Liturgia y paraliturgias (Romaxes como ejemplo)
Gracias a Dios (y nunca esto estuvo mejor escrito) la Iglesia católica no se ha desarrollado en la anarquía litúrgica ni ha tenido que improvisar, a lo largo de sus dos mil años de existencia, como bien se le ha ocurrido.
Gracias a Dios también tenemos, los seres humanos, un lenguaje que nos sirve para comunicarnos y, sobre todo, para definir qué es de lo que hablamos.
Así, cuando hablamos de liturgia tan sólo con acudir a un diccionario que sepa lo que dice (pongamos, por ejemplo, el de la Real Academia Española de la Lengua) podemos comprender que tal palabra, de los dos significados que recoge el diccionario, una viene, al caso, que ni pintada: “Orden y forma con que se llevan a cabo las ceremonias de culto en las distintas religiones”.
Hasta aquí todo parece sencillo de entender. Pero veamos hasta donde hemos llegado: religión católica sigue, en cuanto a la liturgia, un orden y una forma en las celebraciones que se lleva a cabo.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la celebración sacramental más importante que existe, a nivel católico, es la de la Santa Misa, Eucaristía o, simplemente, Misa. Y es así porque recordamos el sacrificio que hizo el Hijo de Dios por la humanidad y, según tengo entendido, para salvarnos.
Por eso, la Eucaristía no la podemos celebrar como nos dé la gana, como nos convenga por mor, digamos, de la inculturación o, simplemente, como mejor le venga al sacerdote que ha de oficiarla.
Al respecto del tema relativo a la liturgia resulta, siempre, acudir a nuestros maestros, sabios y conocedores de todo lo relacionado con la misma. Y tenemos uno a mano que, además, es Papa.
Joseph Ratzinger escribió un texto que es totalmente indispensable para conocer todo lo relacionado con la liturgia. Su título es “El espíritu de la liturgia” y lleva, digamos, por subtítulo, “Una introducción”.
Pues bien dice muchas cosas importantes que desmontarían con toda facilidad las manipulaciones que pueden producirse en la celebración de la Santa Misa. En concreto, cuando habla de las “grandes formas rituales” que constituyen las culturas, se refiere a la forma de puesta en práctica de las mismas: “La no arbitrariedad es un elemento constitutivo de su misma esencia. En ellos se expresa el hecho de que en la liturgia me espera algo que no hago por mí mismo, entro en contacto con algo mucho más grande y que, en última instancia, su origen en la Revelación” (Página 189 de la edición, 3ª, 2005, de Ediciones Cristiandad)
Ahí queda eso para aquellos que duden de lo que debe llevarse a cabo en la celebración eucarística: no puede ser arbitraria porque su finalidad no es, sólo, recordar determinados acaecimientos históricos sino, sobre todo, ponerlos en contacto con nosotros y con lo que supone para nuestra salvación y desde la Revelación.
Es más, abunda en la verdad de las cosas cuando, poco después escribe que “La grandeza de la liturgia reside, precisamente –y esto lo vamos a tener que repetir con frecuencia-, en su carácter no arbitrario” (Página 191 de la edición citada arriba)
¿Y qué es algo arbitrario o algo que se hace con arbitrariedad?
Pues sencillamente, un “Acto o proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes, dictado sólo por la voluntad o el capricho”
En la liturgia tal comportamiento supondría tomarse las formas de la misma a la ligera o hacer de ellas algo que más pareciese liturgia católica que fuese.
Por ejemplo, cuando se comulga no con la forma que corresponde comulgar sino, por ejemplo, con bizcochos, no se está actuando de forma adecuada. Y eso no supone ningún tipo de dictadura del estar sino, exactamente, de cómo se han de hacer las cosas.
Al parecer pero peor, pasa con las denominadas Romaxes que se llevan a cabo en Galicia donde, al parecer, se busca, una “alternativa” al rito llamado “oficial” como si en la liturgia pudiera distinguirse entre lo que está establecido y lo que cada cual pudiera hacer según su gusto.
Sabemos que tales distracciones litúrgicas no caben en la que lo es católica. Y esto no es por gusto de una supuesta oficialidad sino porque, de otra forma, sería como hacer, cada cual, de su capa un sayo.
Y es que una cosa es la liturgia y otra, muy distinta, la paraliturgia.
(Continuará… cuando Dios quiera)
Eleuterio Fernández Guzmán
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8 comentarios
http://cristoesliberacion.blogspot.com/2010/08/la-romaxe-una-cantera-de-curas.html
Es como cuando el "dueño" se va de viaje y deja sus llaves y propiedades al cuidado de terceros. Es una prueba de Fe para los súbditos. Y un "plan perfecto" del "dueño" para seleccionar a los más virtuosos para unas mayores responsabilidades.
Unos le robarán y otros le esperarán. Unos no pasaran por la puerta estrecha y los otros sí. Una cosa es decir "Señor, Señor" y otra muy distinta es "hacer la voluntad del Señor" y cumplir los preceptos de la Iglesia. Estas celebraciones paraliturgicas fashion son verdaderas "juergas" aprovechando que el "señor" está "de viaje" -eso es lo que demuestran, claro-. Aquí el único que ata y desata es el Papa. Y los Obispos, pues a obedecer y educar a las ovejas, que de eso se trata.
Este tiempo tan especial de Gracia tras el Concilio Vaticano II es "tiempo de prueba" previo a las esperanzas esjatologicas que parecieran adivinarse en el horizonte -desde mi p.d.v.- en el marco de una libertad máxima para tergiversar -en un caso- o ceñirse a las instruccones del Señor que se fue de vieja pero que "vuelve pronto" -en el otro extremo-. El Espiritu Santo decidió abrir de par en par las puertas de la Iglesia, como unas "jornadas de puertas" del Corazón Misericordioso de Jesús, lo cual ha servido para que el que obre con malicia se manifieste como lo que es. Y el que busque el gloria, el desagravio y la alabanza de Dios, pues se esfuerce con mayor santidad en seguir a Cristo.
No estoy justificando -dando por justos- los desórdenes que existen en el seno de nuestra Iglesia, ¡válgame Dios! pero sí afirmo que de estos grandes males por el mal uso de la libertad, Dios obtendrá mayores bienes y mayor fidelidad para cuando establezca su Reinado del Amor. Y además, como dice San Luis Mª Grignon de Montfort: "los santos de los Últimos Tiempos sobrepasarán en santidad a la mayoría de los otros santos antiguos como los cedros del Líbano a los arbustos". Y será gracias al Altísimo y la Virgen María que no van a escatimar esfuerzos para poner cada cosa en su sitio y darle a cada cual el sueldo que se ha ganado durante la "ausencia".
Y es que el hombre que no tiene Fe se ríe de la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía y por eso es un irreverente. Mas Jesús en relidd, NUNCA se ha ido, dijo: "Y he aquí que Yo estoy -no dijo estaré- con vosotros todos los días hasta el Fin del Mundo" (Mt 28,20)
(perdón por la extensión)
que Dios le Bendiga eternamente..
mary
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