Corpus Christi
Hoy es uno de aquellos jueves que, antaño, se decía que lucía más que el Sol y, aunque hoy día se ha dado traslado de la celebración al próximo domingo 6 de junio no podemos dejar pasar el día como si no tuviera importancia.
“Vos estis corpus Christi et membra de membro” (1Co 12:27) Vosotros sois el cuerpo de Cristo y miembros unidos a otros miembros. Nuestro Dios ha decidido permanecer en el Sagrario para alimentarnos, para fortalecernos, para divinizarnos, para dar eficacia a nuestra tarea y a nuestro esfuerzo”.
Estas palabras, pronunciadas por San Josemaría en la Homilía del 28 de mayo de 1964 (Fiesta del Corpus Christi) muestran el verdadero sentido de la festividad que el domingo 6 de junio celebraremos: ha permanecido Jesucristo entre nosotros; se quedó para que no olvidáramos lo que dijo y para hacer presente lo que fue, y es, para nosotros.
Por eso es, precisamente, Pan de vida.
Dice la Constitución dogmática Lumen Gentium (LG 7) que “El Hijo de Dios, encarnado en la naturaleza humana, redimió al hombre y lo transformo en una nueva criatura (Ga 6,15 2Co 5,17), superando la muerte con su muerte y resurrección. A sus hermanos, convocados de entre todas las gentes, los constituyo místicamente como su cuerpo, comunicándoles su Espíritu.
La vida de Cristo en este cuerpo se comunica a los creyentes, que se unen misteriosa y realmente a Cristo, paciente y glorificado, por medio de los sacramentos. Por el bautismo nos configuramos con Cristo: ‘Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu (1Co 12,13)’”Sobre esto nos dice Juan Pablo II Magno (en su Encíclica Veritatis splendor 25) que “El Maestro que enseñó los mandamientos de Dios, que invita al seguimiento y da la gracia para ana vida nueva, está siempre presente y operante en medio de nosotros, según su promesa ‘He aquí que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28:20) Bien podemos decir, entonces, que el Cuerpo de Cristo, en la forma sagrada y en nuestra misma realidad, se hace presente para hacernos piedras vivas de la Iglesia que Él mismo fundó y de la que dio las llaves a Pedro, aquel que, sin saber lo que le esperaba, le negó tantas veces.
Y, claro, recordar el Corpus Christi supone, de forma indefectible, hacernos eco del, digamos, espacio físico donde Aquel se hace presente: la Eucaristía.
De aquí que Juan Pablo II Magno diga, en su Encíclica Ecclesia de Eucharistia “La Eucaristía crea comunión y educa a la comunión. San Pablo escribía a los fieles de Corinto manifestando el gran contraste de sus divisiones en las asambleas eucarísticas con lo que estaban celebrando, la Cena del Señor. Consecuentemente, el Apóstol les invitaba a reflexionar sobre la verdadera realidad de la Eucaristía con el fin de hacerlos volver al espíritu de comunión fraterna (1Co 11,17-34)”
En la Santa Misa el cuerpo de Cristo se hace presente, está, en el Sagrario. Allí se quedó para siempre hasta ese fin del mundo del que Mateo escribe en su Evangelio.
Pero no vaya a pensarse que Cristo prefirió quedarse ahí porque no quería tener relación con el mundo. Muy al contrario, conformamos, en su dolor, el cuerpo de Cristo pues según dice san Pablo en su Epístola a los Colosenses “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1:24)
No extraña nada, por lo tanto, que la Constitución dogmática citada arriba (LG 7) diga que “En la fracción del pan eucarístico, participando realmente del cuerpo del Señor, nos elevamos a una comunión con Él y entre nosotros mismos. ‘Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan’ (1Co 10,17). Así todos nosotros quedamos hechos miembros de su cuerpo (1Co 12,27), ‘pero cada uno es miembro del otro’ (Rm 12,5)
Por tal causa nosotros, los que constituimos la Iglesia como Cuerpo místico de Cristo estamos en disposición de hacer, por el mundo, hoy día, ahora mismo, el bien que su fundador quiso que hiciéramos.
¿Pero qué es lo que hemos de hacer para que el cuerpo de Cristo se haga presente?
Por ejemplo, algunas de estas cosas:
-Como dice san Pablo en la Segunda Epístola a Timoteo, evitar contestaciones y discusiones inútiles, “instruir, soportad, reprender con dulzura” (2Tm 2:24-25)
Hay, pues, que hacer copioso uso del amor.
-Como dice san Pablo en la Epístola a los Colosenses, debemos tolerarnos mutuamente y perdonarnos “los unos a los otros, para mantener la caridad, que es vínculo de la perfección” (Col 3:12-14)
Hay, pues, que saber hacer lo que dice la conocida expresión: “serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar”
-Como dice el evangelista Mateo en su Evangelio, “Amad a vuestros enemigos, bendecir a los que os odian, haced bien a quien os maldice” (Mt 5:43-48)
Y aunque esto dicho por Mateo sea, muchas veces, de difícil cumplimiento debemos ponernos, siempre, en la situación con la que nos enfrentemos aplicando el principio que dice que hay que actuar según Dios quiera que actuemos.
Por tanto, el Cuerpo de Cristo, la Iglesia como aquello místico que del hijo de Dios hay en el mundo, es posible hacerlo presente entre nuestros prójimos pues no se trata de ningún tipo de teoría alejada de la realidad sino, muy al contrario, algo a lo que tenemos que aferrarnos con fuerza, como si nos fuera la vida en ello.
Porque, en verdad, nos va la vida en ello: la eterna.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:
Y, si puedes, da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).
9 comentarios
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EFG
Y está para quedarse con nosotros hasta el fin de los tiempos. Gocemos, pues, de tal realidad espiritual y, a ser posible, que no nos la quite nadie.
¿Puede venir algo real de Dios?
¿Podemos esperar algo real de Dios?
¿De veras esperamos algo de el?
¿La Redencion viene por Israel?
¿La Redencion viene por la Iglesia?
¿Existe una Redencion compartida?
No entiendo nada.
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EFG
Yo creo que la Redención viene de Dios.
"Si alguno come de este Pan, vivirá para siempre, y el Pan que yo le daré es mi carne, Vida del mundo .
JESUS dijo a sus discípulos...Las" palabras" que YO os he hablado son Espíritu y son Vida, pero hay alguno de vosotros que no creen....
El Bautismo, es el Sacramento más necesario, sin EL no podemos ir al Cielo. Sin embargo, a pesar de las maravillas que el Bautismo y los otros 5 Sacramentos cumplen en nuestra Alma, no son más que instrumentos de DIOS para darnos su GRACIA; Pero en la SAGRADA EUCARISTÍA, no sólo tenemos un instrumento para darnos gracias:" Se nos dá el mismo dador de la GRACIA," A JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR," real y verdaderamente presente-
LA EUCARISTÍA es a la vez SACRIFICIO Y SACRAMENTO.
Como SACRIFICIO, LA EUCARISTIA es la MISA
Como SACRAMENTO, adquiere el ser en la Consagración de la Misa, en este momento "JESUS SE HACE PRESENTE," bajo las apariencias de pan y de vino.Y mientras estas apariencias permanezcan, JESUS continua estando PRESENTE y el sacramento de la Eucaristia sigue existiendo allí
Saludos Carlo
Ah! no, que de eso no... ya.
DIOS, contigo,!! como la savia renovadora del árbol.
No se vé la savia...HASTA parece, que en invierno no existe.
Pero ya llegará la primavera y aparecerá el milagro de las flores y los frutos...
Saludos Luis.C
Saludos Luis.C
Pide a Dios que el te respondera...mientras tengas manos Dios te seguira dando.
No vemos a Dios pero le tenemos presente...no ver a Dios es "esperar" a Dios...y toda espera es para bien...no ver a Dios es esperar a Dios.
Pero debemos de esperar a Dios desde la confianza y desde la ayuda incondicional a los demas.
Malditos los ojos que pudieron ayudar y no ayudaron...
Malditas las manos que pudieron ayudar y no ayudaron...
Malditos los pies que pudieron ayudar y no ayudaron...
Malditos los labios que pudieron ayudar y no ayudaron...
Dios es otro tu.
Animo.
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