Eurabia: no se puede negar que dicen lo que piensan

Se quiera decir lo que se quiera decir al respecto, el caso es que la realidad es la que es y no se puede falsear para disimular o mirar para otro lado.

La cosa, el asunto, el caso de la situación de lo musulmán en Europa está que arde. No podemos decir otra cosa y no debemos decir otra cosa.

Y si a alguien se le ha ocurrido, que sí, hacer como si no pasara nada y favorecer todo lo musulmán en la vieja Europa ya se encargan los seguidores de Mahoma de poner los puntos sobre todas las letras que sean necesarias.

Tuvo que ser ante un grupo de 500 mujeres (tratadas a patadas por el islamismo, por cierto) ante el que Muamar el Gadafi describiera las bondades de su religión. Eso es como si Hitler, ante un grupo de 500 judíos, les perorara sobre lo bueno que era su régimen asesino. Exactamente igual.

Allí dijo unas lindezas a tener en cuenta por todas aquellas personas que amen la tierra que pisan y no quieran volver, por ejemplo, unos siglos atrás que son, precisamente, los que pisotearon los pies de los seguidores de Mahoma.

Por ejemplo, que el islam “debería ser la religión de toda Europa” que es lo que le debe gustar a un musulmán tan poco presentable como el dizque dirigente que padece Libia.

Pero no sólo eso sino que ha dado pruebas de una perspicacia muy común entre los que se ven venir las cosas. Lo digo porque también ha dicho lo siguiente: “El primer paso para la islamización de Europa será la entrada de Turquía en la Unión Europea”.

Pues ya deberían saber, los que tienen que saberlo, qué es lo que hay que hacer y qué es lo que no porque eso es totalmente cierto.

Con todo esto venimos a decir que en lo tocante a su fe y a su religión pero, sobre todo, a la imposición que quieren para los demás que preferimos verla lejos, bien lejos, lo tienen todo muy claro y no se callan, para nada, lo que al respecto piensan.

Fue la escritora italiana, ya fallecida, Oriana Fallaci la que acuñó un término para definir y delimitar lo que será Europa en caso de que no abra los ojos a tiempo. Lo llamó “Eurabia” que es un término en el que fácilmente se identifica lo que se quiere decir con él.

Es, tal término, la manifestación de un porvenir negro, negrísimo, nigérrimo, en el que muchos de los que ahora protegen cuando no promueven el islam y todo lo políticamente correcto relacionado con él, llorarán lo que con poca cabeza permiten en estos días y años.

Quieren que Europa sea islámica. Eso supondría, además, un peligro para el resto del mundo civilizado (porque Europa, o sea, Eurabia, dejaría de serlo) y, en general, la apertura de una gran noche en la historia de la humanidad.

Pero ellos saben lo que quieren y, sin cortarse un pelo lo dicen a sabiendas de no ser reprendidos por casi nadie.

Digo por casi nadie porque, en esta ocasión, ha habido alguna respuesta por un representante de la Iglesia católica.

Ha sido el secretario de la Congregación para la Evangelización de los pueblos, Monseñor Robert Sarah, que ha dicho que lo dicho por Gadafi se trata de una “provocación” y, además, de una “falta de respeto hacia el Papa e Italia, país mayoristamente católico”.

¡Pues bastante le importa al dizque mandatario libio quedar bien o provocar! Es, sólo, la manifestación de una creencia que, sin rubor, defiende y difunde.

Ahora que nadie diga que el que avisa no es traidor. Será muchas otras cosas, pero traidor, no.

Eleuterio Fernández Guzmán

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