La palabra del Domingo - 23 de enero de 2011 - Convertirse y creer
Mt 4, 12-23. Se estableció en Cafarnaún. Así se cumplió lo que había dicho Isaías.
12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. 13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; 14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: 15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! 16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: ‘Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.’
18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, 19 y les dice: ‘Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.’20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. 21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. 22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
COMENTARIO
Convertirse y creer
La regla matemática dice que, en determinadas operaciones, el orden de los factores no altera el producto. Por eso el resultado de multiplicar, por ejemplo, 4 por 5 es el mismo que hacerlo 5 por 4.
En el reino de Dios y con su Ley, sin embargo, no pasa lo mismo. Como suele suceder, el Creador nos sorprende con una lógica que, claro, no es la nuestra.
Ejemplo de esto tenemos cuando sabemos que mientras que en el mundo, también llamado siglo, la confesión de lo mal hecho acarrea la imposición de una pena, en el reino de Dios lleva aparejada el perdón. Y esto muestra, en efecto, dos realidades muy distintas.
Algo parecido pasa con el mismo hecho de creer.
En otra ocasión ya dice Jesús “Convertíos y creed en el Evangelio”. Ahora dice “Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado”.
Aquí sí que hay alteración del resultado si cambiamos los factores de esta especial cuenta espiritual.
Así, primero se nos pide la conversión y luego, la creencia en el Evangelio y no al revés.
Vemos, por lo tanto, que cambiar el corazón (de uno de piedra a uno de carne) es fundamental para considerarse discípulo de Jesucristo. Luego se creerá, se pondrá la confianza en el Evangelio pero lo primero es venir a ser un hombre nuevo.
Actuar así no era, digamos, voluntad exclusiva de Jesús, aunque también, sino que venía a cumplir la que lo era de Dios cuando, como recoge el profeta Ezequiel (11, 19-20) escribe que dijo el Creador “yo les daré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios.”
Por tanto, convertirse era, es, lo básico, lo esencial, lo primero que debe hacer quien pretenda considerarse discípulo de Jesús e hijo de Dios.
Y así recorrió Jesús aquella tierra para llamar a sus primeros discípulos los apóstoles. Lo dejaron todo porque cambiaron su corazón antes, siquiera de conocer lo que luego haría y, así, el Evangelio, la Buena Noticia que aún no conocían porque aún no habían andado con aquel hombre que los llamaba para ser pescadores de hombres.
La vida pública de Jesús conllevó el cumplimiento de todo lo que había sido escrito en las Sagradas Escrituras antes de salir al mundo. Por eso se cumplió lo que había dicho Isaías al ir a la tierra de Zabulón y de Neftalí y por eso, precisamente por eso, pedía la conversión del corazón.
Y es que a Dios nadie le gana en ser fiel a lo dicho.
PRECES
Por todos aquellos que no tienen intención de cambiar su corazón de piedra.
Roguemos al Señor.
Por todos aquellos que no aceptan el cumplimiento de la Palabra de Dios.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a endereza el camino errado que podamos llevar en nuestra vida y a cambiar nuestro corazón por uno de carne misericordioso.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Para el Evangelio de cada día.
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7 comentarios
VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE SOMOS TODOS. Naturaleza dual divino y humana tenemos todos.
No esta lejos el Reino de Dios...
Pues seguimos esperando ese mismo Reino.
Sólo por Jesús y Sus méritos podemos implorar misericordia a Dios Padre. Sólo por Él, el Único por Quien se vive.
¡QUIEN COMO DIOS!
¡Y Venga a nosotros Tu Reino!
AMÉN
Gracias Eleuterio por su fiel cita en su Blog.
Y pienso que usted se aleja del propio Jesus cuando el dijo: SED PERFECTOS COMO EL PADRE CELESTIAL ES PERFECTO. El hombre bien puede ser tan perfecto como Dios.
El "orgullo" no es parecerse a Dios, al reves, el orgullo es no querer conocerse a uno mismo.
La ruina personal viene por "escaparse" de uno mismo y de tener miedo de descubrir nuestra perfecta humanidad.
Déjese de referencias sexuales en su lenguaje si es que quiere que le conteste alguna otra vez. Si continúa en esta línea tenga usted por seguro que ignoraré por completo cualquier comentario suyo al leer su nick en los foros, lo mismo que que hago con otros comentaristas especialmente ofensivos y provocativos sino agresivos también.
A mi no me importa si es usted panteísta o lo que le parezca pero es un poco ridículo que se dedique a decir sandeces como las que dice en este ágora católica admirable en la que los seguidores de Cristo tratamos de adelantar en nuestra Fe y coherencia.
Por lo que aprecio usted es panteísta y su religiosidad sin dogmas no tiene nada que ver con el cristianismo católico. Jesús no era budista ¿sabe?, no se autodivinizó, no ascendió -como dirían ustedes-. Su Perfección le viene desde la Eternidad pues antes que el Cielo y la Tierra, Él ya ERA. Y sepa usted que nadie le arrebató la vida sino que se entregó como cordero al matadero por Su voluntad libérrima. Y lo hizo por usted y por mí, aunque le ofenda o humille en su corazón orgulloso.
Y respecto de la escalera para ser Perfectos como Él o como Su Padre, que eran UNO, de entrada nos regaló en primera fase de la Redención los Sacramentos, que son unos Talentos divinos que administra únicamente Su Iglesia. Y en su Segunda Venida vendrá a juzgar a todas las naciones y pueblos según el uso que le dieron a tales talentos. Y con total seguridad que ese juicio será mucho más severo conmigo que con usted, que no pertenece a la Comunión Eclesial. Pues sépalo usted que es muy probable que usted y yo seamos cohetáneos de este acontecimiento histórico, que es la culminación de la Redención y la Venida del Reinado de Cristo en este mundo como lo es ya en el Cielo.
Mire Carlo, me parece una lástima que desaproveche la oportunidad de hablar con los demás en este foro, lo cual será fácil si continúa en su línea ofensiva en sus introducciones. Sinceramente, creo que un buen argumento no los necesita.
Y le deseo que salga de su YO "perfecto" e inmanente y se meta más en la piel de los demás hasta amarlos como Jesús lo hizo.
No hay otro camino para ser perfecto como el Padre Celestial es Perfecto que hacerse pan para los demás.
La felicidad consiste en dejarse sorprender...y usted tiene un panico tremendo en dejarse sorprender.
Su interes por destruirme, no lo entiendo. Se trata de sumar no de restar.
¿Por qué me dice que quiero destruirle hombre de Dios?
¡Cómo voy a tener pánico a dejarme sorprender! Mire, después de la resaca es cuando uno puede juzgar con más ecuanimidad las consecuencias de una juerga. Yo no estoy en campaña política y hablo frívolamente para tener amigos fáciles. Esto no es un juego para mí. Y Cristo tampoco hizo nunca campaña política, de hecho sus exigencias asustaron a los apóstoles. Claro que todavía no había venido el Espíritu Santo, pero el hecho es que la Puerta del Cielo es estrecha.
Aquí se trata de hablar de la Verdad y en conciencia, que consiste en hablar del uso de la Libertad y sus consecuencias ¿no? Cristo se vendió caro. El Cielo es muy caro. Carísimo. Tanto que sólo con el "vale" de los Sacramentos se puede entrar en Él. Pero a los que no créen en el Cielo pues qué más les da que nosotros hablemos de él y de los demás novísimos.
Eso sí, Dios -el Único y Revelado- tiene vías extraordinarias en las que puede tumbar al corazón más frío y alejado de Él y sentarlo a Su lado en la mesa. Como sucedió con San Pablo y miles de conversiones inexplicables.
Pero no podemos presuponer que eso ocurrirá en nuestras vidas licenciosas. Hoy día no es hace 2.000 años. Hoy la culpa del hombre es mucho mayor.
Lo pasaremos mal. Y seguramente Carlo, yo lo pasaré peor que usted pues aquí le saluda un pobre diablo.
¡Qué se crée que soy! ¿Un santo? Nada más lejos.
Sólo Dios es Santo.
Vaya, no me imaginé encontrarme con semejante discusión en los comentarios. Pero, yo por mi parte me abstengo de entrar en ellos. Prefiero leer a gusto la homilía.
Saludos
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