyentes que nos consideramos hijos de Dios, tenemos que rezar por tales personas pero, sobre todo, no olvidar lo que somos no dejando olvidada toda agresión que, como las citadas arribas, se perpetra en contra de nuestra madre la Santa Iglesia católica. De otra forma no seremos buenos hijos.

No extrañe, por lo tanto que la plataforma en defensa de la liberad religiosa y el Congreso Mundial de Familias hayan presentado una denuncia contra los organizadores de la manifestación del pasado 20 de abril en la que se profirieron cosas como las arriba citadas. Y lo han hecho, por eso, contra la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL) y contra la asociación de vecinos Playa de Lavapiés como convocantes de la misma porque parece que dejar que todo el mundo piense libremente no es lo que, en realidad, defienden sino lo que todos sabemos.

Y, por cierto, cuando tales organizaciones lleven a cabo una labor social como la que lleva a cabo la Iglesia católica podremos hablar en igualdad de condiciones. Mientras tanto, harían mejor en pensar, alguna vez, lo que hacen.

Eleuterio Fernández Guzmán

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