Celibato a la carta

La Iglesia católica por ser, precisamente, universal, se ve afectada por lo que se pueda decir o escribir por según qué personas. Es decir, aquí no existe un criterio de territorialidad sino más bien de externalidad o, mejor dicho, que lo que se dice afecta a todo el cuerpo de Cristo independientemente del lugar donde se diga, escriba o difunda.

Muchas veces he tenido que repetir una expresión más que conocida y que apunta a que, en determinados casos, por más que se predique sobre algo de nada parece servir.

“Lo que no puede ser, no puede ser y, además es imposible” muestra que a veces, por mucho que se diga, escriba o legisle, siempre habrá personas que no acaben de comprender lo obvio.

Bélgica no es, precisamente, un caso en el que la Iglesia católica lo esté pasando bien. Los casos de pederastia que están saliendo a la superficie la están dejando malparada y en mala situación.

Lo que no se puede hacer, a mi humilde entender, es alinearse con aquellos que quieren hacer, de la Iglesia católica, otra cosa bien distinta a lo que hoy es y que no responde a su capricho sino a una misión que Jesucristo le encomendó.

Decía que en Bélgica se están cebando con la Esposa de Cristo.

Hay personas que, de forma equivocada, están sembrando la especie según la cual los casos de pederastia son debidos, más que nada, al hecho de que el celibato sacerdotal no permite que los sacerdotes, lógicamente, contraigan matrimonio.

Esto, dicho así, supone distraer al personal con algo que no tiene relación alguna porque no se ha demostrado que la persona que contrae matrimonio esté vacunada contra el delito de pederastia. Eso es algo que sólo se puede sostener cuando se quieren confundir churras con merinas y si, de paso, se embauca a más de uno, pues mejor que mejor.

Pues ha tenido que venir el nuevo obispo de Brujas (Bélgica), Jozef De Kesel a darle de comer al monstruo de la tergiversación. Como parece que el buen señor no tenía nada mejor que decir sólo se le ha ocurrido esto: “Pienso que la Iglesia debe preguntarse si conviene conservar el carácter obligatorio del celibato”.

Puede que, a lo mejor, me equivoque y no se trate de dar una supuesta solución al problema de la pederastia pero, en tal caso, sería conveniente que el nuevo obispo de Brujas fuera más concreto cuando es capaz de sostener, en contra de la doctrina y del Magisterio que sobre el celibato sacerdotal está en vigor en la Iglesia católica, lo que sostiene.

Además, cuando concurren las palabras pederastia-Bélgica-celibato sacerdotal todo suena más que mal.

Pero bueno, pensemos que no se refiere a eso.

“Se podría decir que hay curas célibes pero también hay personas para las que el celibato es humanamente imposible de respetar, y que también deberían tener la oportunidad de convertirse en sacerdotes“, ha dicho.

Celibato, pues, a la carta, según el gusto de cada cual.

Pues la cosa resulta bastante sencilla: si una persona no es capaz de respetar el celibato sacerdotal tiene que saber que no puede ser sacerdote. Eso parece fácil de entender.

Pero, por otra parte, parece que habla de una forma algo rara porque dice “Se podría decir que hay curas célibes”. ¡Cómo se podría decir! Los curas, por lo general, salvo excepcionales casos, son célibes. No es, por lo tanto, un caso excepcional que el sacerdote sea célibe sino al contrario.

Sin embargo, en algo sí tiene razón: “La discusión sobre el celibato podría tener consecuencias más rápidas que la del acceso de las mujeres al sacerdocio“.

Efectivamente, eso es bien cierto porque, por ejemplo, podría sembrar cizaña en el seno de la Iglesia católica tal discusión.

Pero eso, que lo diga un obispo de la misma Iglesia resulta un poco preocupante.

Pero, al menos, nos pone sobre aviso de con quién tratamos y a quien alguien, de gran relevancia, llamó “humo de Satanás“.

Eleuterio Fernández Guzmán

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