Células durmientes católicas

Se suele hablar de “células durmientes” y referirse a grupos de musulmanes radicales que permanecen en el anonimato hasta que se les requiere para que “despierten” y cometan algún que otro atropello a la vida humana.

Algo parecido, pero en bueno y malo, pasa con los cristianos, aquí católicos: en bueno porque no se trata de estar ocultos para salir a matar y en malo porque supone, tal actitud, una forma de malversar nuestra fe.

Así, los cristianos, los católicos, somos células de las que se compone el tejido de la Iglesia, institución creada por el Mesías y entregada a Pedro para que la gobernara y, entregara, con el paso de los siglos, las llaves, de forma sucesiva, a Benedicto XVI, el Santo Padre.

Como tales células damos vida al tejido que, tras el paso del tiempo, ha dado en ser la imagen de Dios en el mundo. Por más errores que se hayan cometido por parte de las personas que, como seres humanos, han dado en llevar a la Esposa de Cristo hasta la situación en la que se encuentra hoy día, lo bien cierto es que aquel manojo de llaves que Jesús entregó a quien lo negara sigue siendo válido. Abre nuestro corazón, lo llena de la Palabra de Dios y, por así decirlo, lo conforma según la voluntad del Padre.

Por eso, a veces, resulta necesario preguntarse cómo es posible que los que hemos de dar forma, de conformar, el sí a Dios, el sí a Cristo, el sí al Espíritu, permanezcamos en estado de letargo, cual embrión que espera que llegue el día de salir al mundo, cuando nosotros somos herederos del Reino más importante que en el mundo ha sido: el Reino de Dios que Jesucristo ya anunció y trajo, siendo Él, siendo Hijo, siendo Padre y Espíritu.

Podemos preguntarnos, por lo dicho antes, cuál es, si hay, la razón por la cual permanecemos callados, como si la cosa no fuera con nosotros, cuando se zahiere a la Iglesia, cuando se insulta a Cristo, cuando se minusvaloran unas creencias que, venidas de Dios, sabemos que no son mejorables y no lo serán; podemos hacernos esa pregunta que, a veces, resulta tan incómoda: ¿En verdad, nos sentimos hijos de Dios?

Sobreponerse a la primera impresión que puede producir esa inquisición por la dificultad que, en ocasiones, supone ese verdadero hecho divino y humano, ha de valer la pena, necesaria, manifestar qué es eso de ser “hijos de Dios”, tener esa filiación de divina.

En el Mensaje de Benedicto XVI para la Navidad de 2006 dijo el Santo Padre que a quienes acogen la venida de Cristo al mundo “les ofrece la oportunidad de ver la gloria divina y de compartir la alegría del Amor, que en Belén se ha hecho carne por nosotros”.

Por tanto, ser hijos de Dios, reconocer que lo somos, supone, en primer lugar, ser capaces (nos da esa capacidad si es que queremos hacerla efectiva) de entender lo que supone eso y, también, a que no permanezca eso en nuestros corazones. “Compartir”, dice el Papa. Y compartir supone, eso mismo, ver, saber que nuestro Padre, el Padrenuestro repetido y sentido, el que nos creó, no puede querer que lo ignoremos en nuestro corazón pero tampoco de cara a los demás. Por eso dijo Cristo “yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres” (Mt 10, 33).

Sin embargo, inmediatamente antes dice Jesús queAl que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo” (Mt 10, 32)

Ese reconocimiento, instrumento esencial para el católico, es el que nos ha de impeler a dejar nuestro estado de separación del mundo, de ausencia de él; de, en fin, estar como esperando no se sabe qué para reaccionar. No ser de este mundo no quiere decir no hacer nada sino, precisamente, no dejarse llevar por él lo que, propiamente es acción y no sometimiento.

¡Somos hijos de Dios! Por eso mismo, ni podemos esconderlo ni nos está permitido hacer tal cosa. Pero hemos de ser conscientes de lo que eso significa.

Cabe, por lo tanto, despertar.

Bien dice San Josemaría queCuando emprendemos el camino real de seguir a Cristo, de portarnos como hijos de Dios, no se nos oculta lo que nos aguarda: la Santa Cruz, que hemos de contemplar como el punto central donde se apoya nuestra esperanza de unirnos al Señor” (Amigos de Dios, 212)

Sabemos, por eso mismo, que el sufrimiento, el cargar con nuestra cruz (“El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío”, dice el Maestro y recoge Lucas en su Evangelio, concretamente en 14, 27) es una realidad de la que no podemos, ni debemos, querer librarnos. Otra cosa sería permanecer callados, ausentes de la realidad, como si nada fuera con nosotros.

Por eso no podemos ser células durmientes.

No podemos serlo porque el permanecer dormidos, sin reconocer que conviene estar bien despiertos (aunque sólo sea porque no sabemos “qué día vendrá vuestro Señor”, recoge Mateo en 24, 42) supone no permitir, en primer lugar, que nuestro corazón ofrezca al mundo los dones y carismas que recibimos de Dios; y, en segundo lugar, porque, ciertamente, es traicionar el mandato del Padre al hombre mismo. Ese “someter la tierra” del Génesis (Gn 1, 28) no es, sino, una obligación a dar testimonio del Creador y de nosotros, su semejanza.

Testimoniar es, pues, en todo momento, hacer frente a las asechanzas que, contra Dios, contra Cristo, contra la Iglesia, contra la doctrina, contra nuestra creencia, contra, en fin, nuestra fe, puedan idearse, manifestarse o llevarse a cabo.

De otra forma bien se podrá argumentar, en el tribunal de Dios, en contra nuestra, con cierta facilidad, y nuestro Ángel Custodio va a tener que darle muchas vueltas a su pensamiento para sacarnos de esa difícil situación porque seguramente ya nos habrá avisado, a tiempo, de lo que teníamos que hacer.

Y es que el que avisa no es, aquí menos, traidor. Eso seguro.

Eleuterio Fernández Guzmán

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:


Y, si puedes, da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).

5 comentarios

  
Eleuterio
COMENTARIOS, EN ORDEN DE APARICIÓN, AL ARTÍCULO “CELULAS DURMIENTES CATÓLICAS” PUBLICADO, POR ERROR, AYER MARTES, 31 DE JULIO


10: 58

Martin Ellingham


¡Hombre de palabra! Y de buena memoria. Felicitaciones.


11:32

José Ángel Antonio

Ya existen las células católicas, y con aprobación vaticana: son muy eficaces para evangelizar y para parroquias; quien no las usa… ¿será porque tiene algo mejor?


Reconocimiento vaticano a las Células Parroquiales de Evangelización:


http://www.zenit.org/article-31352?l=spanish


Lo explican así:


El párroco debe infundir en el espíritu de sus parroquianos este deseo de evangelización que forma parte de nuestra gracia bautismal.


Invitará a cada parroquiano a formar parte de una pequeña fraternidad. La llamará célula. ¿Por qué? Porque las células de un cuerpo que crece, se hacen complejas, se mutliplican y permiten el crecimiento del cuerpo. Por tanto los invitará a constituir células de una decena de personas.


Formará a los líderes que formarán a sus co-líderes. (2 Timoteo 2,2)


Cada parroquiano será llamado a servir a la gente de su entorno. Esto se llama en término técnico el oïkos, es decir la gente que está en nuestro entorno, parientes, amigos, colegas de trabajo. Asumirá respecto a ellos la actitud de servicio que Jesús tuvo para lavar los pies a sus discípulos. Les invitará a venir a la célula y cuando esta sea muy grande, se multiplicará.


El cuerpo de la parroquia puede crecer y llegar a los no practicantes. Porque las células están hechas verdaderamente por los no practicantes, por aquellos que están lejos de la Iglesia. Es un método muy simple.


¿Cómo puede ayudar este método a despertar a las parroquias, a llenar las iglesias?. “Devolviendo una conciencia misionera a cada parroquiano –afirma el padre Adrien–. Es lo previo. Esto no es muy difícil porque hoy los cristianos sienten que hace falta despertarse y evangelizar, si no serán otros los que tocarán a quienes buscan un sentido a su vida. Cuando un párroco se moviliza verdaderamente, los parroquianos le siguen con gusto".


El padre Adrien constató con sorpresa, cuando era párroco en Sanary-sur-Mer en Francia, “que la gente venía más, empezaba a volver a la Iglesia, y la iglesia se llenaba. Tenía un número creciente de participantes en la misa cada semana.


11:47

alejandro


Este letargo es el fruto de no haberse predicado el Evangelio al completo.(Pecado de Omisión).

Y de acuerdo que no sabemos cuando vuelve el Señor, pero antes habrá una apostasía general, que ya estamos viviendo. Seguidamente el anticristo se sentará en el trono sagrado como dijo nuestra Madre en La Salette, comenzando la gran persecución de creyentes, a la que pondrá fin nuestro Señor con su regreso. (Parusía). Este gran acontecimiento cogerá a la mayoría en fuera de juego. ¿Encontraré Fe en la tierra cuando vuelva?


12:20

Vicente


es lo que necesitamos los católicos en este momento histórico: DESPERTAR y no tener miedo de vivir nuestra fe y de dar testimonio de ella.
01/09/10 12:10 AM
  
SEMPER Fidelis
El catecismo es muy claro en sus enseñanzas. Lo sigue el que quiera. Ir a la Santa Misa todos los domingos, confesarse frecuentemente, comulgar, rezar el Santo Rosario, guardar la cuaresma, rezar novenas, honrar a nuestros difuntos y apoyar en todo a la Iglesia. Todavía estamos hurgando entre los escombros del choque de trenes doctrinal entre el ecumenismo mal entendido y peor aplicado y encontrando joyas que se creían perdidas para siempre, como la Misa Tridentina. El Santo Padre se echó sólo contra el mundo, causando la desazón y la rabia de propios y extraños. Hans Kung no deja ni un sólo día de atacarnos. Pero esto es sólo un tímido inicio. Yo no sé quien sea el próximo pontífice. Pero los laicos y sacerdotes afines debemos de ir velando armas para defender los logros de SS Benedicto XVI. Que no nos vuelvan a proscribir lo que el Soberano Pontífice y el Espíritu Santo nos han dado en gracia. DESPERTAD, CATOLICOS!! VIVA CRISTO REY Y MARIA SANTISIMA!


---
EFG


Dios así lo quiera.
01/09/10 2:58 AM
  
rastri
...las llaves, de forma sucesiva, a Benedicto XVI, el Santo Padre.
____________________

-Las llaves, las dos llaves. La que abre el principio de la cristiandad y "nadie cierra"; y la que cierra el mismo principio y "nadie abre".

O lo que es igual: La que abre y nadie cierra la dinastía de David; y la que cierra y nadie abre la disnatía de David.((Ap.3,7)

A ver cómo el Ángel Custodio se las arregla para decir que no estaban dormidos, cuando debían estar despiertos

-Porque estos versículos no estaban, tal cual y cómo están, hace algunas décadas.

-Claro que siempre hay algún despierto loco que es despertado antes que otros para que consecuentemente crea en el poder de Dios. Y sus milagros.

Y los dormidos que dicen: -Sí claro.- Y vuelven a dormir.

01/09/10 10:27 AM
  
Liliana
Muchos cristianos de hoy parecen los escribas y fariseos del tiempo que Jesús vivió hecho hombre, Dios visible en la tierra, a El se le hacia muy fácil detectar la mentira, les decía a los que decían, nosotros creemos en el Dios de Abraham, si ustedes de verdad creyeran en ese Dios que es mi Padre, El les haría saber que soy el Mesías, el Hijo de Dios vivo, pero ustedes quieren matarme.
Pienso que hoy haría lo mismo con nosotros, nos diría, ustedes dicen que creen, que me aman y confían en Mi, pero mis Promesas, mi Reino no se nota, dicen creer en el Padre en Cristo, en su Resurrección, en el Espíritu Santo pero no creen en Mi Iglesia, fundada en Pedro. Católica Apostólica Romana.
La religión es una así como es la Biblia, despertemos cristianos por favor.
Un abrazo.
01/09/10 3:45 PM
  
María
Lo primero que tenemos que hacer, es preguntarnos hoy....¿Cómo es nuestra FE ? ¿Cómo la vivimos?,`porque nuestra Fe, puede ser entendida y vivida de modos distintos.
Por ejemplo.....¿Está nuestra Fe ,más cerca de una Fe entendida como "Credo" o conjunto de verdades que hay que saber y aceptar....o de una Fe entendida como actitud personal, como postura vital de aceptación de una persona:JESÚS DE NAZARET?
¿Está nuestra Fe más cerca de una Fe sociológica, basada en lo que otros dicen,apoyada en el ambientte?
¿ O de una Fe, personal,responsable que hemos aceptado conscientemente porque es capaz de dar sentido a nuestra vida ?
¿Es nuestra Fe comunitaria, vivida en comunudad,que se enriquece con la Fe de los demás,para buscar el auténtico camino del vivir Cristiano?

Seguramente nuestra Fe será una especie de mezcla...

¿PERO HACIA QUÉ LADO SE INCLINA MÁS?
Sobre todo. lo que tenemos que tener claro, ya desde el principio, que la Fe en el sentido del Evangelio es , ante todo la aceptación vital y el seguimiento de una persona...JESÚS DE NAZARET..en quien DIOS se nos manifiesta.
La Fe Cristiana no consiste tanto en creer algo..cuanto en creer en Alguien :JESÚS.....que es lo mismo que fiarse de ÉL, y adoptar su estilo de vida, situandonos ante DIOS, ante nosotros mismos, ante los hombres y ante el mundo, con una postura similar a la de JESÚS.


saludos




PERO A QUÉ LADO SE INCLINA MÁS?
01/09/10 4:20 PM

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