El cálculo político sobre el aborto del que habla "El País" es impresentable a fuerza de ser cierto
Gracias al blog “Contando estrelas” hemos podido comprobar que, en algunos temas, pocas cosas, cambian.
Ciertos medios de comunicación tienen la tendencia de causar malestar para ver si, así, recogen algún fruto como resultado de su manipulación.
Sin duda alguna, si hay alguno que por dedicación podríamos darle el premio “Laicista redomado” es “El País”.
Pero, en el tema del aborto, las cosas son distintas, diferentes y diversas.
Es muy posible, casi seguro, que, en esta ocasión tenga razón (a cada cual hay que darle lo suyo) el diario anticatólico y abortista de la mañana.
“El PP está a favor del derecho a la vida. Respetamos la legislación actual. No apoyamos una reforma que lleve a una ley de plazos y la recurriremos ante el Constitucional“.
Esto se atribuye a ideas propias del Partido Popular o, al menos, de sus dirigentes.
¿Cómo es posible, para empezar, que un partido que se supone de derechas, pueda “respetar” la legislación sobre el aborto?
Esto lo digo porque, a la vez, dicen que “Estamos a favor del derecho a la vida. No apoyamos una ley de plazos“
¿Y esto, insisto, es posible?
Pues no es posible a no ser que se esté muy desnortado o, simplemente, que se procure estar a la moda para no parecer desfasado. Cualquiera de las dos opciones es mala, a cada cual peor.
Pero, aunque parezca imposible, aún hay algo que es más criticable: la utilización del aborto como tema de manipulación partidista o, lo que es lo mismo, de cálculo electoral.
Con la vida ajena no se puede jugar aunque parezca que según qué personas y según qué partido (el PP, por ejemplo) pueden tomarse a guasa la vida de los nasciturus y, según convenga, hacer con ella lo que bien les parezca.
Por eso no es de recibo que se esté en contra de una ley de plazos y a favor de una ley que, sin plazos, también asegura la matanza de miles y miles de españoles que no vieron (ni verán) la luz.
Eso es puro relativismo, cálculo maligno que sólo puede proceder de mentes que no tienen nada claro y que actúan, en exclusiva, no en interés de bienes superiores sino de otros que son bajos, muy bajos y, sobre todo, impresentables.
Y, aunque se sepa que, en realidad, la defensa de los valores cristianos no es el fuerte del Partido Popular… llegar tan lejos en el aborto (pero por debajo del nivel de lo admisible) es un poco exagerado.
Al parecer, Mariano Rajoy, al declarar que animaba a la asistencia a la manifestación del 17 de octubre sobre el aborto, había cedido a los sectores más católicos de su partido. En realidad, según la teoría de división de la Iglesia católica es más que sabido que existen católicos poco católicos (light y entregados al mundo) y católicos muy católicos a los que, por costumbre llaman “ultras” , por ejemplo, en la portada impresa de El País de ayer mismo, 15 de septiembre de 2009.
Pues es una pena que no ceda a las presiones en “todo” el tema del aborto y, de una vez por todas, abandone la senda de complicidad con tal homicidio y manifieste, de una santa vez, que es contrario a aquel, en todos los casos.
Pero me da a mí que no va a ser eso posible.
17 comentarios
La verdad, don Eleuterio, no sé si es incompatible "ser de derechas" con "estar a favor del aborto". Imagino que depende de a qué llamemos "ser de derechas".
Lo que sí es una desfachatez como la copa de un pino es que este hombre afirme (y sin que le tiemble la lengua siquiera) que "está a favor de la vida" y que "respeta la legislación actual", como si ambas cosas pudieran ser posibles simultáneamente.
Y ésa es la mentira que se les quiere colar a muchos: que "respetar la legislación actual" es "estar a favor de la vida".
A algunos les da exactamente igual que se "condenen todos los abortos", que "se luche por la vida, por la maternidad y la mujer", que salga un millón de personas a la calle o que se pidan "compromisos por la vida" (sea lo que sea eso), siempre y cuando se respete (o mejor aún: que ni siquiera se mente) la legislación actual que permite que sus negocios abortistas sigan abiertos.
Así que deben estar encantados con estas manifestaciones "provida" tan sui generis.
Pues creo que tiene Ud. bastante razón en lo que dice porque, es cierto, que a veces a muchos lo único que les interesa es, como he dicho, el cálculo de lo que pueden sacar de algo.
Pues significar defender unos valores que creo son bastante fáciles de entender. No se requiere mucho... sólo creer en ellos.
Pues, la verdad, creo que son muchos los votantes que, entonces, se equivocan...
Así que; ¿fácil de entender? Pues para mi, no tanto.
Ya siento mi torpeza.
En realidad lo que permite que se produzcan tantos abortos no es la ley actual sino su incumplimiento.
La mayoría de los abortos se producen en fraude de ley. Se alegan graves alteraciones mentales o psicológicas si se continúa con el embarazo. Todo el mundo sabe que eso es un coladero y que ni hay diganóstico ni se emplea ningún método serio para aportar seguridad al diagnóstico sobre los problemas psicológicos de la madre.
Lo que ocurre en realidad, por tanto, es que la mayoría de los abortos que se producen en España no están amparados por la legislacion actual sino por la vista gorda de las autoridades políticas, policiales y judiciales (valga la redundancia).
No es la ley la que produce 100.000 abortos sino la dejación de funciones del gobierno. De los gobiernos. También del gobierno del PP.
Eso es cierto. Por eso extraña tanto que haya tantas personas que no lo entiendan.
Lo que aquí hay es, exactamente, dejación de funciones de muchas personas que parecen que las olvidan porque no es políticamente correcto cumplirlas.
Es más, mis simpatías políticas incluso apuntan hacia lo libertario, lo anarquista, la Idea, por más que pueda sorprender a más de uno que luego me permitan publicar aquí mis comentarios.
Por lo demás, cierto que el aborto provocado, si se considera desde una perspectiva de seriedad por la vida, por el amor humano, por las relaciones humanas, es un drama o puede serlo. Incluso para los que están a favor. Por eso, para mí que el gran delito de los legisladores proabortistas consiste en que están planteando el gravísimo tema del aborto sin que parezca preocuparles lo dramático de la decisión de tener una mujer que abortar. Es decir, oyendo a no pocos de los proabortistas que hay en España (profesionales de la sanidad, intelectuales diversos, actores y artistas, gentes de la farándula y del regalado vivir del cuento...) se tiene la impresión de que para ellos y ellas el dilema del aborto es poco menos que un "quítame allá esas pajas"; casi un asunto de desarreglo de la menstruación femenina; o como si abortar no fuera sino extirpar unos pocas células molestas...
Sí: más allá de las discusiones serias y comprometedoras, que las hay, sobre aborto sí o aborto no (quien estas líneas eswcribe está en contra del aborto precisamente por considerarse socialista simpatizante libertario y por ende de izquierdas), lo sorprendente del asunto es la supercialidad y la falta de sensibilidad hacia los grandes dramas de la condición y conducta humanas con que muchos ciudadanos partidarios del aborto se deciden a tomarse un asunto tan grave, serio, tan visceralmente condicionante, moralmente hablando.
Creo que la afirmación anterior expresadora de ese cierto estupor mío o asombro, lo que pone de manifiesto es que vivimos en una sociedad y en un momento histórico propiciadores del llamado "homo frivolus", que no es sino una variante postmoderna del "homo psicologicus".
En otras palabras: altas dosis de relativismo entremezclado con hedonismos y materialismos a tutiplén devienen nihilismos negadores de los derechos humanos fundamentales; por ejemplo, el de toda criatura humana a nacer.
O dicho en la lengua de Cervantes pero en plan coloquial: es la cultura de la muerte.
LUIS ALBERTO HENRIQUEZ LORENZO
Por mí puede tener Ud. la ideología que quiera. No es el problema su ideología sino el sentido que le dé a la misma.
Por eso le digo que en lo que aquí dice sobre el aborto estoy de acuerdo con Ud y que mucho de cierto hay en sus palabras: hedonismos, materialismos... cultura de la muerte. Eso es lo que hay.
¿Como se puede ir a misa y votar con las actuales opciones politicas con posibilidades?
No creq que no me asiste una cierta perplejidad a mí mismo, es decir, muy personal e íntima esa perplejidad, cuando trato de conciliar la fe de la Iglesia universal con ciertas simpatías hacia postulados y planteamientos de la izquierda...
El sustrato del Evangelio es solidaridad, justicia para los enfermos, pobres, humildes y oprimidos. Tradicionalmente la izquierda, sobre todo en sus tiempos más auténticos y heroicos, justamente intentó vivir y ejercer esa compasiva solidaridad con los sectores más marginales y oprimidos de la sociedad. Mi tesis es que hoy día más bien no, más bien es traidora esa izquierda (especialmente representada, aunque no sólo, por el PSOE y el sindicalismo corporativista y burocratizante de UGT y CCOO). Y henos aquí ante una constatación, rechazada, ya lo sé, por la gran mayoría de los grupos de izquierdas, a saber, el aborto es también un crimen perpetrado contra un ser humano indefenso. Y como debe ser propio de un talente de izquierdas el comportarse permanentemente de forma ética y ser solidario, justo y compasivo hacia los débiles, la entraña del ser de izquierdas (su fibra ética, su "ethos" profundo) nos debería llevar a ser compasivos, justos y solidarios con los empobrecidos, los inmigrantes, los pobres, los enfermos...; empero, también con los más débiles entre los débiles, los no nacidos.
Fíjese que hace no muchos años un jesuita con fama de ser tan progresista como José Ignacio González Faus, sj., no dudaba en prestar su apoyo a un manifiesto que rezaba algo así como "La izquierda contra el aborto". Recuerdo que en ese manifiesto firmaban incluso personas comunistas, anarquistas, etcétera. Hoy día, me parece o me temo, la cosa ha cambiado mucho, se ha polarizado en extremo, seguramente hacia la radicalización de las posturas.
Con todo, lo que sí aparece como muy claro es que en la sociedad actual el defender la vida del nasciturus se considera una postura conservadora, de derechas; defender el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo (es una forma eufemística de no llamar aborto al aborto) se considera de izquierdas, progresista, humanizador. Es una ignominia que sea así la cosa o que todo el debate pretenda resolverse con tales simplificaciones, pero así es, así nos luce el pelo.
Y nada más. Saludos.
LUIS ALBERTO HENRÍQUEZ LORENZO
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