Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe" - Más allá de este lado del Reino

Serie “El Camino de la Fe”

El Camino de la Fe -33
Más allá de este lado del Reino

Tú —si eres apóstol— no has de morir. —Cambiarás de casa, y nada más.
S. Josemaría
Camino, 744

Cuando el ser humano no creyente piensa en lo que hay más allá de la muerte, seguramente le entra un escalofrío; cuando lo hace un cristiano, seguramente sea el gozo lo que recorra su corazón.

Lo que está más allá de nuestra terrena vida sabemos que es, nada más y nada menos, que la eternidad. No es, pues, poca cosa sino, muy al contrario, un destino más que soñado por toda persona que tiene, desde que se tiene, conciencia de la existencia de Dios.

Sin embargo, el cristiano ha de saber que tras la muerte hay algo más que destrucción física del cuerpo. Eso es lo que nos dice en el punto 739:

“No tengas miedo a la muerte. —Acéptala, desde ahora, generosamente…, cuando Dios quiera…, como Dios quiera…, donde Dios quiera. —No lo dudes: vendrá en el tiempo, en el lugar y del modo que más convenga…, enviada por tu Padre-Dios. —¡Bienvenida sea nuestra hermana la muerte!”

Y dice muchas cosas importantes el fundador del Opus Dei:

-No hay que tener miedo a morir.

-Depende de Dios y, por lo tanto, poco podemos hacer, en cuanto a la muerte misma, al respecto.

Por lo tanto, ante la muerte sólo podemos ofrecer nuestra mejor cara del alma. Cierto es que es difícil pero como sabemos lo que nos espera todo lo demás quizá sobre.

No podemos olvidar, por lo tanto, que tras la muerte nos espera Quien nos creó, por eso “Hay mucha propensión en las almas mundanas a recordar la Misericordia del Señor. —Y así se animan a seguir adelante en sus desvaríos.

Y tal Juez, como nos dice en el punto 747 de “Camino” no es uno que lo sea cualquiera sino, sobre todo, Quien tiene total derecho a pedirnos cuentas de, por ejemplo, el uso de nuestros talentos y, también, de aquello que, a lo largo de nuestra existencia, tenga que ser explicado.

Sin embargo, también nos ofrece cierta esperanza: “Anímate. —¿No sabes que dice San Pablo, a los de Corinto, que ‘cada uno recibirá su propio salario, a medida de su trabajo’?”

Y es que, en el punto 748 nos dice, exactamente, qué es lo que tenemos que hacer: trabajar pero sabiendo que lo hacemos en el conocimiento de ser, digamos, vistos.

Pero, es más, “¿No brilla en tu alma el deseo de que tu Padre-Dios se ponga contento cuando te tenga que juzgar?” (Punto 746)

Así ha de ser nuestra vida: siempre teniendo en cuenta qué es lo que nos espera, Quién es Quién nos espera y, sobre todo, qué espera de nosotros.

Al fin y al cabo sabemos, al menos tenemos fe en tal cosa, que como bien dice en el punto 751 “El cielo: “ni ojo alguno vio, ni oreja oyó, ni pasaron a hombre por pensamiento las cosas que tiene Dios preparadas para aquellos que le aman“.

¿No te empujan a luchar esas revelaciones del apóstol?”

Y es que, en verdad, deberían movernos a hacer, a lo mejor, algo más de lo que habitualmente hacemos.

Por otra parte la página dedicada a las obras de S. Josemaria, en el apartado dedicado a “Camino”, y, en concreto, en el capítulo titulado ”Postrimerías” trata, precisamente, sobre el tema al que hoy nos referimos.

Ahora, lo que sigue, es lo que yo entiendo, como cristiano (no miembro del Opus Dei aunque creyente en su espiritualidad) al respecto:

1 En este lado del Reino de Dios todo pasa. Mejor es hacer lo posible para que sea según quiere Dios.

2 Cuando el mundo te ofrece el oro y el moro piensa que, comparado con el cielo, aquello es humo.

3 Te digan lo que te digan el Reino de Dios también hay que ganárselo.

4 Actúa, exactamente, como si las cosas que te ha tocado entender dependieran tan sólo de ti.

5 Busca con ansia estar siempre a punto. Lo digo por si te llaman de repente.

6 La muerte la tenemos asegurada. No lo deberíamos olvidar… más que nada para hacer lo que, como cristianos, nos corresponde.

7 Morir es, sólo, ir a mejor.

8 Morir es, también, dar un paso hacia adelante en la eternidad.

9 El infierno también nos lo ganamos en esta vida. De ti depende que quede lejos de tu futuro.

10 El purgatorio será, seguramente, la mejor manera de purificar el daño hecho.

11 Mejor será que converses con tu Ángel Custodio. En el Juicio de Dios será tu defensor.

12 Más allá. Es un término que encierra lo bueno por venir.

13 Será mejor que ordenes tu vida presente de acuerdo a como quieras que sea tu vida en la que lo será eterna.

14 De lo que siembres ahora recogerás fruto cuando, ante Dios, se lo presentes al Creador.

15 Eternidad, eternidad… suena como algo lejano pero, en verdad, es tan cercana su llegada… Quizá ahora mismo te llamen.

16 Te esperan las tinieblas (y el rechinar de dientes) o la luz. Gracias a Dios puedes escoger entre unas y otra.

17 Tienes, ahora mismo, la oportunidad de resucitar para la vida eternal.

18 Dios espera de ti que te comportes como digno hijo suyo. Luego no te quejes cuando así te lo demande.

19 Lo que está lejos de nuestro alcance, lo escatológico, debería preocuparnos un poco más.

20 Cuando te presentes ante Dios no olvides que todo, sobre tu vida, lo conoce.

Como siempre suele suceder, S. Josemaría no nos deja solos con nuestra tribulación. Muy al contrario, nos advierte de algo importante que nos permite actuar en consecuencia. Lo dejó escrito en el punto 745 de su “Camino”:

“Ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos", rezamos en el Credo. —Ojalá no me pierdas de vista ese juicio y esa justicia y… a ese Juez”.

No olvidemos, pues, tan importante realidad espiritual.