De entre todos los animales del campo, la antigüedad clásica consideró siempre a la serpiente como dotada de un intelecto natural. El tratado naturalista Physiologus, que se cree confeccionado en una escuela griega de Oriente alrededor del siglo III, y que pasó a la Edad Media como popular bestiario, otorgaba a la serpiente peculiaridades maravillosas, como el poder de rejuvenecerse al cambiar la piel, o el conocimiento de expulsar su ponzoña antes de beber, para no contaminar el agua y envenenarse a si misma. Con atribuciones de sabiduría en la antigüedad grecorromana, muy particularmente en el campo de la biología, se erigió en símbolo del dios de la medicina Esculapio, de donde ha pasado a los emblemas modernos de la medicina (junto a un bastón) y de la farmacia (junto a una copa).
Leer más... »