S. José, padre de Cristo
En san José concurren muchas circunstancias que lo hacen especial. El trabajo que llevó a cabo a lo largo de su vida y que tanto significaría para Jesucristo, la fe que mantuvo, la fidelidad a Dios que supo cultivar a pesar de las circunstancias adversas por las que pasa su vida, la entrega a María y a Jesús… son aspectos que demuestran que aquel carpintero era de buena madera.
Y José, de la familia de David, también era padre. Adoptivo, pero, al fin y al cabo, padre.
Fue elegido por Dios para llevar a cabo una labor muy importante en la vida de una persona: transmitir unos conocimientos (basándose en la importancia de la laboriosidad en la vida de una persona), ser amoroso con la descendencia, tener en cuenta al hijo según qué clase de persona sea; ser, en definitiva, padre que cuida a quien Dios le ha dado.
Como padre cumplió la misión que le había encargado el Ángel del Señor. Así, por ejemplo, lo llevó a Jerusalén para la purificación (Lc 2, 22) o huyó con él, y María, a Egipto cuando se le avisó de que así lo hiciera o se estableció, tras tal episodio, en Nazaret o, también, llevo a Jesús cada año a la Ciudad Santa cada año para celebrar la pascua.
José tuvo que mantener una relación con Jesús como la de cualquier padre de la época con un oficio bien determinado. Tuvo que instruir a Jesús en muchas cosas, enseñarle a trabajar en la carpintería y, seguramente, también tuvo que corregirle sin por ello desconocer quién, en realidad, era aquel niño que crecía “en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2, 52) tras haber manifestado su verdadera filiación cuando, por decirlo así, se “perdió” (para encontrarse) en el Templo a la edad de 12 años.
Además san José fue custodio. Por eso guardó con cuidado y vigilancia a Jesús y ejerció de tal hasta que subió a la Casa del Padre, seguramente antes de que su hijo adoptivo diera comienzo, con su bautismo en el Jordán, a su vida pública y manifestara, con sus hechos, lo que aprendió de su padre José.
A este respecto, san Alfonso María de Ligorio nos dice “¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?” pues al igual que Jesús tuvo que aprender mucho de su padre adoptivo también José hizo lo propio de aquel niño que se le entregó.
Y ahora, para terminar, de las letanías a san José tomo lo siguiente:
Descendiente ilustre de David.
Lumbrera de los Patriarcas.
Esposo de la Madre de Dios.
Custodio purísimo de la Virgen.
Padre defensor del Hijo de Dios.
Solícito defensor de Cristo.
Jefe de la Sagrada Familia.
José justísimo.
José castísimo.
José prudentísimo.
José fortísimo.
José obedientísimo.
José fidelísimo.
Espejo de paciencia.
Amante de la pobreza.
Modelo de obreros y artesanos.
Gloria de la vida doméstica.
Custodio de Vírgenes.
Amparo de las familias.
Consuelo de los menesterosos.
Esperanza de los enfermos.
Patrono de los moribundos.
Protector de la santa Iglesia.
Padre de nuestra Familia.
Son, éstas, características que bien definen a quien, ante la turbación que le produjo el embarazo de María sin saber cómo, se manifestó fiel a la voluntad de Dios y supo ser padre, modelo, consuelo, patrono…
S. José, Padre de Jesús, ruega por nosotros.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Para el Evangelio de cada día.
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7 comentarios
Unas monjas cuidaban de un asilo de ancianos y una de ellas, queriendo complementar la dieta de los ancianitos, quería darles una cerveza durante la comida, pero no había fondos para ello. Sin perder la fé, puso una botella de cerveza frente a la estatua de San José en el altarcillo del asilo. Un buen día el obispo diocesano visitó el asilo y notando la cerveza, preguntó por ello y la buena religiosa le explicó la petición. Salió de allí el obispo riéndose de la ocurrencia (ha de haber sido modernista) y de repente, se encontró con un conocido, que le preguntó el motivo de su hilaridad. Habiéndolo hecho el monseñor, aquél hombre le contestó que no estaba bien reírse del padre de Nuestro Señor y que él, siendo el gerente de una cervecera, iba a ayudar a San José y se iba a hacer cargo de las cervezas de los ancianitos de allí en delante. De que es milagroso, es milagroso.
Y gracias por la letanía de San José. Me parece buena idea agregarla a la Novena a San José, Un saludo, como siempre.
Recemos ,para que los Padres de familias, procuren con todo cuidado , enseñar a sus hijos,la Doctrina Cristinana, y el temor Santo de DIOS, PORQUE EN ESTOS PADRES CONSISTE MUCHO LA RUINA Ó LA REFORMACIÓN DEL MUNDO.
Son muchos los Padres, que se condenan por el "DESCUIDO " que tienen en el Cumplimiento de sus Obligaciones , Como nos dice el Apotólico Varón San Vicente Ferrer.
El más feliz entre Esposos,
la Esperanza en vos ponemos,
Y humildes os ofrecemos
Estos Dolores y Gozos
Devoción al PATRIARCA SAN JOSÉ
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