Si ladran contra el Instituto de Política Familiar… es que cabalga bien

Leer determinadas cosas da bastante pena además de dar, también, bastante asco.

Cuando, además, los términos utilizados en contra de una institución como el Instituto de Política Familiar (IPF) son del jaez de los utilizados en el artículo referido arriba, bien podemos pensar que están haciendo las cosas bien y seguro que van por buen camino.

Dicen en el IPF que sus objetivos son los siguientes:

“Promover el estudio y el análisis de la institución familiar y sus componentes aportando soluciones, propuestas y alternativas a su diversa problemática.

Impulsar una mayor sensibilización de la sociedad y de las administraciones acerca del papel que desempeña la familia

Favorecer la promoción social y cultural de la mujer, la defensa del menor y la tercera edad.

Denunciar transgresiones que atenten contra la familia y/o sus componentes

Desarrollar y colaborar en proyectos de cooperación con instituciones privadas o públicas de ámbito nacional e internacional, con especial atención a la Unión Europea e Iberoamérica.

Fomentar el diálogo intercultural entre personas, asociaciones y/o entidades nacionales e internacionales, creando redes para ello”

Pues esto no le gusta a determinado tipo de personas que han de tener algún tipo de malformación ideológica que les impide ver la realidad de las cosas.

Y, así, llaman al IPF, por ejemplo, clerical y ultraconservador, que debe ser una forma progre de calificar a todos aquellos que no están de acuerdo con la política laicista y abortista del Ejecutivo que preside Rodríguez Zapatero.

Además, lo acusan de pertenecer al Foro Español de la Familia al que tildan de “homófobo” porque será la mejor forma que tienen de decir que no está a favor de ciertos experimentos presuntamente familiares como, por ejemplo, los imposibles matrimonios entre homosexuales. Y esto porque no es políticamente correcto manifestarse en contra de tal aberración jurídica.

También tienen muy a mal, las hordas siniestras, que el IPF tenga buena relación con Hazte Oír porque tampoco les debe gustar que existan organizaciones que pongan los puntos sobre las íes a quienes han torcido el camino de la marcha de nuestra patria.

Tampoco les gusta mucho que se defienda al juez Fernando Ferrín Calamita que es el miembro de la judicatura que se han encargado de crucificar públicamente porque se preocupó, parece que en exceso, del bienestar de una menor. Claro que la menor iba a ser entregada en adopción a una lesbiana… y ya se sabe lo que pasa en estos especiales casos.

Pues tampoco están de acuerdo con eso en la siniestra parte de la prensa española.

Tampoco les parecen bien las palabras del Presidente del Instituto de Política Familiar, Eduardo Hertfelder:

“El aborto se ha convertido en la principal causa, no solamente de mortalidad, sino de violencia contra la mujer que se ve abocada al aborto. La principal causa de violencia contra la mujer es aquella que le hace abortar porque no tiene ayudas económicas, psicológicas, sociales, culturales, etcétera”

Y es que la verdad puede llegar a doler tanto a los defensores del mal y de la victoria del Maligno sobre nuestra sociedad que no pueden remediar escribir ciertas cosas que, la verdad, dan bastante pena además de algo de rabia.

Y todo esto porque en el IPF han dicho que “El Gobierno español quiere aprovechar su mandato en la presidencia europea para radicalizar a Europa. La imposición del divorcio Express –que tan desastrosos resultados ha dado en España- y la ideología de género serán sus dos grandes apuestas sociales”

Otra gran verdad que es muy difícil de digerir. Sobre todo cuando se aplica la ley del embudo a la convivencia social.

Sí, ya saben, eso de la parte ancha para el otro y la estrecha para quien tiene el embudo bien cogido que es, precisamente, la parte siniestra de la política española para quien todo es estrechura de miras falsamente anchas.