En los altares - San Judas Tadeo
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Tanto en el evangelio de san Mateo (10, 3) como en el de san Marcos (3, 18) aparece la persona de Tadeo, entre los primeros doce discípulos, apóstoles de Jesús. Conocido, también, como el Judas que no traicionó a Jesús, que fuera el Iscariote.
Incluso en el Nuevo Testamento aparece una Epístola, catalogada como integrante de las denominadas “católicas” por tener un amplio círculo de destinatarios, atribuida a nuestro santo de la que dijo Benedicto XVI en la catequesis de 11 de octubre de 2006 al respecto de tal texto atribuido a Judas Tadeo que “La preocupación central de este escrito consiste en alertar a los cristianos de todos los que utilizan la gracia de Dios como pretexto para disculpar sus costumbres depravadas y para desviar a los hermanos con enseñanzas inaceptables, introduciendo divisiones dentro de la Iglesia bajo el empuje de sus sueños”.
Judas Tadeo tenía una relación muy especial con Jesucristo. Era primo suyo porque era sobrino nieto de san Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María y, por tanto, sobrino de la Madre de Cristo y de José, su padre putativo. Al igual que pasaba con Juan el Bautista, había personas del círculo más íntimo del Maestro que lo siguieron o, en el caso del hijo de Isabel y Zacarías, le precedieron en el mensaje de Dios. Por eso podemos dar por seguro que seguía a Jesús desde antes de que escogiera a los doce que serían sus apóstoles y que, por eso mismo, él se encontraba entre los elegidos por el Hijo para llevar su mensaje al mundo conocido.
Además, en la narración que hace san Juan de la Última Cena, pregunta Judas Tadeo (Jn 13, 22) a Jesús “Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?” (siendo, tal, una preocupación netamente católica, por universal) a lo que responde el Maestro (Jn 13, 23) que “Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él”.
Judas Tadeo predicó en Judea, Mesopotamia y, finalmente en Persia, junto a san Simón (hermano suyo como Santiago el Menor y José, citado en Mt 13, 55 e hijos, todos, de Cleófas, hermano de San José, y María) y ambos murieron, día que se toma para celebración de su día, un 28 de octubre, probablemente a manos de unos perseguidores que serraron el cuerpo de Simón por la mitad y a Judas cortaron la cabeza con un hacha que es la causa de que en algunas imágenes Simón aparezca con una sierra en las manos y Judas Tadeo con un hacha.
Los cuerpos de los dos Apóstoles fueron venerados en Babilonia durante un tiempo y sus reliquias trasladadas a Roma donde fueron colocadas a los pies de un altar dedicado a los dos Santos.
Seguramente, como es más conocido es como patrón de las causas imposibles y de aquí la siguiente oración:
“Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, aclamado por los fieles con el dulce título de Abogado de los casos desesperados, hazme sentir tu poderosa intercesión aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro. Por el estrecho parentesco que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, por la privaciones y fatigas que por El sufriste, por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, obtenme del Dios de las misericordias y de su Madre Santísima la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, Padre mío bondadosísimo, seguro que me la obtendrás siempre que convenga a la gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.
Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. (Repetir 3 veces)
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.”
Eleuterio Fernández Guzmán
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5 comentarios
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EFG
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