Eppur si muove - ¿Se puede seguir siendo, así, católico?
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.
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Enlace a Libros y otros textos.
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Aunque es bien cierto que están más que gozosos en Religión Digital en (des)informar con la noticia que aquí traigo, no les echo en cara que así lo hagan porque, en verdad, se podrá encontrar en otros sitios y tampoco se puede pedir peras al olmo.
Pues bueno, el caso es que según se informa en RD “Una organización de mujeres católicas anuncia el nombramiento de sacerdotisas”. Y a mí esto me deja perplejo.
¡Qué alborozo y qué alegría! Están la mar de contentos en tal portal religioso tan dado a la tergiversación de la realidad católica y a la siembra de cizaña varia y diversa.
En realidad, en la misma frase no se pueden decir cosas como las que sirven para titular una noticia como la citada. Eso es, simplemente, imposible porque las cosas son como son y no como algunos querrían que fuesen.
El caso es que la Esposa de Cristo ha dicho más que suficiente al respecto, al menos, en dos documentos que son, a saber, la Declaración sobre la cuestión de la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial de título Inter insigniores de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (1976) y la Carta Ordinatio Sacerdotalis , del beato Juan Pablo II, relativa a la “ordenación sacerdotal reservada sólo a los hombres”.
Como es fácil de entender no vamos a traer aquí, vía copia y pega, los textos citados. Sin embargo, con dos apuntes debería ser más que suficiente para que se disipasen las dudas que, al parecer, algunos manifiestan y, sobre todo, para que, de una vez por todas, dejasen de incordiar al respecto del tema del imposible sacerdocio de las mujeres.
Por una parte, el primer documento dice, entre otras muchas cosas, que “Las mujeres que manifiestan el deseo de acceder al sacerdocio ministerial están ciertamente inspiradas por la voluntad de servir a Cristo y a la Iglesia. Y no es sorprendente que en un momento en que las mujeres toman conciencia de las discriminaciones de las que han sido objeto, algunas de ellas deseen el sacerdocio ministerial. Sin embargo no hay que olvidar que el sacerdocio no forma parte de los derechos de la persona, sino que depende del misterio de Cristo y de la Iglesia. El sacerdocio no puede convertirse en término de una promoción social. Ningún progreso puramente humano de la sociedad o de la persona puede de por sí abrir el acceso al mismo: se trata de cosas distintas.”
Por otra parte, el beato Juan Pablo II, daba por finiquitado el tema de la ordenación de mujeres diciendo que “Declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia. (Ordinatio Sacerdotalis, 4) ”
Por lo tanto, no puede ser considerado católico o, como es el caso, católica, una organización de mujeres que ordena otras mujeres al sacerdocio. No son, simplemente, católicas sino otra cosa. Pero católicas, no, nada de nada y ni por asomo.
Y eso, seguramente, duele a más de uno pero, como dijo aquel, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
Además, alguna de las mujeres falsamente ordenadas reconoce la verdad: “Algunos me llaman valiente, pero yo no me considero valiente, sino que simplemente estoy haciendo lo que he sido llamada a hacer” y, entonces, “He optado por la desobeciencia y he roto con esta ley injusta para cambiar la Iglesia“.
Pues eso… a otro sitio a vender tal moto.
Eleuterio Fernández Guzmán
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