La Palabra del Domingo - 4 de septiembre de 2011 - Corregir, aprender, fructificar

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Mt 18, 15-20. Si te hace caso, has salvado a tu hermano.15

«Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.16 Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que = todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. = 17 Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. 18 «Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.19 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

COMENTARIO

Corregir, aprender, fructificar

Perdonar y recuperar a quien se ha perdido y se ha alejado de la fe. Tal es el mensaje que momentos antes y momentos después del texto de hoy se deduce. Y todo eso intercediendo, a través de la oración, por quien se ha perdido o alejado de la fe.

Los versículos inmediatamente anteriores a los de hoy dicen (Mt 18, 12-14):

“¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las 99 no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños.”

Los versículos inmediatamente posteriores a los de hoy dicen (Mt 18, 21-22):

“Pedro se acercó entonces y le dijo: ‘Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga m hermano? ¿Hasta siete veces?’ Dícele Jesús: ‘No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.’”

Ahora, quizá, se entienda mejor el contexto de lo que dice el evangelista Mateo en el texto de hoy (Mt 18, 15-20).

Aquí son importantes muchas cosas.

Corregir

Es bien cierto que muchas veces nos equivocamos en la vida. En materia de aplicación de nuestras creencias a lo que es nuestro comportamiento ordinario… más se setenta veces siete, como dice, aquí mismo, Jesucristo.

Entonces, cabe la intervención del hermano en la fe que trata de que volvamos a coger el camino recto que nos lleva al definitivo Reino de Dios. La corrección fraterna es, por eso mismo, un tratar de enmendar lo mal hecho y, sobre todo, algo que se hace desde la filiación divina y la hermandad que nos une como hijos de Dios.

Atar y desatar

El poder de hacer lo que se entiende conveniente para el bien de la comunidad cristiana, aquí católica, le fue entregado a los Apóstoles. Por eso asegura Jesucristo que pueden estar más que seguros que lo que aten quedará atado y lo que desaten quedará desatado. Actuaron, entonces, y actúan, ahora, los sucesores de los Apóstoles con la tranquilidad que da sentirse respaldados por Dios mismo. Por eso mismo Jesucristo les autoriza a expulsar de la comunidad cristiana a quien, después de haber sido advertido y corregido no ha optado por continuar cumpliendo la Ley de Dios.

Orar

Pedir, demandar algo a Dios, ha de ser voluntad expresa de quien así lo hace. Pero si se hace en comunión resulta más efectivo porque hacer actuar así supone y expresa una voluntad misericordiosa hacia el prójimo. Eso, como dice Cristo, no puede ser desoído por Dios sino, al contrario, escuchado por el Padre.

Presencia de Cristo

Como dejó dicho el Mesías estaría siempre con nosotros hasta el final de los tiempos. Él está presente pero su presencia se hace real cuando, al menos dos creyentes se reúnen en su nombre para, por ejemplo, pedir por el bien del prójimo y por la segunda venida de Cristo.

Pero es el, digamos, “ambiente” de perdón, de misericordia hacia los demás el que impera en todos estos textos: buscar a quien se pierde, corregir a quien se desvía y orar para conseguirlo es la voluntad expresa de Dios traída a nosotros a través de su Hijo Jesucristo.

Y así se obtiene un fruto gozoso del amor de Dios en nosotros.

PRECES

Por todos aquellos que no quieren seguir la corrección fraterna.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no estiman buena la comunidad cristiana.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a aceptar la corrección fraterna cuando así nos corresponda hacer.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

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