Eppur si muove - ¿Se pueden reinterpretar las creencias?
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.
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En determinados temas hay personas que se empeñan en no enmendalla y pretenden sostenella a pesar de que se nota que lo que dicen no está, siquiera, ni de acuerdo con lo que se supone que creen.
Ya sabemos, por otra parte, que sostener una cosa y no enmendarla cuando habría que enmendarla y no sostenerla es muy propio de ciertos espíritus incapaces de mudar cuando hay equivocación. No dar su brazo a torcer y pretender torcer el del prójimo los caracteriza también.
Bueno. El caso es que la pregunta que da título al Eppur si muove de hoy dice lo que dice y, por supuesto, no se desdice de nada de lo que dice. Entonces, podemos preguntarnos si podemos, al respecto de nuestras creencias, reinterpretarlas.
Antes que nada tengo que decir que es una pena que el lenguaje sea como es y que, en determinados casos y circunstancias, no se avenga con según qué pretensiones. Y digo que es una pena porque, como dice el dicho, antes se coge a un mentiroso que a un cojo porque si la cojera se nota pronto, la mentira, a veces, canta más que alguien que lo haga en la ópera o en la zarzuela.
En fin…
El caso es que Juan Masiá, sacerdote jesuita (todavía) está escribiendo (en una serie de 8 artículos) sobre un tema con el que pretende dar solución, a lo mejor, a un pensamiento equivocado cuando no hereje y con el que cree justificar su situarse de forma tangente a la religión católica a la que dice, y le permiten, pertenecer. Lo hace como “resultado de las ponencias de la Escuela de Teología K. Rahner-H.U. Von Balthasar, organizada por la UIMP, sede de Santander, en agosto 2011”.
Como decía antes, antes se sabe si alguien miente o, en realidad, qué quiere decir, atendiendo a lo que manifiesta en lo que escribe.
A tal respecto, titula Masía tal que así: “Reavivar fe y reinterpretar creencias”. Así, a lo largo de unos extensos artículos está tratando de averiguar, cosa rara porque ya lo sabe, si lo que él (y otros muchos) hacen consiste, en realidad, no en tergiversar la fe que dicen tener sino, en todo caso, en reavivarla y reinterpretarla. Eso es lo mismo como tratar de disimular lo que mantiene haciendo como si nada o como si la cosa no fuera con él.
Vamos a ver.
En uno de los artículos escribe, por ejemplo, lo siguiente:
“La tercera propuesta es renunciar a la inmovilidad de una única formulación de la profesión de fe. Un ejemplo: el experimento realizado al final de su ponencia por Enrique Martínez Lozano, que parafrasea el credo para reescribirlo desde la apropiación personal y actual de su fe”
En concreto, tal artículo se titula “Reescribir el Credo” porque le debe parecer que no es de su gusto o que se podría, según el gusto personal de cada uno (como dice él mismo en el texto recogido arriba) y según la circunstancia de cada uno. ¡Qué ejemplo de fe tan profunda!
A esto, Juan Masiá, lo llama reavivar la fe y reinterpretarla. Sin embargo, como en la creencia se afirma o asiente con un principio o dogma religioso, resulta un poco extraño, cuando no imposible, hacer con lo que se asiente o con el dogma lo que a uno le venga en gana porque, de ser así, deja de ser creencia y deja de ser dogma y pasa a ser algo así como algo voluble que ahora vale y luego… ya veremos. Y eso es todo lo contrario a la fe que uno pueda echarse a la cara y es, exactamente, relativismo religioso.
Pues esto es un ejemplo, sólo uno, de los muchos que podrían ponerse y que Juan Masiá, seguramente con el asentimiento de muchos otros, propone como labor reavivante de la fe e interpretativa, a gusto de cada cual, de lo que se cree. Así, por ejemplo, si a uno le viene bien no creer en la Santísima Trinidad pues no cree y sigue siendo católico; si a uno es del gusto según el cual la Última Cena no fue lo que fue sino una reunión más de amigos… pues así lo plantea y punto; o si, por ejemplo, uno le parece requetebién que la muerte de Cristo no fue salvífica pues ¡hala!, que no lo sea y punto pelota.
En realidad, lo que pasa es que Juan Masiá tiene otra fe y no la católica. No vale la pena que le dé más vueltas pues lo único que consigue es marearse más de lo que ya está pero, en realidad, ni es posible reinterpretar las creencias ni posible es reavivar la fe si con eso se quiere que deje de ser como es para ser otra cosa muy distinta.
¿Es tan difícil entender eso?
Eleuterio Fernández Guzmán
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1 comentario
Cualquiera puede creer en lo que quiera, pero que eso le lleve a la verdad y al fundamento de su ser y su persona es otra historia.Está la libertad de la duda y de la búsqueda personal,pero es la suya,no es lo Universal de la Iglesia.
La investigación teológica digamos que es lógica, ya que busca explicitar mejor el misterio y ayuda a la mente humana, pero el fundadamento de lo dado nunca se puede cambiar, como no se puede cambiar,ni distorsionar la historia de cada hombre que es su propia vida,los datos que circundan al mensaje y a la persona divina de Jesús ayudan, pero sus palabras no pueden ser cambiadas con las de nuestra época, en todo caso las palabras de cada época cultural explican el misterio ayudando con imágenes,palabras, recursos, para hacerla más comprensible.pero no convertir lo accesorio en lo fundamental que es su persona divina, viviendo en la historia.Creemos en ÉL y vive por su Espiritu en la Iglesia y se nos da en los Sacramentos nuestra vida debe ser configurada con la de EL, eso nos hará libres y resucitados
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