Eppur si muove - ¿Por qué ha de reformarse, en determinados aspectos, la Iglesia católica?
En otro momento de esta serie sobre la realidad de la Iglesia católica escribía sobre las reformas que se pretenden para la misma. La conclusión que se saca de lo que algunos piden es que no les gusta casi nada de lo que, hoy día, se produce y dice en el Vaticano, lugar natural donde lo que pasa en la Esposa de Cristo tiene, por decirlo así, su origen.
Sin embargo, podemos dar un paso más que supone preguntarse si es que, en realidad, la Iglesia católica tiene que reformarse o no.
Algunos dirían que, por supuesto, la doctrina de la Iglesia católica tiene que adecuarse al mundo porque, de otra forma, no avanzará y siempre irá tras lo que vaya pasando.
Por ejemplo, es por desgracia común leer lo siguiente: “Benedicto XVI se revela incapaz de adecuar la Iglesia a los tiempos”.
Esto, dicho así, puede suponer algo que, en principio, hasta parece razonable. Un dicho advierte de la correspondiente adaptación que, a veces, es necesaria: “donde fueres haz lo que vieres” porque, en algunas ocasiones es lo único que una persona puede hacer, casi siempre, por la cuenta que le trae.
Otros dirán que, también, la Iglesia católica no puede seguir, por más tiempo, sin cambiar su pensamiento en determinados aspectos porque denotará no estar a la altura de las circunstancias ni, sobre todo, a la de la misión para la que encomendó Cristo.
Entonces, la conclusión es bastante sencilla: aquella organización que Jesucristo entregó a Pedro para que tuviera las llaves de la misma ha de devenir otra, ser una distinta a como es hoy día.
Sin embargo, a esto bien podemos oponer otras ideas que, ciertamente, han de ser más importantes para los que, a lo mejor tratados de fundamentalistas, nos consideramos herederos de aquella voluntad expresada hace, ya, muchos siglos y llevada, a lo largo del tiempo, por los que sabían lo que hacían.
Magisterio, Tradición y doctrina son, por decirlo así, tres elementos sobre los que se desarrolla la vida de la Iglesia católica. Sin socavar la raíz fundada en las Sagradas Escrituras, sobre las que se apoyan y de las que alimentan, no pueden dejarse llevar por el devenir de los tiempos que, como sabemos, tan volanderos son y tan dados a los caprichos de los seres humanos se manifiestan la mayoría de las veces.
¿Qué quedaría del Magisterio si cuando dejó escrito s. Pablo (2Tm 2,2) “Y las cosas que me oíste a mí ante muchos testigos, confíalas a hombres leales, capaces de enseñárselas a otros” se quedara en agua de borrajas y se sometiera a lo que cada cual entendiera bueno o malo?
¿De qué valdría, además, lo que dice la Constitución Dogmática Dei Verbum (10) cuando dice que “El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo”?
Pues, seguramente, de poco o de nada que es, precisamente, lo que se pretende con tanto reclamar la reforma, en un sentido torticero y equivocado, de la Iglesia católica.
¿Qué sería de la Tradición si, como depósito de la fe pudiera alterarse de tal forma que se desdibujara el contenido de la misma?
Sencillamente, dejaría de ser Tradición para ser… otra cosa que, seguramente, nada tendría que ver con la misma ni con lo que supone para el creyente.
¿Qué sería de la doctrina, bien sea dogmática o, simplemente, así considerada, si el contenido de la misma se viera tergiversado de tal manera que el sentido del dogma o de lo que propone la Iglesia católica no se reconociera?
Bien podemos entender qué sería de la Iglesia católica si Magisterio, Tradición y doctrina dejaran de ser lo que son para aceptar las asechanzas de todos aquellos que ni les gusta el Magisterio, adolecen de amor a la Tradición y hacen de la doctrina, como capa, un sayo particular a disposición de sus gustos o egoísmos. Pues sería nada, se perdería rápidamente lo que, con esfuerzo, se ha ido construyendo a lo largo de los siglos y, con toda seguridad, la Iglesia católica se convertiría en un simple movimiento pseudoreligioso del que, con facilidad, se podría prescindir como algo desechable.
Por otra parte, cuando Cristo, en Pentecostés (pronto lo volveremos a recordar) envío a sus discípulos a que fueran por el mundo y transmitieran el mensaje que el Hijo de Dios les había enseñado tenía, creo yo, una preocupación clara: que la Palabra de Dios no se tergiversara como se había ido tergiversando a lo largo de los siglos desde que el Padre dijera al padre Abrahán que saliera de su tierra y caminara hacia otro mejor lugar material y espiritual. Y lo hizo.
¿Quién quiere, ahora, que se tergiverse?
Respondan, cada cual a esta pregunta, y verán si valen la pena, o no, tales reformas o cambios porque a mi me parecen, simplemente, aullidos del Maligno en los oídos de los dispuestos a escucharle.
Eleuterio Fernández Guzmán
—
Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:
Y, si puedes, da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).
21 comentarios
La Iglesia verdadera seguiría adelante incólume y los que buscan crear otras iglesias alternativas... se apartarían de Ella, para a su vez irse rompiendo en una nueva pléyade de grupos pseudo-eclesiales.
La historia es vieja y conocida. Gozo del nuestro siempre presente diablo, que goza rompiendo y dividiendo.
Dios le Bendiga. :)
---
EFG
Esperemos que las reformas del estilo a las aquí citadas no se lleguen a producir por el bien de la propia Iglesia católica.
Es una pena el conservadurismo - integrista de algunos, tienen miedo a la palabra Reforma, porque su fe no es fe, sino una repetición mecanica del Catecismo de RIpalda.
Reformar la Iglesia no significa someter a la Iglesia a las corrientes ideologicas predominantes del mundo, sino significa continuar con aquel proceso que se inicio con el niño nacido envuelto en pañales en Belen.
"Lo que necesita la Iglesia de hoy no son panegiristas de lo existente, sino hombres en quienes la humildad y la obediencia no sean menores que la pasión por la verdad; hombres que den testimonio a despecho de todo desconocimiento y ataque; hombres, en una palabra, que amen a la Iglesia más que a la comodidad e intangibilidad de su propio destino”
Joseph Ratzinger
---
EFG
Bien sabemos que las reformas que se pretenden no van en el sentido de hacer mejor a la Iglesia católica sino, simplemente, de que deje de ser lo que es.
Pues tendrá que reformarse en aquellas cosas que deba, y tendrá que conservar las cosas buenas. Así de simple.
negarse por sistema a evolucionar cuando todo cambia es un atraso. Y cambiar todo sin reflexionar a donde se va es otra barbaridad.
Me parece que no he acertado con el título del artículo pues, como digo al principio del mismo me refiero a los cambios de los que escribí la semana pasada.
Lo que quiero decir, espero que ahora con mejor tino, es que la reforma de la Tradición, el Magisterio o la doctrina viene referida a determinados temas y no, claro, en general.
Voy a proceder, pues, a adaptarlo a lo que, en realidad, quería decir porque, en efecto, la reforma, en determinados aspectos, no es cosa mala sino, a veces, necesaria.
Siento no haber sabido expresar lo que quería decir.
Por lo tanto, si la pregunta era ¿Por qué ha de reformarse la Iglesia católica? quedará: "¿Por que ha de reformarse, en determinados aspectos, la Iglesia católica?" que era lo que, en principio quería decir.
---
EFG
Pero es que, a veces, a lo mejor conviene aclararlo un poco mejor.
Antonio de Jesús, ya se ha advertido sobradamente sobre "los que van a lo suyo" y a piñón fijo. Como ellos se lo guisan y ellos se lo comen, dejémosles sin más. Al final será tal el "mono" que tengan que acabarán por "comentarse" a sí mismos.
---
EFG
Eso es bien cierto. La confesión de fe siempre es necesaria...
Gracias a Dios, Benedicto XVI es consciente del papel que le ha tocado jugar en ese proceso de limpieza eclesial y, pese a que le provoque mucho dolor, lo está llevando a cabo.
En la Iglesia sobran personas, sobran ideas que no están más que haciendo daño a tanta gente de bien. Es preferible una Iglesia pequeña pero verdadera a una enorme pero que a cambio condena su salvación.
---
EFG
A mí me parece que la limpieza que algunos quieren hacer en la Iglesia católica no es la misma a la que tú haces referencia...
Desde que se asoció al poder, sus errores no es que sean mínimos, es que es cómplice de casi todas las barbaridades que se han hecho a lo largo de la historia. 15 siglos haciendo burradas en una doctrina que algunos dicen inmutable?
---
EFG
Bueno... si son 15 siglos haciendo burradas, al menos quedan 5 haciendo algo bueno...
Y ojo, yo no digo que no tenga cosas buenas. Lo que me suena a chiste es que me digan que es inmutable o debe volver a tiempos pasados mejores cuando es imposible que en el pasado estuviese mejor que ahora.
porque antes estaba asociada al poder, un poder totalitario que mataba personas e impedía libertades. Una libertad tan básica como es ahora la religiosa, que cada uno tenga la religión que quiera, hace unos siglos era simplemente impensable.
Es que acaso ustedes prefieren un 100% de personas católicas por obligación a un 30-70% católicos por libre decisión???
Y sí, se que ahora no es perfecta la Iglesia ni la sociedad que está alrededor de ella. Pero antes mandaba, era cómplice. Ahora, al menos en muchas partes del mundo hay separación, y cada palo aguanta su vela.
---
EFG
Católico es quien quiere y no hay obligación de serlo. Lo que no es de recibo es que se diga que se es católico y, a la hora de la verdad, no se sea.
Da impresión que leyendo la "Historia de la Civilización en Europa" de Guizot -autor que me merece amplio respeto- se llega a la conclusión contraria a la tuya, es decir, en el pasado la Iglesia NO estuvo asociada al poder, más bien estuvo en conflicto con él (recuerdese Barbarroja) al punto de ser la identidad constituva de Occidente, la separación de la religíón del poder político y del Estado, hecho nuevo y original por primera vez en el mundo. Es claro que cuando en Occidente no ha sido así -ocurrió más de una vez- traiciona su esencia.
Con respecto a las barbaridades que hizo la Iglesia en la historia, es seguro que te refieres a la creación de los hospitales, a la invención de la universidad y a la eliminación de los sacrificios humanos en innumerables pueblos del orbe. Todo esto no se lo perdonas a la Iglesia. Te entiendo.
Por último, afirmas que "negarse por sistema a evolucionar cuando todo cambia es un atraso" y, sin embargo, te recuerdo que pertenecemos a una religión que su Fundador dijo "cielo y tierra pasarán pero mis palabras no pasarán". Palabras, por cierto, que imagino no son de tu agrado. Porque no todo cambia, dijo el Señor.
Lo dice por los Papas que actuaron en contra de lo que usted llama la doctrina de Cristo?
Lo dice por los cardenales que abusaron de niños?
Lo dice por usted mismo que afirma cosas contrarias a lo que llama Magisterio?
Pues para no estar asociada, lo de ser religión de estado y prohibir las otras no está nada mal....
El Concilio de Trento tuvo sus opositores, al menos dos papas fueron asesinados para evitar que la reforma se diera en la Iglesia (Adriano y Marcelo) , aun así hubo un Concilio de Trento, Pío XII planeo hacer un Concilio, pero la Curia no lo dejó, Juan XXIII, se enfrentó a la Curia para lograr convocar el Vaticano II, la Curia, Ottaviani a la cabeza, y obispos retrogradas como Lefebvre, Castro Meyer se opusieron siempre a las reformas.
Pero los hombres no pueden impedir al Espiritu Santo que sopla donde quiere, y siempre renovara a la Iglesia, aun cuando el conservadurismo-integrista se niege
Ya ve ELeuterio, como no todos los que creemos en la reforma de la Iglesia, queremos su destrucción como usted afirma?
Dejar un comentario