Un viaje para el que no hacen falta alforjas

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A lo mejor alguien dormirá mejor esa noche.

A lo mejor es posible que alguien crea que, por fin, ha encontrado respuestas a sus cuitas.

A lo mejor alguno puede estar en la seguridad de que esto es lo que esperaba.

A lo mejor cabe la posibilidad de que alguna persona diga “¿Ves como era posible lo que ahora pasa?”.

A lo mejor quien tenga muy buena voluntad, pero muy, que muy buena, mire al mundo de otra forma.

A lo mejor el corazón de algún creyente católico se ha ensanchado con noticias como ésta.

A lo mejor quien quiera mirar de reojo le parece bueno lo que ve.

A lo mejor, en fin, las dudas de alguien se han disipado.

“Ana Pastor confirma que el PP derogará la actual ley del aborto si llega a gobernar”. Así informaba el pasado martes, 27 de septiembre, InfoCatólica. Y, claro, a lo mejor, más de uno respiró mejor.

Conviene, sin embargo, saber aquí a qué se juega y, sobre todo, a quién son capaces de tomar el pelo, la peluca o el peluquín.

Digo en el título que lo dicho por quien fuera Ministra de Sanidad con el otrora Presidente José María Aznar es poca cosa y, a lo mejor, se podrían haber estirado un poco más. Queda la cosa coja, manca y sin vista alguna de la realidad de las cosas.

Aquí se trata del aborto. Les parece, a los dirigentes del Partido Popular, que la actual legislación sobre la muerte del nasciturus, es “injusta e innecesaria”. Y tienen razón.

Sin embargo, ¿Qué pasa con la “Ley Orgánica 9/1985, de despenalización del aborto en determinados supuestos”? ¿Acaso era justa y necesaria?, porque con la misma se dieron al traste con miles de vidas de personas que podían haber visto la luz del día pero que la aprobación de los legisladores hizo imposible que tal hecho se produjera. Al parecer eso no importa porque deben creer que la sociedad ha asumido el aborto de tal forma que basta con decir que se deroga la actual ley como para que nadie se de cuenta de que, entonces, continuaría en vigor la anterior. De esa, sin embargo, nada dice ni Ana Pastor, ni el Partido Popular ni nadie que, en este caso, corresponda.

Por eso digo que esto es, dicho en castizo, poquico, pero poquico, poquico. Es más, esto es nada de nada porque para tal viaje no hacen falta más alforjas que las de la conveniencia y la oportunidad política.

Es más que posible que, a este respecto, se me diga que soy retrógrado pero qué quieren que les diga, la protección de la vida de quien tiene que nacer porque ha sido concebido vale la pena ser defendida.

Y quien quiera someterse a lo políticamente correcto ya sabe lo que tiene que hacer. A eso se le llama voto útil aunque es, ciertamente, bastante inútil para un creyente que no se deje dominar por el mundo y está a la conveniencia… de los demás.

Y eso que nada decimos del gaymonio (imposible matrimonio gay) en vigor, de Educación para la Ciudadanía, del ataque a los símbolos religiosos cristianos, etc., etc., etc., porque, de hacerlo, aún sería mucho lo poquito aquí traído. Entonces sería, exactamente, lo que es tal forma de actuar: falsa, mentirosa y vacía.

¿Qué, entonces? Pues que con su pan se lo coman.

Eleuterio Fernández Guzmán

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