¡Juan José Tamayo reprimido!

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Noticia de última hora

Al preso-libre de conciencia Juan José Tamayo se le permitió exponer su pensamiento en una conferencia en Cádiz (España). Fuertemente vigilado por las fuerzas represoras del Vaticano, fue grabado en vídeo y entregado el texto de la charla a la Comisión de Delitos Religiosos, organismo de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Una vez finalizada la conferencia, donde no se permitieron las preguntas por parte del público asistente, fue confinado en su celda a la espera de juicio.

Acudimos, para la redacción de tal texto a lo que dice al Diccionario de la Real Academia Española de la lengua acerca del vocablo “Dictadura”. Entre sus varias acepciones, dos dicen lo que sigue:

3. f. Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país.
4. f. Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente.

Por lo tanto, el régimen político o comportamiento dictatorial ha de consistir, precisamente, en algo de lo que dicen tales definiciones. Otra cosa no es una dictadura ni quien así se comporte un dictador. Y como hay ejemplos más que suficientes que demuestran que lo aquí dicho es cierto, no vale la pena abundar en los mismos.

Esto lo decimos porque Juan José Tamayo, a la sazón teólogo progre y miembro de una asociación que tomó como nombre, para su desgracia, el del beato Juan XXIII, ha emitido un juicio que, aun viniendo de él, es algo exagerado y, como se diría popularmente se ha pasado varios pueblos.

A la pregunta, hecha antes de conferenciar, sobre “¿Por qué a veces es tan blanda la iglesia católica con algunas dictaduras y se muestra implacable con prestigiosos teólogos?” respondió, ni corto ni perezoso, que “Esa es la pregunta que yo haría también. Es tan blanda con las dictaduras porque yo creo que ella funciona como una dictadura. La iglesia católica hoy está configurada como un estado, que no es un estado social de derecho, sino que es un estado autoritario, en el que el sumo pontífice detenta en su persona los tres poderes en plenitud, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, y por eso se comporta de manera tan tolerante y comprensiva con los regímenes autoritarios. Los comprende porque son de su misma naturaleza. Y es intolerante con los teólogos críticos, pero eso, de alguna manera, es la práctica de las dictaduras. Es lógico que no permita el pluralismo, la diversidad, la crítica, la heterodoxia en definitiva. Impide la libre opinión como cualquier dictadura”.

Entonces, como es lógico pensar, lo recogido arriba como noticia es pura invención porque, de otra forma, sí podríamos considerar que la Iglesia católica es una dictadura.

Es decir, que la Iglesia católica “funciona como una dictadura” y “es un estado autoritario”. Además “Impide la libre opinión como cualquier dictadura“. Y, según el autor de tales lindezas él pertenece a una Iglesia en la que se siente reprimido y no puede decir lo que piensa porque, entonces, las fuerzas policiales del Vaticano lo endiñan una somanta de palos espirituales que lo ponen mirando hacia la Meca.

Sin embargo, estamos tan seguros de que no le pasará nada como que después del sábado viene el domingo o después del lunes, el martes. Es una seguridad, además, que se afirma en lo que, hasta ahora, ha pasado porque han sido muchas ocasiones y veces en las que Juan José Tamayo ha despotricado en contra de la Iglesia a la que dice pertenecer (que no) y las mismas las que se ha ido de rositas. Ahora que se comprende que, como hace poco le ha pasado, no le han permitido largar por la boca sus lindezas en algún que otro sitio y eso le ha de haber hecho sentirse un perseguido espiritual o algo por el estilo. Pobrecito el hombre, qué mal lo tiene que estar pasando en un sistema donde no puede decir lo que piensa…

Ahora bien, si consideramos que también dijo que su gran sueño sería ver el final “del Papado y el Estado de la Ciudad del Vaticano” porque dice no tener, ni uno ni otro, origen divino, muchas cosas se entienden.

Pero, entonces, ¿qué podemos pensar de un teólogo católico que dice que Jesús, que creó la Iglesia luego llamada católica, no es divino?

Eso, que de católico tiene más bien poco y que hay una dictadura a la que sí le gusta pertenecer y que no es otra que la del relativismo, de la que es fiel seguidor, defensor y difusor.

Eleuterio Fernández Guzmán

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