Sorda y lesbiana
En las últimas elecciones municipales españolas de mayo en Valencia ganó cierta fama la candidata del partido neocomunista “Podemos”, Pilar Lima. Ella se presentaba a sí misma como “sorda y bollera”, y lo lucía con “orgullo” (hay un vídeo de su acto de presentación en redes donde lo expresa de modo literal, que no voy a enlazar porque emplea expresiones vejatorias hacia otras personas en un lenguaje que no deseo fomentar). Es más, buena parte de la promoción de su figura política partía de esos supuestos, y del modo en que su presencia iba a suponer un gobierno (o más bien, una representación) de dichos “colectivos” minoritarios y el respeto a sus sensibilidades en el pleno del ayuntamiento.
En su currículum, de hecho, destaca sobre cualquier otro aspecto su formación como profesora del lenguaje de signos, y que fue la primera portavoz parlamentaria en emplearlo en sede, utilizando para ello un traductor.
Pasaremos de largo cierta polémica que tuvo con los comentarios jocosos y despectivos hacia su persona por parte de un “tertuliano” de un programa de televisión de escasa calidad pero muy popular en la noche televisiva española (que tampoco deseo promocionar), y que ella aprovechó para promocionarse en una respuesta pública, apoyada por su partido.
Pilar Lima es, en realidad, sordomuda. Es decir, que su sordera, bien congénita, bien aparecida en edad muy temprana, se produjo antes de que adquiriera el lenguaje. Por tanto, no sólo no oye, sino que tampoco sabe hablar. Técnicamente se llama sordera prelocutiva. Naturalmente, la incapacidad de lenguaje interpersonal es una de los defectos más severos para la relación social que, como saben mis lectores, es una parte fundamental para el desarrollo de la naturaleza humana. Somos sociales por naturaleza, y para ello debemos comunicarnos. De todas las formas de comunicación, el lenguaje es la más completa y la más refinada. Su carencia supone un verdadero obstáculo para el desarrollo personal y comunitario de quien la padece. Más aún, hasta el desarrollo de la medicina moderna se creía que todos los sordomudos llevaban aparejado un retraso mental, por cuanto la ausencia de lenguaje les impedía la adquisición de conocimientos.
Por ese motivo, existen los lenguajes de signos para sordos. Los primeros aparecieron ya durante el renacimiento, pero los modernos lenguaje de signos provienen de autores de los siglos XVIII y XIX. La comunicación entre sordomudos y con normooyentes se efectúa por medio de estos lenguajes, permitiendo a los sordos adquirir conocimientos y relacionarse entre ellos y con los demás. En pocas palabras, insertarlos en la sociedad.
Como bien aprendieron y explotaron las ideologías nacionalistas, la lengua es una forma práctica y sencilla de crear sentimientos de pertenencia, que sirvan de base para la formación de naciones (en su acepción moderna). Aunque el fenómeno se produce en todo el mundo, en España es bien conocido en el caso de los nacionalismos catalán y gallego, y en Hispanoamérica en el de los pueblos nativos, como quechuas, aymaras o mapuches. El viejo concepto de tribu se reafirma en torno al idioma.
No otra cosa distinta ha ocurrido con los lenguajes de signos. Los sordomudos que los emplean, además de permitirles comunicarse con los no sordos, hallan en ellos el modo de llegar a cientos de miles de sordomudos como ellos en todo el mundo, pertenecientes a otras culturas y costumbres, que emplean el mismo lenguaje. Forman, pues, una comunidad de hablantes. Y, para algunos, o muchos de ellos, esa comunidad trasciende hasta convertirse en una suerte de neotribu. Hasta el punto de que durante décadas ese lenguaje se empleaba como herramienta para reivindicar la sordera y mudez frente a un mundo que oía y hablaba. Un “auto-reconocimiento” de grupo. Un mecanismo psicológico de defensa frente a incomprensiones y discriminaciones (es evidente que en muchos lugares y culturas los sordomudos han sido tratados como “ciudadanos de segunda”). Llegando en algunos casos al “orgullo” por ser diferentes, y la reivindicación de esa diferencia frente a la “normalidad”.
Por muy comprensivos que debamos ser frente a las formas de protección empleadas por personas tratadas con menor dignidad por su tara (y nadie en este mundo defiende la igual dignidad de todas las personas que la teología católica), el hecho es que la sordera no deja de ser una enfermedad. Es decir, una alteración de la normalidad. Una patología.
Primero de forma experimental a finales de los años 1970, y ya con experiencia y resultados favorables a partir de 1990, la medicina ha desarrollado unos dispositivos que reproducen de forma más o menos fiable el funcionamiento del oído interno. Se les conoce como “implantes cocleares”, y son colocados mediante cirugía intracraneal. Tras muchos años de ensayos progresivamente amplios y complejos, se comprobó su seguridad y excelente funcionamiento. Desde el comienzo del siglo han entrado en los protocolos de salud infantil en todo Occidente, y progresivamente en el resto de países conforme las capacidades económicas lo permitían. Hoy en día, en España, existe una detección universal de sordera en neonatos, y aquellos que sufren sordera congénita o en los primeros años de vida, son sometidos a la adaptación de estos implantes, de modo que adquieren el lenguaje de forma normal. Es decir, siguen teniendo una enfermedad (a fin de cuentas, las causas de la sordera precoz son múltiples), pero no les afecta a su desarrollo, desapareciendo todas las desventajas frente a los normooyentes. Los resultados a largo plazo son excelentes. Es decir, que la medicina ha logrado resolver las consecuencias indeseadas de un trastorno grave de los sentidos en prácticamente todos los casos.
En pocas palabras, que la sordomudez está llamada a desaparecer, porque tiene tratamiento. Y con ella, pronto desaparecerán los lenguajes de signos y los traductores. Al igual que ocurre con las lenguas ancestrales que desaparecen porque sus últimos hablantes se van muriendo, así ocurrirá con los lenguajes de signos.
Quizá sorprenda a mis lectores saber que, al comienzo de la protocolización e indicación sanitaria de los implantes cocleares, hubo una resistencia a los mismos por una parte de la comunidad de sordomudos. Precisamente de aquellos sordomudos cuyos hijos también lo eran (por ser en este caso hereditaria la enfermedad). Muchos de ellos se resistieron a someterse a la intervención y a que sus hijos se intervinieran. Pretextando inseguridad de la intervención, o acusando a los médicos de estar experimentando con niños, en realidad se estaban resistiendo a curarse. Querían aferrarse a esa neotribu, a esa identidad comunitaria de las personas con una tara que se comprendían entre ellas frente a un mundo hostil, y que habían logrado llevar una vida más integrada por medio de herramientas como el lenguaje de signos. Personas que estaban convencidas de que su sordomudez les proporcionaba una “cultura única”, una hermandad que los demás no podían comprender, y que quedaba amenazada por la curación.
Estas polémicas, antiguas de más de dos décadas, han quedado sepultadas en el olvido. Naturalmente, los niños con sordera profunda son intervenidos para permitirles oír, y poco a poco muchos adultos también se someten. Es lo lógico cuando una terapia nueva demuestra ser segura y efectiva: se impone por sí misma.
Pilar Luna tiene 46 años, y por tanto en sus primeros años de vida no existía el implante coclear, salvo por terapias experimentales en pocos centros extranjeros. Ella con seguridad ha sido aconsejada posteriormente para operarse, y lo ha rechazado (es cierto que en adultos el resultado en la adquisición del lenguaje tras el implante coclear no es tan excelente como en los niños). Y, por las trazas, tiene pinta de militar en el “orgullo sordomudo”- si se me permite la expresión- en parte por convicción y en parte porque el lenguaje de signos y la representación del colectivo sordomudo se ha convertido en parte fundamental de su carrera profesional y política.
El símbolo que representa en ambas carreras, me temo, está más que anticuado. Es cuestión de tiempo que sencillamente aquello que representa desaparezca.
Resulta, permítaseme emplear el término, providencial, que esta misma candidata y su partido, hayan relacionado de forma tan fuerte y tan simbólica (han sido ellos, y no yo) su sordomudez con su homosexualidad. Porque ambas representatividades, ambos “orgullos” son el mismo.
Aunque hoy en día la ideología dominante considere un delito y condene a quien lo diga, también la homosexualidad, como la transexualidad y otras desviaciones sexuales, son alteraciones o taras de la normalidad. En este caso psicológicas y no físicas, pero el sentimiento de defensa, la creación de comunidades humanas (tribus) basadas en esas desviaciones, el “orgullo”… son los mismos mecanismos de defensa frente a la normalidad, degenerados últimamente en ideología, cuando no demagogia.
Es evidente a la razón que la sexualidad tiene como objeto la reproducción humana y la perpetuación de la especie. Cuando una persona no siente la inclinación carnal hacia el otro sexo sino el propio, es obvio que se está apartando del fin esencial del sexo. Más profunda es la divergencia cuando la psique ni siquiera acepta el propio sexo biológico y se identifica con el opuesto. Es inevitable ver aquí diversos grados de desorden con respecto a la naturaleza de las cosas.
Podemos sentir toda la compasión y solidaridad con las personas homosexuales o transexuales que han sido despreciadas, discriminadas o incluso vejadas (a veces físicamente) por su inclinación, pero esa defensa de su dignidad como personas, independientemente de su tara, no puede jamás ser justificación de dicha tara, o pretender que la anomalía constituye una suerte de “cultura alternativa” o “contracultura”. No sólo porque estaríamos faltando a la realidad, y pervirtiendo el concepto de salud o normalidad, sino porque con ese planteamiento, estamos vedando o cerrando a las personas con desviaciones sexuales el camino hacia la curación, del mismo modo que las asociaciones de padres sordomudos impedían a sus hijos curarse de la enfermedad por un mal entendido sentido de pertenencia superior.
Bueno es defender a sordomudos y homosexuales de la discriminación, pero mejor es para ellos poner a su alcance los medios para que puedan desarrollarse como personas normales y sanas, tanto física como psicológicamente.
63 comentarios
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LA
La tara no está en sus genitales, sino en su psique.
Esta señora tiene tres puntos: es mujer, es sordomuda y es homosexual, por lo que se entiende que reviente de orgullo, solo le falta el ser negra que ya sería para elevarse a la cúspide.
Con la salvedad de la definición de su sexualidad, hay otra mujer que le supera con mucho, me refiero a Hellen Keller, pero esta señora no ha pasado a la historia por ser víctima de nada sino por la superación de sus problemas y me parece que si hubiera vivido hoy estaría encantada de que la medicina hubiera adelantado tanto que, al menos, le solucionara una de sus dos enfermedades, si los oftalmólogos no pudieran solucionar el otro. Hellen Keller nunca quiso batir el record de las desgracias, lo que quería es ser como las demás, se esforzó por ello y la conocemos por eso no porque fuera sorda y ciega.
A nosotros nos corresponde respetar.
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LA
Nadie niega la importancia de las lenguas o los lenguajes. Al contrario, precisamente el artículo incide en ello.
Un saludo.
Además ni ella ni Beethoven, que también tenía un grado de sordera, se movían en ghettos sino en el mundo de las personas que sí oían y sí veían con las desventajas que eso suponía para ellos.
Ambos son el triunfo del espíritu sobre la materia deteriorada y eso es admirable.
- Como es igualmente evidente a la razón que dicha facultad psíquica va también acompañada de otros procesos e instintos naturales que son precisamente los que la hacen atractiva, puesto que la sola razón no bastaría para ejercitarla por mera motivación mecánica y humanitaria. De la misma manera, nos alimentamos por placer, por impulso físico cíclico, por cultura o gastronomía incluso, no solo porque sea evidente a la razón que debemos nutrirnos periódicamente como se riegan y abonan las plantas.
De este tipo de reduccionismos deontológicos, deducirían algunas personas, matrimonios católicos incluso, que la razón les obliga a comunicarse íntimamente recurriendo exclusivamente a la penetración, puesto que otra clase de práctica no garantiza ese arquetipo de perpetuación de la especie. Es evidente a la razón que, como motivación matrimonial, probablemente lo contemplarán escasas decenas de parejas anualmente, viviendo el resto en absoluta y presunta irregularidad.
Y ya de ahí a recordar que existen individuos, de todos los cocientes intelectuales, completamente incapacitados psíquicamente para pretender colaborar a la perpetuación de la especie, debido inexorablemente al requisito de complementariedad cóncavo-convexa, nos meteríamos en una controversia ciertamente sin sentido que me temo no tiene nada que hacer frente a las premisas particulares del artículo.
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LA
Guillermo, son bien conocidas en este portal su propia inclinación (confesa) y pensamiento al respecto de este tema.
Nada hay de reduccionista al indicar que es accesible a la razón el objeto (natural tanto desde el punto de vista biológico como filosófico) del sexo y, por ende, del sexo psíquico y la sexualidad.
Como a otras necesidades biológicas, la naturaleza le dota tanto de un impulso de necesidad, como de una recompensa de placer, tanto más intensas ambas cuanto más necesaria es sus satisfacción. En el caso del sexo, son las hormonas las que regulan tanto la necesidad como el placer.
No es "determinismo", es pura biología, sobradamente demostrada.
A continuación pone usted en mi teclado algo que yo no he escrito, cuanto que la práctica de la cópula debe ser meramente mecánica o humanitaria. La doctrina católica, a diferencia de otras ideologías, no niega las características naturales del sexo. Pero hace hincapié en que estas deben ordenarse a su perfeccionamiento último. Y mal van a poder ordenarse a un fin perfeccionado si incumplen mero fin biológico.
No se desvíe en el universo de las "prácticas sexuales". Yo no hablo de eso, hablo de inclinación. Como habla Pilar Lima, que no hace hincapié en si practica su inclinación o no, sino en el "orgullo" de tenerla.
Si las cosas fueran como las pintas no se condenaría nadie y daría lo mismo ser Santa Teresa de Calcuta que Hitler.
Ya advertí hace tiempo que la pérdida de la virtud conlleva siempre la del pecado.
Evidentemente se puede comparar con las desviaciones o desórdenes de atracción. Éstas están siendo fomentadas por el exterior del individuo, con varias influencias mediáticas, culturales, comerciales y últimamente institucionalmente, gubernativa y educativamente. Y si estas influencias encuentran un problema personal o carencias afectivas, son mucho más efectivas. Que es el objetivo.
La dignidad humaba no es absoluta. Lo es sólo la de Dios.
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LA
La dignidad humana es inherente. Otras dignidades del hombre, en cambio, son contingentes.
No se puede hacer de una tara física una suerte de "tribu" o "identidad".
Sobre la minusvaloración o discriminación, ésta puede haber ocurrido, pero en cualquier caso no justifica el error narcisista de construír una supuesta "cultura" alrededor de la propia discapacidad u homosexualidad.
El modelo cerrado de convivencia aumenta los vínculos de una comunidad donde todos se conocen y tiene sus ventajas.
Cuando la gran emigración judía de finales del XIX y principios del XX los rabinos (rebbes) de los shtetlem se encontraron que, en cuanto llegaron a sus destinos, la comunidad se desparramaba y su autoridad disminuía.
Esos modelos se pueden repetir por razones muy diversas, las incapacidades físicas pueden ser una razón como otra cualquiera, pero, si ésta desaparece, ya no tiene razón de ser.
El mundo, como dijo Ciro Alegría, es "ancho y ajeno" y no sé por qué el título de esa novela, que leí de jovencita, me impactó. Las comunidades unidas por una razón sea física, religiosa o política hacen que el mundo encoja y sea abarcable porque entonces estamos nosotros y los demás. Y no es lo mismo "yo y los demás", como fue el caso de Helen Keller, que "nosotros y los demás". Enfrentarse al mundo con algo que te hace distinta da miedo, pero si estás amparada por un colectivo es más fácil.
Lo cierto es que no somos iguales, a pesar del Ministerio de la Igualdad y todo el mundo lo constata en cuanto se sitúa en el mundo y ante eso reacciona en solitario o buscando comunidades de las mismas características.
La obligación de evangelizar hizo que los cristianos vivieran integrados en comunidades incluso hostiles y en el Barrio de los Alfareros de la Antigua Roma podía haber uno o dos cristianos y los demás no. Lo único que hace que los cristianos se busquen es la persecución, si no la hay no se juntarán y el hecho de hacer comunidad para un cristiano significa acudir a rezar, a las misas o a los sacramentos, pero no vivir en la misma vecindad.
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LA
Un mensaje muy enjundioso, África. Efectivamente las comunidades minoritarias, y con frecuencia despreciadas cuando no hostilizadas, y los judíos o los gitanos son un buen ejemplo, tienden a la unión y reforzamiento como medida de protección y defensa (y como los seres humanos somos sociales por naturaleza, si podemos hacemos sociedad también para la defensa). Es una reacción psicológica y cultural.
Naturalmente una cosa es pertenecer a un linaje, etnia o religión, y otra padecer una afectación de la salud. En este segundo caso, lo lógico es buscar el restablecimiento de la salud.
Aquí hay una igualdad básica y una desigualdad no básica, pero existente.
Sí conozco muchos casos que fueron exhibidos por grupos religiosos norteamericanos en los años noventa como ejemplo de "curación", y hoy en día viven con sus parejas homosexuales y afirman que todo fue una mentira.
En el año 2013 el grupo Exodus, que era el más famoso de EEUU en "terapias de conversión" fue cerrado cuando su propio presidente Alan Chambers confesó su homosexualidad y pidió perdón por todo el daño causado a personas homosexuales por sus terapias inútiles.
Como también Mckrae Game en 2019 y otros.
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LA
Vaya por Dios, que yo sí conozco a uno que lo ha logrado. Personalmente. Claro, no puede decir públicamente qué psiquiatra le ha ayudado, porque le pueden perseguir y castigar. Cosas del "régimen de libertades".
Mire, todo trastorno psíquico, conforme pasa el tiempo, es más difícil de revertir. No se "curan" la mayoría de los pedófilos, zoofilos, fetichistas, y otras parafilias cuando son adultos. Para la mayoría lo que se trata, y desde luego se puede conseguir en no pocos casos, es un control de impulsos que les haga vivir con una inclinación "desactivada". Es decir, mucho menos desordenada. Y más acorde con su naturaleza.
Y créame que una minoría de ellos logran emparejar con una persona del otro sexo y formar una familia natural, sin mayores problemas, y sin ser forzados a ello. Muy al contrario, casi todos testimonian que se sienten mucho mejor con ellos mismos.
La inclinación sexual aparece a partir de infancia tardía y la pubertad, y se desarrolla plenamente en la adolescencia. Es en esas edades donde aparecen principalmente los factores que pueden provocar una inclinación antinatural. Y evitarlos, e iniciar precozmente una terapia etiológica conduce, oh sorpresa, a que en muchos de esos casos sí se consigue revertir esa anomalía y lograr una inclinación y sexualidad armónicas con la naturaleza humana.
El mejor ejemplo es la disforia de género: como es lógico, aparece en el momento de la autoidentificación sexual (tan pronto como a los dos años o incluso antes). Con tratamientos precoces, incluso sin tratamiento, la mayoría de las personas que la sufren acaban identificándose con su sexo biológico al llegar a la adolescencia. O sea, que sí se puede.
Y lo más significativo: la mayoría de personas que revierten la disforia de genero acaban sufriendo inclinación homosexual, lo que demuestra que una y otra no son más que dos fases (una más precoz y grave y otra más tardía y menos severa) del mismo trastorno. Para cualquier otro tipo de afección psíquica estos términos se tratarían en los manuales científicos con total normalidad. En el caso de los trastornos sexuales, hay una ley del silencio desde hace décadas.
Amar a esas personas es ayudarlas. Y la mejor ayuda es que se libren de una contracción antinatural, y vivan su sexualidad de forma natural y ordenada.
Un saludo.
PD: Olvidé acotar sus supuestas demostraciones de que no existe la "curación gay".
Todos los ejemplos que pone pertenecen a asociaciones protestantes estadounidenses, que basan su enfoque en el empleo de la Biblia como guía terapéutica.
Aunque es obvio que la enseñanza cristiana orienta a lo justo y recto, y por tanto a lo bueno, cuando estamos hablando de una alteración de una función fisiológica normal, es accesible a la razón y por tanto a la ciencia la causa y el posible remedio, si lo hubiere, para ella.
El fracaso, pues de una terapia no bien centrada no demuestra realmente nada.
Por lo demás, el grupo Éxodus (sólo la afiliación en EEUU, porque en el resto del mundo sigue existiendo) se escindió en dos cuando Alan Chambers se hizo con la directiva y colocó en puestos de responsabilidad a personas afines a él. Fue su grupo el que cerró y "pidió perdón" por las terapias de reversión (insisto, de base científicamente no probada). El resto de la asociación, entre ellos el fundador de Éxodus, crearon Restored Hopa Network, donde mantienen las mismas posiciones y se siguen ofreciendo a aquellas personas con tendencias homosexuales que deseen abandonarlas.
En cuanto a McKrae Game, era un terapeuta que creó una asociación con una terapia peculiar propia, y posteriormente se "arrepintió", declaró que era homosexual encubierto (creo que la mayoría de los que crean estas terapias lo son o han sido, y de ahí su interés) y se mostró en contra de las terapias "de reversión". Curiosamente, la asociación que fundó sigue funcionando con su terapia...
Hay muchos psicólogos y psiquiatras que han trabajado (o tal vez trabajan aún, pero no se publicita por miedo a las sanciones) en tratamientos para la homosexualidad o la disforia de género, y han publicado resultados de todo tipo, pero en muchos casos de mejoría y también de corrección. En España el más conocido sería Aquilino Polaino, sobre el que se desató en su momento una campaña vergonzosa de ataques personales. Pero hay muchos más
Esos casos que menciona ocurren, por desgracia, y se les da mucha publicidad, pero por cada uno de esos hay muchos otros que mejoran grandemente, y no pocos que abandonan por conpleto su homosexualidad. Pero claro, apenas nadie les publicita.
También hay que decir que esos casos de fracaso son más típicos del mundo protestante USA, donde son muy dados a una actitud irreal que confía demasiado en sanaciones espontáneas y repentinas, sin el necesario, largo y complejo proceso interior que debe acompañarlas.
"pone usted en mi teclado algo que yo no he escrito, cuanto que la práctica de la cópula debe ser meramente mecánica o humanitaria".
- No lo ha escrito porque es una inferencia mía a partir de otras palabras que sí ha escrito: "Es evidente a la razón que la sexualidad tiene como objeto la reproducción humana y la perpetuación de la especie. Cuando una persona no siente la inclinación carnal hacia el otro sexo sino el propio, es obvio que se está apartando del fin esencial del sexo".
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LA
Las palabras que he escrito describen el hecho biológico. Usted sabe perfectamente que la enseñanza de la Iglesia católica, que esta bitácora adhiere cordial y fielmente, enseña que ese acto carnal se enmarca dentro del matrimonio, unitivo y procreativo, consorcio de vida, fundamento de la familia y escuela del amor.
Da usted por hecho que yo agoto la sexualidad en su fin biológico, lo cual es falso. Ocurre que para argumentar contra el orgullo homosexual de Pilar Lima y su movimiento hay que retroceder a las bases meramente fisiológicas para apreciar la desviación.
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"las características naturales del sexo [...] deben ordenarse a su perfeccionamiento último. Y mal van a poder ordenarse a un fin perfeccionado si incumplen mero fin biológico".
- (A mí aún no ha sabido justificarme ningún párroco ni catequista qué hacemos con las segundas nupcias de viudo y viuda de 50 años, edad todavía vigorosa pero ya no fértil).
Disculpe el inciso pero, análogamente, cuando no se dan esas mínimas premisas biológicas por incompatibilidad manifiesta con otras premisas psicológicas paralelas y necesarias, quiere decir que huelga todo "perfeccionamiento último". Simplemente no pensó la Naturaleza en un perfeccionamiento último para la totalidad de los emparejamientos humanos, sino para la inmensa mayoría.
Lo cual no puede autorizarnos a clasificar las minoritarias excepciones (todas sin distinción) como "desviaciones", "alteraciones", "taras de la normalidad", "diversos grados de desorden con respecto a la naturaleza de las cosas", "salud", "curación", "personas normales y sanas", etc.
Y para terminar de redondear la faena, una buena equiparación con "pedófilos, zoofilos, fetichistas, y otras parafilias", y por supuesto con la disforia de género, que por lo visto no es más que "una fase más tardía de otra más precoz".
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LA
Vuelve usted a confundir cópula con matrimonio cristiano. El fin de la cópula es la reproducción. El matrimonio natural tiene ese fin, más el de la crianza y protección de los hijos. El matrimonio cristiano añade la comunidad de amor a la que antes aludía. Son capas superpuestas, y el matrimonio cristiano, mientras no desmienta el fin natural del sexo, permite por supuesto esa comunidad de amor, independientemente de que se produzca el fin natural o no (por eso los matrimonios cristianos voluntarios y consumados son válidos y legítimos, aunque no tengan descendencia, su fin biológico último). Por eso la Iglesia permite el matrimonio de varón y mujer que aparentemente no podrían concebir por edad, mientras que considera inválido aquel que contrae un menor, o una persona disminuida psíquicamente, aunque puedan procrear.
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MIre, es todo mucho más sencillo. No pasa absolutamente nada si no te gustan las mujeres (y a pesar de ello querer seguir siendo hombre, ¡por supuesto que sí!). En serio. Ya le gustarán a otro, como por ejemplo a usted, a mi padre o a mis abuelos, gracias a Dios.
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LA
Guillermo, es todo mucho más sencillo. Las personas sanas no tienen día especial ni semana del orgullo. El problema no es tener una inclinación anómala, pues eso las más de las veces es involuntario; el problema es pretender negar la anomalía, e incluso fomentarla.
Yo puedo tener la inclinación de morderme las uñas, derivado de que en mi primera infancia era un modo sencillo de canalizar mi ansiedad, pero lo saludable es procurar evitar hacerlo, porque es malo para mi salud, y trabajar para no sentir ese impulso buscando y resolviendo las fuentes de esa tendencia, no afirmarme en ello y entregarme con frenesí, pretextando que destrozarse las uñas a mordiscos es otra forma válida de hacerse la manicura.
Un saludo.
En cambio no nos está prohibido admirar a los demás porque si somos tan agudos como para ver los méritos de otro, a pesar de que no alardee, y tan ecuánimes como para alabarlos eso no se nos imputará como algo negativo, sino al revés.
Evidentemente el respeto por la conducta de los demás, sea ésta cual sea, impide esa admiración porque aquí lo solicitan por el mero hecho de ser una persona, lo cual no es gran cosa. Por eso cayeron primero las virtudes para que no se viera el pecado y por eso si le preguntas a un joven, que quiere mucho a su padre, cuál es la principal virtud de éste dice: ¿Mandeeee?
Nadie tiene un padre, una madre o una esposa perfectos, por lo tanto tendrán alguna virtud más sobresaliente y carecerán de alguna otra, pero no saben, no contestan.
En el caso de Helen Keller, por ejemplo, como la realidad entra por los sentidos y ella carecía de los dos más importantes es de suponer que las potencias del alma, las espirituales, tenían que trabajar a todo trapo tanto para percibir la realidad como para llegar a conocer ideas abstractas. Y eso, repito, es la excelencia y por lo tanto me quito el sombrero aprovechando que, como hace calor, lo llevo puesto. Ahora bien, no me pidáis lo mismo por cada uno que pase por el mero hecho de tener la dignidad ontológica de persona.
¿Ha quedado claro, Vicente?
Pues los hombres y mujeres homosexuales que conozco no responden a ese perfil marginal y patológico que presentaba Polaino.
Supongo que como dice el refrán cuando uno es un martillo todas las cabezas parecen clavos.
Y cuando uno tal vez no ha conocido más homosexuales que los que acuden a tu consulta, te piensas que todos son enfermos.
Yo no soy psicólogo ni psiquiatra y me parece que no lo somos ninguno de los que han escrito en este blog, en cualquier caso me atrevo a decir que algunas personas pueden creer tener inclinaciones sexuales cuando en la infancia han sufrido algún abuso y eso les confundió.
Al acudir a terapia no creo que se curen de la homosexualidad sino del trauma que sufrieron.
En otros muchos casos no hay ni abusos, ni padres distantes ni madres sobreprotectoras, ni chorradas freudianas pseudocientíficas.
Simplemente son así. Y no tienen ninguna tara, palabra que por muchos paños calientes que se quieran poner, siempre resulta ofensiva.
Por cierto que desde lo de Polaino y la aprobación del matrimonio gay han pasado ya casi veinte años, y no se han cumplido los apocalípticos augurios de centenares de niños abusados por padres homosexuales y por tanto pederastas que los adoptarían para violarlos.
La realidad es que los gais pueden ser tan buenos o malos padres como cualquiera.
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LA
La realidad es que los homosexuales varones no suelen preocuparse por criar hijos, contra lo que pretenden hacer creer los medios de comunicación de masas. Mucho más lo hacen las mujeres homosexuales.
Y, aparte de que la promiscuidad es mucho más elevada entre varones homosexuales que entre mujeres homosexuales, con lo de escasamente edificante que eso resulta para la crianza de un hijo, privar a un niño, a sabiendas, de una figura materna, o paterna, es- y eso no hay psicólogo que lo niegue- algo contraproducente para él. En el futuro lo veremos. Es uno de los experimentos más masivos que se han hecho en la historia, para contentar a un grupo ideológico.
Ya ha puesto una información sesgada en su anterior mensaje a propósito de los grupos protestantes americanos de "ex-gay", y aquí vuelve a entresacar un titular manipulado y entresacado de las declaraciones de Polaino que, le guste a usted o no, es un profesional con una larga experiencia como para hacer un trazo tan grueso como el que usted le atribuye.
Me parece que el que se está cubriendo de gloria es usted, Tamayo. No vuelva a hacer eso, se lo ruego.
En cuanto a la desviación de la inclinación sexual natural, la homosexualidad no es, en esencia, diferente de la efebofilia, la pedofilia o la gerontofilia. Al cambiar el objeto, cambia la percepción, y por ello, con el adecuado refuerzo de condicionantes sociales, puede ser tolerado socialmente de modo más o menos amplio.
A fin de cuentas, la efebofilia en la antigua Grecia, y en otras culturas, era considerado algo socialmente aceptable, e incluso se alentaba a ello a los adolescentes, siempre que su erastes fuese alguien respetable y amigo de la familia.
No de modo distinto la mayoría de los psicólogos o psiquiatras ya no tratan la homosexualidad, y cada vez menos la disforia de género: al haber una aceptación social, se procura la adaptación social de la persona que sufre el trastorno, en vez de tratar de corregir el trastorno. Está pasando o pasará con la mayor parte de las parafilias.
Esto último se sale del concepto de salud mental y entra dentro del de costumbre social.
Los fumadores se han dejado arrinconar por una mayoría constituida por minorías algunas exiguas pero beligerantes, mientras otras minorías obtienen derechos pese a que también son exiguas pero son beligerantes, como es el caso de la población homosexual con ese orgullo que también lo han debido conquistar.
El tabaquismo es un hábito adquirido, como alegan muchos acerca de la homosexualidad.
Si la homosexualidad fuese congénita, se afirma lo mismo acerca de la personalidad adictiva.
25% son fumadores y no más que 10% es homosexual. La diferencia es la actitud, el orgullo.
1) Aquellas mujeres que, porque sus padres pudieran llevarse una decepción por no haber tenido un varón (porque padres de ese tipo hay), pretendan serlo a toda costa o las que entren en competencia con un hermano dentro del seno familiar.
2) Aquellas mujeres que tienen mala comunicación con los hombres y acaban viéndolos como extraños o enemigos.
Se habla de los autistas, pero no hace falta serlo para crearse un mundo donde un grupo humano, sea masculino o femenino, no tenga cabida y las relaciones más fluidas se tengan con el que una pertenece.
En ese sentido ayudan mucho los llamados "conocimientos inútiles" que son comunes y acercan a las personas según áreas de interés sin el sexo de por medio.
Como hablábamos antes de grupos segregados por otras causas la sexualidad puede generar también ese tipo de segregación si llega a constituirse en la razón de una vida.
Un mundo puede llegar a ser muy pequeño tanto si solo incluye a los sordomudos como si solo incluye a las mujeres, pero si se combinan ambas tendencias entonces acaba por ser minúsculo. Alguien que pretenda dedicarse a la política no puede permitirse el lujo de ser así porque, automáticamente, su definición de sí misma excluye a casi todo el mundo; un político tiene , necesariamente, que abrir el abanico al interés general sin que su situación personal aparezca como tarjeta de presentación.
Pues a mí me parece que estás jugando a ser psiquiatra sin serlo.
Y ya entemezclar pederastia, gerontofilia, homosexualidad y decir que en esencia no son distintas me parece ya patinar bastante.
Supongo que estamos a un comentario de distancia de que saques también la zoofilia.
Yo no saco titulares de Aquilino Polaino, sino que recuerdo su intervención televisada cuando fue invitado al Senado mientras se debatía la ley de matrimonio gay. Y él dijo las cosas tal cual las escribo.
No es mi culpa de que haya psiquiatras que parece que no han abierto un libro desde los años setenta.
Me hace gracia el prejuicio de que los hombres homosexuales son promiscuos y eso es mal ejemplo para los hijos.
Eso es un prejuicio injusto como cualquier prejuicio.
No sé si Juan Carlos de Borbón, hombre hetero hasta donde sabemos, habrá sido un ejemplo más edificante para sus vástagos que una pareja de hombres gais, que además según tú tampoco se ocupan mucho de sus hijos (otro prejuicio).
Lo cierto es que la homosexualidad ya no se vive en clandestinidad, y por eso todo el mundo conoce ya en su familia, grupo de amigos o lugar de trabajo a alguna persona gay.
Y yo conozco muchos, hombres y mujeres, incluso en mi ambiente castrense supuestamente "de machos", y ninguno responde a esos prejuicios de irresponsables promiscuo y malos padres.
Las tergiversaciones despectivas de su intervención son injustas.
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La alteración del objeto sexual es el término técnico. Porque es el objeto de la inclinación lo que se sale de lo natural. Y sí, la zoofilia también es una alteración del objeto sexual. En la desviación hay gradación, así que no se hace tabla rasa. La onicofagia y la agorafobia son ambos trastornos por ansiedad, aunque su gravedad sea muy diferente.
En la encuesta realizada por el INE y la secretaría sobre el plan nacional para SIDA, con más de 10.000 muestras, quedó patente que el 17% de los varones homosexuales habían tenido cópulas fuera de su matrimonio/pareja habitual en el año previo, mientras que entre los homosexuales y bisexuales esa práctica superaba el 60%.
No parece un prejuicio injusto, pues.
https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INEPublicacion_C&cid=1259924965002&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout¶m1=PYSDetalleGratuitas
Si usted quiere creer en la pareja homosexual burguesa, es muy libre. Yo también le dije que conocía personalmente a un homosexual que había dejado de serlo (no sin cicatrices, pero desde luego está muy contento de la "reversión", aunque la palabra en su caso no aplica, porque para él la heterosexualidad ha sido un descubrimiento), y ese dato no cambia su opinión de que eso es imposible.
En cualquier caso, sus opiniones o experiencias no son relevantes. Ni su memoria. Lo que usted recuerda que dijo Polaino igual es lo que recuerda que dijo la tele o los titulares de los diarios que él había dicho.
Lo que dijo está en esta dirección:
https://www.congreso.es/en/publicaciones-organo?p_p_id=publicaciones&p_p_lifecycle=0&p_p_state=normal&p_p_mode=view&_publicaciones_mode=mostrarTextoIntegro&_publicaciones_legislatura=VIII&_publicaciones_texto=&_publicaciones_id_texto=SEC200506200189.CODI.
También lo recomiendo a cualquier lector.
No tiene porqué parecerle bien o estar de acuerdo, pero el profesor Polaino presenta una avalancha de estudios que apoyan sus conclusiones, por no hablar de los miles de casos tratados de personas homosexuales con trastornos mentales que atendió (que pueden o no estar en relación con su inclinación) y los ciento sesenta que afirma haber tratado precisamente para que descubrieran su sexualidad natural.
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A usted por leerlo.
A otras les pasó lo que a muchísimos hombres gays: tuvieron una relación problemática con su progenitor del mismo sexo (aquí, la madre), lo que llevó a heridas en la propia identidad, y tratan de colmar esa carencia a través de la unión homosexual.
Una cosa importante para entender la atracción homosexual es que la persona que la experimenta no ama tanto al otro como tal, sino como una imagen idealizada de sí mismo, con la que anhela "completar" su propia identidad herida (por eso les atrae el mismo sexo: uno es atraído por lo que es ajeno a él, que en una persona con un desarrollo sano de la propia masculinidad o feminidad es el sexo opuesto y complementario, pero en una persona que experimenta un vacío en su identidad sexual, lo que siente como "complementario" es el mismo sexo, deseando inconscientemente la masculinidad de otro o la feminidad de otra para aliviar esa carencia).
Es por esto que son relaciones tan posesivas y a la vez volátiles, con tan alto grado de promiscuidad. Explica también la fuerte tendencia homosexual a la autocompasión. El otro es un medio de colmar las propias carencias. Esto también ocurre en no pocas relaciones hombre-mujer, claro está y por desgracia, pero en las homosexuales ocurre siempre por el propio origen de la atracción.
Debido a estas heridas, la relación de la persona homosexual con su propio sexo es de atracción-rechazo: a los hombres gays les resulta muy difícil mantener amistades sanas con otros hombres, mientras que, en cambio, sexualizan a esos otros hombres continuamente.
Y lo más importante: debido a este complejo trasfondo, es algo que, aunque no sea biológico, al ser un intento inconsciente de aliviar las mencionadas carencias, funciona como un impulso que se siente muy fuerte y necesario (aunque sea erróneo), por lo que es comprensible que la persona se aferre a él y le sea muy difícil resistirlo. Es mucho más duro lograr la castidad para ellos que para una persona con atracción heterosexual normal. Esto debería ser tenido en cuenta por quienes tratan con ellos y a veces juzgan en exceso sus caídas sin ser conscientes de la especial dificultad de su lucha.
En fin, no doy más la murga, discúlpenme. Sólo recomendar la lectura de autores (hoy proscritos) como Aardweg o Nicolosi, psiquiatras con muchos conocimientos y muchos éxitos en este tema, que me permitieron conocer la raíz de muchísimos aspectos de la personalidad homosexual que siempre veía y me extrañaban, pero que no lograba entender. E incluso, gracias a ellos, pude ayudar a la maduración afectiva de un amigo aquejado de este tipo de sentimientos homoeróticos (quién, de modo nada extraño, tenía una profunda falta de relación con su padre, y a la vez su dominadora madre lo tenía excesivamente bajo su ala).
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Para escribir una serie de artículos sobre el tema hace años, me empapé de bastantes estudios sobre la materia. En el caso de la homosexualidad masculina, parecía haber bastante coincidencia en un disbalance paterno-materno en la infancia y pubertad: padres ausentes (literal o figuradamente) y/o madres posesivas y sobreprotectoras. Era un patrón que se repetía con mucha frecuencia.
En el caso de la homosexualidad femenina, en cambio, el desequilibrio inverso no se daba con tanta claridad.
Luego está definir qué es una persona homosexual o lesbiana. Eso es ya más complicado. ¿Es homosexual alguien que ha tenido relaciones heterosexuales satisfactorias pero que un momento determinado de su vida prefiere las homosexuales? ¿Eran homosexuales los aristócratas que tenían amantes del mismo sexo y esposas con las que procreaban y tenían amplia descendencia? A las cuales a veces, por cierto, les encantaba el amante del marido.
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Pues en realidad es al revés.
En cuanto a la inclinación sexual, se tiene natural o antinatural. Es cierto que algunas personas sienten de los dos tipos, pero es un grupo muy reducido.
Asunto diverso es el de las prácticas, en el que yo no he entrado, porque no se trata de un impulso involuntario, sino de un acto voluntario. Hay quien tiene el impulso y no lo pone en práctica, y quien lleva a cabo la práctica sin sentir realmente el impulso.
En cambio, la sordera es un defecto cuantitativo. Se mide en decibelios de pérdida, y además varía según la frecuencia de sonido estudiada. Aunque se puede establecer un umbral de normalidad más o menos estricto, hay diversos niveles de profundidad de sordera.
El mundo es ancho y ajeno y, ante eso, se busca primero la identidad tribal y después la réplica de uno mismo porque el otro, la alteridad, se está volviendo demasiado compleja y la globalización exige un repliegue a la caverna. La cultura woke y la "sensibilidad" a todo lo que disiente parecen indicar algo parecido. Los otros se están volviendo hirientes, enemigos, diferentes y, por lo tanto, vamos de la reproducción sexual a la de la ameba invirtiendo lo que a Darwin le pareció que era la evolución natural porque los mamíferos constituían la cúspide de la evolución y el sistema más complejo.
El feminismo parecía tener como meta la igualdad con el hombre, pero, he aquí, que las diferencias se acentúan en vez de limarse y el colmo del feminismo es tener relaciones con otra mujer y vivir en un mundo de mujeres dejando como excéntricas a aquellas, como yo, que se mueven con soltura en ambos "bandos".
Es una posibilidad en la que no quiero pensar pero, cada vez que veo esas parejas, que parecen réplicas uno del otro, no deja de asaltarme.
En cambio en las parejas heterosexuales estas diferencias, tanto anatómicas como de gustos, son las más frecuentes.
Metáforas aparte, siempre me ha resultado asombroso cómo pueden estar absolutamente convencidos, sesudos psicoterapeutas con décadas de profesión, de que la atracción por el mismo sexo pueda suponer una ¡anomalía! que es aconsejable ¡curar! por el bien “natural” del sujeto “antinatural”. Dicho de otra manera, por qué yo te voy a “ayudar” a que tu inclinación sea la correcta, la verdadera, la mayoritaria, la que debería corresponder con tu genitalidad visible, anatómicamente complementaria con la del otro sexo, “ordenada” a la procreación y a la perpetuación de la especie en la que ya hay muchos pero faltas tú. Conocerás varios testimonios de gente que ha llegado a ser muy feliz (porque tú en el fondo no eres feliz, te lo digo yo, no lo eres ni terminarás bien, hazme caso).
“Las personas sanas no tienen día especial ni semana del orgullo”.
- Somos muchísimas las personas perfectamente sanas que no estamos colectivizados con nadie, representados por nadie, politizados por nadie, que no estamos celebrando ningún día especial ni semana del orgullo alguno. Es cierto que mucha otra gente sí quiere celebrar y enorgullecerse de un día o semana especial que no será necesario en las circunstancias de usted, porque dichas circunstancias nunca le han reportado incomprensión o algo peor, y por tanto no hay necesidad de evocarlas ni de identificarse o establecer un paralelismo que sería asimétrico. Pero insisto, no trate de colectivizar usted a quienes ni mucho menos estamos colectivizados, y mucho menos de dudar gratuitamente de que estemos sanos, por la sencilla razón de que nos bastamos y nos sobramos de dos en dos, la promiscuidad nos parece una absoluta falta de dignidad y respeto, y en lugar de con orgullo nos complacemos perfectamente en una perfecta, madura y sanísima AUTOESTIMA.
“El problema no es tener una inclinación anómala, pues eso las más de las veces es involuntario; el problema es pretender negar la anomalía, e incluso fomentarla”.
- “Anomalía” que, volvemos a lo de antes, únicamente la opinión arbitraria de un reducido sector de la profesión especializada considera preocupante. ¿A qué, por lo tanto, ese temor en afirmarla o negarla, en fomentarla o sencillamente aceptarla en su naturalidad? ¿A qué, por lo tanto, tener que rebuscar comparaciones tan poco afortunadas como la de morderse las uñas, método por otra parte ancestral de la humanidad?
“Para escribir una serie de artículos sobre el tema hace años, me empapé de bastantes estudios sobre la materia. En el caso de la homosexualidad masculina, parecía haber bastante coincidencia en un disbalance paterno-materno en la infancia y pubertad: padres ausentes (literal o figuradamente) y/o madres posesivas y sobreprotectoras. Era un patrón que se repetía con mucha frecuencia”.
- Frecuencia o excepción, patrón o extravagancia, circunstancias repetidas u otras totalmente estándar, la conclusión es tan inmediata y breve como superflua: ¿Y qué? ¿De verdad tiene que ser preocupante que a un muchacho terminaron atrayéndole los muchachos y no las muchachas porque igual su padre tenía mucho trabajo/murió o porque igual su madre era un sargento?
Vuelvo a repetírselo, Luis Ignacio, es todo mucho más sencillo. ¡Y no pasa nada!
Pero entre bautizados, le añado algo más. Qué triste es poder cada vez menos sostener moralmente, no ya ante la sociedad y el mundo estúpido que por supuesto que ni hablar, sino ante tu propio fundamento y tus propios hijos cada vez más perplejos, que algo tan irrelevante como la preferencia inexplicable por uno o por otra tenga que seguir siendo una cuestión determinante, trascendental e incluso de fatal gravedad.
Es una sensación de "haberse ido de las manos" que a la única salida a la que terminará conduciendo, sin dárnoslas de augures, será a la del completo absurdo y la impotencia. No será más que cuestión de tiempo, muchísimo y lentísimo tiempo, como siempre, que se volverá a revisar imperceptiblemente por el mero uso, como siempre, esta como tantas otras restricciones antaño incuestionables. Yo siempre pongo el ejemplo de imaginar la escena de San Agustín en la playa pero en las playas de hoy día. Mundos diametralmente opuestos, y sin embargo los mismos hijos de Dios.
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Precisamente, la equiparación entre la inclinación por un uso natural con uno antinatural es la falacia de base. Si yo en vez de sentir inclinación por comer alimentos la tengo por comer tiza o algodón, no estoy eligiendo "otro camino igualmente legítimo", sino que tengo un trastorno descrito en el DSM V como Pica. Como estaban las parafilias en todos los manuales diagnósticos de enfermedades mentales antes de que una campaña ideológica (y política) obligara a eliminarlas poco a poco.
Esa es la base de la filosofía postmoderna, y la conclusión de su actitud: no existe el orden natural, y por tanto, lo importante es que uno esté bien consigo mismo, independientemente de los fines o los medios empleados. Y, de hecho, hace décadas que los homosexuales que no se sienten a disgusto con su inclinación, no son tratados etiológicamente. Bueno, hoy en día, ni siquiera se pueden tratar aunque no estén conformes con su inclinación antinatura.
Entre bautizados le diré que la Iglesia sí cree en el orden natural, porque es el orden divino accesible a la razón (mientras que el revelado sólo es accesible a través de la fe). Y entre bautizados le diré que la Iglesia no condena la inclinación, pero es evidente que si uno considera su inclinación antinatural como algo bueno, más pronto o más tarde acabará cayendo en su práctica, que sí es pecaminosa. Por eso el mandato de la doctrina cristiana es que quien tenga esa inclinación deba guardar castidad. Como por otra parte debe guardar cualquier persona no casada, tenga la inclinación que tenga.
Por cierto y ya que lo cita, que san Agustín, en su pasado pecaminoso también tuvo prácticas homosexuales, de las que abominó con todo su corazón tras su conversión. Le invito a seguir sus pasos.
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La inclinación es involuntaria, y por tanto no puede ser pecaminosa, ya que todo pecado necesariamente es cometido con voluntad (más o menos oscurecida, pero nunca anulada). Otra cosa es que algunas, o muchas inclinaciones nos induzcan al pecado (la concupiscencia) en diversos grados. Pero el pecado es la práctica, sea de pensamiento o, sobre todo, de obra. Que en este caso es pecado grave.
Como le indico a Guillermo PF, la Iglesia no condena la inclinación sexual antinatura, sino su práctica y promoción.
1) La homosexualidad es una alteración de tu orden moral, no del orden natural.
Es algo muy común que todas las religiones e incluso ideologías políticas pretender que sus ideas se corresponden con la naturaleza humana.
Para Aristóteles en su libro de la Política también era parte del orden natural que existiera la esclavitud, porque había hombres incapaces de gobernarse a sí mismos y otros capaces de gobernar a los demás, y esa creencia se sostuvo en el occidente cristiano hasta el s.XIX.
2)Me gustaría saber por qué tu experiencia sobre un homosexual "curado" es una prueba, mientras que dices de mí: "sus opiniones o experiencias no son relevantes" sobre las declaraciones de Aquilino Polaino.
Está todo en las hemerotecas incluso se puede consultar el archivo del Senado.
Estoy leyendo un montón de comentarios sobre gais y lesbiana de gente que dice conocer estudios. Estudios sobre gente patologizada.
Yo conozco personalmente a mucha gente homosexual, especialmente lesbianas.
Me atrevería a decir que en mi profesión al menos el 10% de las mujeres son lesbianas.
La mayoría están casadas y algunas tienen hijos.
No creo en la pareja homosexual burguesa, yo sé que existe la pareja homosexual burguesa.
Y de verdad que eso de que han tenido padres maltratadores, que si tienen una sexualidad herida y demás, en serio que son estereotipos desfasados.
De la época en que los psicólogos clasificaban a la gente según su físico en atléticos, pícnicos (gordos) y leptosomáticos (flacos) y a partir de ahí sacaban conclusiones sobre su carácter y tendencias patológicas (Clasificación de Kretschmer).
¿En serio todos los delgados son iguales?
Pues de esa misma época vienen las clasificaciones patológicas de los homosexuales.
De la época en que los tests psicológicos del ejército de EEUU te preguntaban si preferías ser minero o trabajar en una floristería, y si respondías lo segundo te expulsaban (es un testimonio cierto del Secretario de Defensa Robert McNamara).
3) Y enlazando con lo que decía masivo yo tiendo a pensar como decía el escritor Gore Vidal que "homosexual" más que un adjetivo es un adverbio.
Es decir, que ante la manía ilustrada y racionalista de etiquetarlo todo, se debería reconocer que más que personas homosexuales realmente lo que hay son comportamientos homosexuales.
Existen las personas y somos seres sexuales.
La mayoría a lo largo de nuestras vidas tendremos relaciones sexuales exclusivamente con personas de diferente sexo.
Otros exclusivamente con personas del mismo sexo.
Y otros alternativamente con ambos sexos.
Y no habrá cambios fundamentales en nuestra personalidad por ello.
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1) El orden natural no es mío. Ni de ninguna religión. Es un concepto filosófico muy antiguo, que presupone la esencia de la naturaleza de los conceptos. El sexo es un ente real, y tiene un fin, por tanto, una naturaleza. La atracción hacia la cópula de dos personas del mismo sexo va contra esa naturaleza y fin del sexo.
No es tan difícil de entender, Tamayo. Haga un esfuerzo.
2) El punto es que las experiencias son de cada uno, por tanto, para el debate de conceptos tienen un peso muy relativo. Vale para las mías, y vale para las suyas.
Si lo que el profesor Polaino refiere tratara sobre la depresión o la psicosis, no habría ninguna polémica fuera de unos pocos círculos especializados, como se trata de un asunto ideologizado, y fundamental para la concepción posmoderna de la autodeterminación del individuo (filosofía oficial y dominante) mucha gente rechaza los datos científicos porque no casan con esa concepción. Hasta el punto de injuriar al científico que dice lo que nos nos gusta oír, o, como hace usted, de despreciar la psicología como una rama del saber que pudiera cambiar radicalmente de una generación a otra simplemente porque las costumbres cambian. como si el objeto de la misma, la psique, no fuese una parte fundamental de los seres humanos de todo tiempo.
3) Precisamente porque somos seres sexuales, es importante conocer para qué sirve el sexo. Y eso es algo que no sólo han olvidado los homosexuales, sino en general toda la sociedad, aunque sus inclinaciones no sean contranatura.
2) Sobre las causas de esa desorientación hay muchas teorías, pero creo que nunca se sabrá a ciencia cierta porque pertenece al campo de la ciencia más complejo y oscuro: la neuropsicología......Pero, por lo que tengo entendido, la causa genética hoy por hoy está descartada....(el famoso estudio que se hizo hace 4 o 5 años con 500.000 persona)
En España antes de la aprobación del matrimonio gay era legal que una persona soltera adoptara.
Incluso se publicó que un sacerdote de Segovia en el año 2002 llamado Valentín Bravo adoptó un niño con las bendicionesde su obispo.
Nadie en su momento habló de que la adopción por parte de solteros era privar a un niño del derecho de tener un papá y una mamá.
Incluso en la práctica los gais ya tenían derecho a adoptar, porque para ese trámite no te preguntan por tu identidad sexual.
El problema vino cuando los gais podían adoptar como pareja dentro del marco de la nueva ley de matrimonio.
Por eso creo que además de una sobreactuación con los derechos del niño, que parece que solamente se violan cuando adoptar gais, hay otra cosa.
Por le contacto que tengo con ellos, con los prelocutivos, he deducido que son muy manipulables dentro de su entorno, dan su confianza a algunos y poco más y que en el caso de los políticos muy utilizados cuando les conviene y puede ser el caso de Pilar.
Para unos el hombre es promiscuo por naturaleza y legalizan la poligamia.
Para otros la esclavitud de los inferiores respondía a la naturaleza.
Para los católicos todo lo que no sea sexo para procrear es antinatural.
Etc.
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Parece que anda usted igual en filosofía más o menos igual que en psicología.
Por si es de su interés o de los lectores, y para no desviar más el hilo, le enlazó un artículo que publiqué sobre la ley natural
https://www.infocatolica.com/blog/matermagistra.php/1906280829-la-ley-natural
- Le puede parecer falacia, monstruosidad nefanda o apocalipsis. Desde que el mundo es mundo, a la gran mayoría de la gente le atrae la gente del otro sexo, y a otros pocos les pasa lo contrario. Tan natural una cosa como la otra. Porque una sea la regla, la otra no es la excepción. La excepción es la asexualidad, que también existe. ¿O salieron así porque eran muy malos y les gustaba contradecir a la Creación?
Morderse las uñas, comer tiza o algodón… ¿de verdad que no encuentra símiles más desafortunados? ¿O más faltos de caridad alguna?
“Esa es la base de la filosofía postmoderna, y la conclusión de su actitud: no existe el orden natural, y por tanto, lo importante es que uno esté bien consigo mismo, independientemente de los fines o los medios empleados”.
- Independientemente de los fines y medios que los demás me quieran venir a imponer en su peculiar concepto del “orden natural”, que ¡oh, casualidad! es el que justo justo coincide con su orden mental y su escala de valores, que quiere pretender universal.
“Y, de hecho, hace décadas que los homosexuales que no se sienten a disgusto con su inclinación, no son tratados etiológicamente. Bueno, hoy en día, ni siquiera se pueden tratar aunque no estén conformes con su inclinación antinatura”.
- Ya le aclaro yo que son bastante poquitos. Y poquito el entorno hostil esforzado en hacerles sentir inmundos. Y nunca les va a faltar un buen psicólogo que les ayude en primer lugar a construir su autoestima, en segundo lugar a aprender a sentirse a disgusto con cosas que de verdad merezca la pena en esta vida sentirse a disgusto, y más adelante a convencerse de que gustarte unos u otras es tan anecdótico como escribir con una mano u otra.
Le agradezco la invitación a seguir los pasos de San Agustín, pero nunca me ha parecido buen ejemplo la argucia de implorar la conversión “pero todavía no”. Convertirse después de harto lo sabemos hacer todos.
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Estimado Guillermo, entiendo que este tema le toca personalmente, y crea que lo trato con toda delicadeza, pero la caridad no puede ir reñida con la verdad.
Y la verdad es que cuando una inclinación va contra la naturaleza, sea esta de índole sexual, alimentaria o social, lo es independientemente de la aceptación que tenga en un momento dado. El "siempre ha habido" nunca ha sido prueba de nada en lógica. Siempre ha habido anorexia nerviosa y agorafobia, y eso no las convierte en más naturales.
Sólo es prueba de los seres humanos somos imperfectos (evidencia accesible a la razón en cualquier caso).
En el caso de Pilar Lima, pertenece a un movimiento ideológico y social, el "gay", que no sólo agrupa a homosexuales, sino que además postula un estilo de vida donde se acepta y hasta promociona la promiscuidad y la impureza. Es decir, que induce al pecado. Por tanto, es tan condenable como el estilo de vida libertino. Por tanto, es justo y necesario advertir contra ello, y plantear las bases de ese error.
No entiende lo que es el orden filosófico natural. No es que yo me invente un "orden mental" y lo quiera imponer a los demás. Ese es precisamente el modus operandi de la moral posmodernista: cada uno se fabrica la que más le acomoda, y el único delito es pretender "imponerla" a los demás (aunque en realidad, bien que se me impone a mi el querer equiparar lo natural con lo antinatural). No, es al contrario: el orden natural se deduce de la razón, y por tanto debe tener una aplicación universal para ser cierto. Y soy yo, con mis inclinaciones y mis defectos, el que procuro adecuar mi comportamiento a ese orden, porque si es real, entonces es verdadero, y por tanto, es bueno.
Que el uso contra natura del sexo, y la inclinación a su práctica, va contra el fin natural del mismo, es algo tan evidente a la razón (no ya filosóficamente, sino biológicamente), que lo que sería intolerable es que yo hiciera restricción mental solo para evitar ser señalado por una ideología marcadamente irracional que equipara lo natural con lo antinatural.
La libertad consiste precisamente en eso, en no tener coacciones para buscar la verdad y para practicar el bien.
"Si anteriormente el cuerpo solía ser el objeto del espíritu (Spinoza) o la evidencia del movimiento del alma (Aristóteles), hoy no es la metáfora de nada, pues ninguna metáfora interviene en nuestra presencia, ninguna trascendencia interviene en nuestra concepción. Nuestro ser es solo un gigantesco encadenamiento molecular o un cúmulo maquinal de información, un depósito de datos extraíbles y cuantificables, el lugar de la virulencia, de la tecnología, de los nanochips, de la ingeniería genética, de la ideología, de la cetosis, del veganismo, de las calorías, del crossfit, de la promiscuidad, de los anticonceptivos, de la asexualidad, de la indiferencia, de la experimentación, de la cirugía plástica, del botox y la liposucción, del piercing y los tatuajes, de la saturación, de los ataques de pánico, de la metástasis total".
"Hay algo curioso y es que sea homosexual. Hace unos 30 años fui a clase de lengua de signos y me dijeron que entre los sordos prelocutivos era algo que no se daba".
Ese testimonio acerca de sordos prelocutivos, puede ser falso y motivado por la evitación del estigma pero, si fuera cierto, entonces ofrece un dato de tipo fisiológico para el origen de la homosexualidad.
Durante los debates en que participó el dr. Polaino, también sus partidarios hablaron con desprecio y burla de la debilidad y torpeza física de los homosexuales varones, lo que, si no existieran deportistas notables homosexuales, sería otro dato de origen fisiológico de la homosexualidad.
Antes de que internet y sus redes sociales ofrecieran culturas homosexual, suicida y otras accesibles a los niños, la homosexualidad era un problema que el sujeto percibía en su pubertad, al iniciar su apetito sexual. Sin embargo había indicios conductuales observados en el ambiente por los que el niño era objeto de burlas y agresiones por parte de otros, aunque el afectado no supiera el significado de lo que le atribuían.
Esa situación era observada por los padres pero, como el padre con frecuencia es ausente, por trabajo más que por infidelidad o alcoholismo, ha sido la madre quien ha debido guiar, controlar y proteger a su hijo y, al observar que le acosan e intentan seducirle o violarle, es deber suyo como madre controlarle con más rigor que si fuera un caso normal, lo que lógicamente debe ser sobreprotección, como también lo debe hacer el padre si sus compromisos le permiten dedicar tiempo a su hijo.
La diferencia entre padres sobreprotectores y padres negligentes, es la que hay entre un hijo que busca ayuda profesional, sea para cambiar o aceptarse, y otro que degenera pudiendo prestarse al circo milagrero evangélico en el que la persona exhibida testifica su pecado con detalles pornográficos en un tipo de prostitución ritual.
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Las posibles causas psicológicas de la inclinación homosexual están bien estudiadas.
El acoso o la burla a los adolescentes amanerados o afeminados (hablo de los homosexuales masculinos, que es el campo que tengo conocimiento, no puedo decir de los femeninos) porque se "salen" del estereotipo de varón, ha sido y es, por desgracia, una de las costumbres más nefastas de los varones, especialmente durante la pubertad, adolescencia y primera juventud, cuando la búsqueda de la aprobación del grupo y sus normas (o supuestas normas) masculinas es uno de los principales objetivos, y se llega a establecer una competición por ver quién desprecia más al diferente (vale lo mismo para el amanerado que para el "empollón", el sensible/artístico o cualquier otra "desviación" del estandar percibido como correcto para los hombres).
Ese rechazo social, además de injusto e indigno, probablemente hace tanto por afianzar una inclinación antinatural como la existencia de un padre ausente o una madre sobreprotectora. Los desafíos diarios para la psique de muchos adolescentes son más duros de lo que nos pensamos.
No tanto si el problema persiste, y en lo que discrepo es en la condena sobre la sobreprotección parental, la que más bien creo necesaria, aunque tenga efecto "castrador", un mal mucho menor que la promiscuidad escandalosa pues, al fin, la vida civilizada se basa en traumas.
El homosexual promiscuo, sea físicamente o exhibiendo su moral en circo milagrero religioso, llega a esa situación porque no hubo quién le sobreprotegiera. Tal vez se ha estudiado cuanto incide culpar a la madre por la homosexualidad de un hijo, en el maltrato familiar, tanto del padre contra la madre, como del hijo contra sus padres. Eso debería clamar al Cielo más que la misma "sodomía" pero no pasa nada.
También usted observa que, entre los jóvenes acosados, están los de tipo sensible/artístico. Entonces recordemos que el dr. J. Nicolosi, llegó al extremo de recomendar en sus terapias evitar lo que para él eran "ambientes para homosexuales", como conciertos sinfónicos, óperas, museos, galerías de arte, etcétera, estigmatizando con ese criterio a la música sacra del catolicismo, nada menos.
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Me temo que la promiscuidad es un hecho moral. Aparece en personas homosexuales y heterosexuales, y si es más frecuente en varones homosexuales, lo es en tanto que varones más que por homosexuales. La testosterona tendrá que ver más que la inclinación, sospecho.
En cambio, dudo que la falta de sobreprotección parental sea la causa de la promiscuidad, salvo que vivamos en una época en la que esa ausencia de sobreprotección sea notoria. No es el caso, porque en occidente vivimos en tiempos de mucha promiscuidad y mucha sobreprotección. Más bien miremos a la promoción obscena de la pornografía para hallar una causa.
Por último, he señalado el temperamento artístico/sensible como considerado poco viril en la norma masculina de los adolescentes (norma que distorsiona y exagera rasgos secundarios para marcar mayor diferencia), pero no hallo que se deba relacionar necesariamente con la inclinación homosexual.
Fue el dr. Nicolosi quien planteó la relación, pudiendo con ello influir contra la credibilidad de las terapias reparativas.
- Es usted el que entiende (y le asiste “la verdad”, ¡cómo no!) que se trate de “un tema que toca personalmente” a alguien, como si fuese una cosa externa que se apodera de una pobre víctima, cuando de lo que se trata es ni más ni menos que de la naturaleza intrínsecamente psíquica del individuo, formando parte inseparable de su propio yo. ¿A usted le gustan naturalmente las mujeres o es un tema que le toca personalmente y no sabe cómo sacudírselo?
Para tratarlo “con toda delicadeza” utiliza usted unas expresiones y unos símiles que son como para encima darle las gracias… Yo sé que lo intenta, le fallan las opciones de padre ausente, madre sobreprotectora, impedimentos legales de supuestas terapias, etc., pero usted sabrá qué elevado fin pretende.
“Y la verdad es que cuando una inclinación va contra la naturaleza, sea esta de índole sexual, alimentaria o social, lo es independientemente de la aceptación que tenga en un momento dado”.
- Va contra la naturaleza que usted llama naturaleza, y que se obstina en equiparar a una anorexia o a una agorafobia. La naturaleza no se resiente un ápice por que a un porcentaje de los individuos de una de sus especies no les atraigan reproductivamente las otras individuas. La naturaleza individual de cada uno de esos individuos no se resiente un ápice por ese motivo como sí lo haría por dejar de comer o por sentir ansiedad en la calle. ¿Se da cuenta de cómo el pretexto “natural” resulta inviable y absurdo?
“Que el uso contra natura del sexo, y la inclinación a su práctica, va contra el fin natural del mismo, es algo tan evidente a la razón (no ya filosóficamente, sino biológicamente)…”
- El sexo tiene varios usos, entre ellos uno tan imprescindible (y meramente animal) como el de perpetuar la especie, pero querer reducirlo únicamente a ese no tiene ningún sentido. Ya se habló el otro día del matrimonio entre viudos mayores; se acabó todo pretexto de “conforme natura”, “fin natural”, “plan divino”, etc.
Con el resto de su cruzada particular contra la señorita Lima no me voy a meter, por la sencilla razón de que ni me representa ni de hecho admito que pretenda representar a nadie colectivamente. No intervengo en quién quiere imponerse ideológicamente a quién, como yo tampoco le obligo a nadie a que bendiga mi vida privada, ni desde luego permito condenarla alegremente.
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Yo no me meto con su vida privada, Guillermo, que me importa entre poco y nada. Yo hablo de conceptos generales. Usted es el que se da por aludido.
A mi atraen mujeres, y mujeres que no son la mía, sino de otro. Y créame que no se me ocurre justificar eso, porque no es correcto. Por no hablar de otras inclinaciones que tengo y que tampoco son en absoluto convenientes a mi dignidad humana.
La diferencia es que yo no las justifico, ni las considero "características particulares" como si fueran algo neutro, porque ocasionalmente me inducen a realizar actos malos.
Eso es porque la naturaleza humana está herida por el pecado original, y es imperfecta.
Nos pasa a todos, no se crea usted peor o especial.
Créame que la naturaleza sí se resiente, y mucho, de cualquier inclinación que va contra ella. El orden es una característica del universo (y querido por Dios, por cierto). Y hay mucha más gente con anorexia y agorafobia por ahí, funcionando mejor o peor. No crea usted que los anoréxicos que se dejan consumir por no comer o los agorafóbicos que no salen a la calle son la mayoría, ni siquiera la mitad. Son tan excepcionales como los homosexuales exageradamente amanerados o compulsivamente adictos al sexo.
No asuma estereotipos de otros que no quiere para usted.
Sobre los "usos" del sexo no me voy a extender: tiene una función, que es para la que se previó. Que la recompensa placentera que la propia naturaleza le ha dotado para perpetuar la especie sea usada por algunas o muchas personas para otros fines se sale del tema del artículo. Si orillamos su función primordial, el sexo no deja de convertirse en un divertimento vacío. Y antinatural.
Ya, entonces las parejas que por cualquier motivo (edad, enfermedad, o porque usan anticonceptivos) no hacen el sexo para reproducirse se dedican a un divertimento vacío y antinatural.
Luego vendrán con excusas, que si no es lo mismo anticonceptivos que una esterilidad natural y tal y cual
El sexo puede llevar a la reproducción, y también es una forma de amarse y comunicarse.
Mi mujer tiene la ligadura de trompas porque le cuesta tener hijos y después de tres partos no va a estar dando a luz hasta que se le salgan las tripas, para contentar al Papa.
Cuando hago el amor con mi mujer aunque sabemos que no tendremos hijos, no creo estar dedicándome a una actividad vacía y antinatural.
La Iglesia sigue teniendo un problema gravísimo con el sexo.
Sigue viéndolo como algo sucio que solamente puede tener excusa en la reproducción.
La mentalidad apocalíptica de Pablo de Tarso hacía que recomendara castidad incluso a los casados, siendo el matrimonio un mal menor, y pidiendo a los viudos que no se volvieran a casar.
Por eso se lee: "Sean los obispos hombres de una sola mujer" (1Tim ,3).
En las primeras generaciones de cristianos se ordenaban hombres casados pero se les pedía castidad y no volver a casarse si enviudaban.
Los cristianos de la época de Pablo estaban convencidos de que Cristo volvería estando muchos de ellos aún vivos (1 Tes 4, 15-17).
Dos mil años después siguen esperando con las mismas normas.
Puestos a ser filósofos de la Ley Natural, me parece que lo antinatural es renunciar al orgasmo, cuando nuestro cuerpo está hecho para sentir placer.
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LA
Tamayo, no lee bien y por eso no entiende: orillar es dejar de lado. Un estéril no deja nada de lado voluntariamente, sino que es incapaz.
Parece tener algún tipo de dificultad de comprensión lectora. Ya se lo he dicho, pero se lo repito: la Iglesia considera legítimo el sexo siempre que se haga dentro del recto orden moral: unitivo entre esposos legítimamente casados y procreativo, abierto a la reproducción (que no la impida de forma artificial). Esa es la norma, encaminada a perfeccionar al máximo el acto carnal.
La Iglesia no tiene ningún problema con la sexualidad, Tamayo, es usted el que lo tiene con la enseñanza de la Iglesia. Y con la sexualidad, ya que estamos.
Por cierto, deje de escribir enfadado y despotricando. Cuando uno tiene la razón emplea argumentos, cuando no, exabruptos.
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LA
Es un punto interesante el que trata usted, África. El movimiento gay suele sacar de forma invariable a la palestra la homosexualidad en la Grecia clásica como ejemplo de que antes del cristianismo estuvo aceptada socialmente para, como bien repite Tamayo, echarle la culpa a la moral católica (o judeo-cristiana, en otros casos) del cambio de criterio.
Comencemos diciendo que la efebofilia en las antiguas polis griegas es más bien la excepción y no la regla a la moral sexual en la antigüedad.
Es cierto, entre los griegos de la época clásica era común que los ciudadanos entregaran sus hijos púberes y adolescentes (eromenos) para su formación como ciudadanos a otro respetable ciudadano, normalmente amigo de la familia, a modo de "padrino social" (erastes). Su función era instruir al muchacho en sus obligaciones militares, civiles y políticas para con su ciudad. Aunque no ocurría en todos los casos, la relación erótica entre el adulto y el adolescente era común, siendo frecuente que incluyese acceso carnal. Cuando se terminaba el periodo de formación, la relación terminaba oficialmente. Con frecuencia de forma amistosa (no siempre), y en algunos casos persistía la relación sexual posteriormente, aunque eran los menos.
Es cierto que este tipo de relación homosexual (más bien efebofílica) era bien considerada, pero a lo gay siempre se les olvida decir que el ciudadano griego honrado estaba OBLIGADO por el bien social a toma mujer y procrear. Es decir, que los griegos (libres, y normalmente los ricos) eran bisexuales, no homosexuales puros como el movimiento gay propugna. Más aún, aquellos varones que permanecían célibes eran muy mal considerados, por ser prueba de su falta de solidaridad con la Polis (en Esparta de hecho les ponían multas a los célibes y les impedían ocupar cargos públicos). Que yo recuerde, el único caso documentado en la historia griega clásica de lo que podría ser un homosexual al uso del siglo XXI sería el homosexual Epaminondas, el creador de la falange tebana, que no fue menospreciado por sus ciudadanos por su negativa a casarse por ser un héroe de guerra (el primer griego que logró vencer en campo abierto a los hasta entonces tenidos por invencibles lacedemonios).
O sea, que un griego clásico, se hubiese escandalizado mucho al ver varones que no se casaban y engendraban hijos. Para ellos la homosexualidad sólo era un complemento a una amistad entre varones que no interfería con el concepto tradicional de familia. De hecho, la homosexualidad griega era sobre todo un signo de profunda misioginia, pues compartía con otros varones lo que debería haber sido exclusivo para la esposa.
Por lo demás, los prostitutos varones que se alquilaban a cualquiera eran tan despreciados y abominados como lo eran las prostitutas. O sea que el acto carnal contra natura no estaba consentido per se, sino únicamente en relación con la institución de erótica social a la que aludía.
Por lo demás, salvo algunas familias arisocráticas helenofílicas (los escipiones, señaladamente), en Roma lo de la efebofilia jamás cayó bien. Para el pueblo llano, la relación entre varones era humillante para el que ejercía el papel de mujer. Y la homosexualidad estaba bastante mal vista en el ejército.
Así que el Abecedario tendrá que competir con otras pulsiones tan instintivas e imposibles de vencer como las suyas con lo cual le quedan tres telediarios para competir en el ranking de víctimas. En realidad por el camino que vamos acabaremos diciendo, como en el caso de Charlie Hebdó: "Todos somos víctimas" y, cuando esto suceda cualquiera que asuma la total responsabilidad de sus actos será un loco de atar y, además, un loco peligroso.
Conceptos como "Ley natural", "Predestinación", "Materialismo dialéctico", "Mano invisible del mercado", se han formulado para que los dirigentes puedan proceder sin límites éticos pero sin responsabilizarse por sus actos. La nueva modernidad sólo está privando a los dirigentes de su exclusividad en la inocencia incólume para democratizar el derecho a la impunidad y tal vez logre universalizarlo, caso en que sería de igualdad hacia arriba, muy raro en la historia.
Todos víctimas y todos puros que todo lo verán puro.
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LA
Cuando todo es pureza, nada lo es. Cuando todos son víctimas no existen los verdugos. Andaremos a la caza insaciable de verdugos en el mundo feliz que nos espera.
Por favor, seamos realistas, nadie hace eso y, si lo hacen, habría que castigarlos. Veo muy normal que todos los medios carguen contra la última película y, de paso, que se carguen también "La lista de Schindler" porque es altamente peligrosa. Estamos de acuerdo en que nadie puede sujetar sus instintos y ¿nos van a hacer creer que existen personas capaces de ser prosociales o altruistas según calificación de los psicólogos que estudiaron este fenómeno durante la IIGM?
Nechama Tec y Samuel Oliner, que fueron algunos de estos psicólogos, solo crearon fake news y ya podemos estar seguros de que mintieron creando el prototipo de un salvador o una salvadora, para ser inclusivos. No existen estas personas, no pueden existir porque son muy perturbadoras.
Observemos que los sodomitas alegaron la tradición de su normalidad local y amenazaron con tratar a Lot "PEOR" que por costumbre, o sea que de modo más malo, de lo que se puede inferir que ni siquiera en Sodoma la homosexualidad era aprobada ya que se imponía como vejación contra extraños, como las violaciones correctivas en culturas cristianas milenios después, las que tampoco se cometen por fraternidad ni por hedonismo.
Pero algo no tiene que seguir pasando entre la gente sólo porque siempre ha pasado. Por milenios la humanidad fue idólatra y gran parte del mundo lo sigue siendo ahora en 2023, y por miles de años hubo sacrificios humanos y esclavitud.
Que algo siempre ha sido no compromete a que siga siendo siempre así.
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LA
La hospitalidad con los forasteros forma parte de la ley natural, y en todas las culturas antiguas su transgresión era considerada una falta. Por eso al autor del Génesis le escandaliza la actitud de los sodomitas "todos, desde los más ancianos a los más jóvenes" con los dos forasteros que acoge Lot.
¿Lo ve como incluso en sus ejemplos se puede constatar la existencia de esa ley natural como norma moral aceptada por una sociedad?
Nada en el texto del Génesis hace pensar que la violación de dos varones extranjeros respondiera a ninguna costumbre, sino se señala como una más de las transgresiones (viciosa en este caso) del pueblo pagano que habitaba la Pentápolis. No se invente usted lo que le parezca y lo cargue a hombros de la ley natural.
Amplíe usted esa cosa de las "violaciones correctivas" de "culturas cristianas", no vaya a ser que pensemos que es usted un mero calumniador.
Nadie pretende aquí que la homosexualidad sea antinatural por costumbre: lo es por evidencia a la razón, biológica y filosófica.
Que hay costumbres contrarias a la ley natural es evidente para cualquiera que conozca la historia y comprenda la naturaleza caída del hombre. No toda norma social en un momento determinado es correcta por sí. Los ejemplos son múltiples.
En Deuteronomio 23:18 se prohíbe dar al templo diezmo u ofrenda del "precio de un perro", lo que no se refiere al can doméstico, sino al reo de prostitución ritual de los cananeos.
Lo de las violaciones correctivas en culturas cristianas fue algo que pasaba como parte del abuso contra niños y jóvenes, homosexuales o que no aparentan masculinidad , como usted reconoció en su respuesta de 05/07/23 5:28 AM, aunque sin haber mencionado las violaciones correctivas, pues tampoco eran regla, pero como excepción sucedían, los hechores se jactaban de cometerlas y el consenso social culpaba a las víctimas, algo que digo en pasado suponiendo que por las nuevas leyes y más por el cambio de consenso ya no hay tolerancia social para eso.
No he calumniado porque dije una verdad desagradable pero no impertinente; además yo escribí "violaciones correctivas EN culturas cristianas", no "violaciones correctivas DE culturas cristianas"; la preposición "de" hace parecer una costumbre generalizada, o peor: preceptiva, que tampoco fue nada de eso. Lo que había era un consenso que minorías violentas imponían a una sociedad de personas decentes y devotas pero corrompidas por el miedo y la vergüenza.
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LA
Pues entonces las violaciones "correctivas" se producirán en todas las culturas, como el robo o el asesinato. Colocar ese término al lado del de "culturas cristianas", dando a entender que se trata de un acto tan aceptado como la violación de varones en la Sodoma bíblica, es efectivamente calumnioso. Añádase que la cultura cristiana, en cuanto cristiana, proscribe y castiga tales actos.
De manera que el factor cultural es relevante en materia de sexualidad, pero no se debe obviar el componente biológico evolutivo.
Hace poco vi a una niña insistirle al oftalmólogo que "veía borroso", solamente para que le formulase lentes como a su amiga. Lo mismo podría ocurrir en relación a la identificación sexual, sobre todo si existe una súper estructura comunicacional promoviendo la des-identificación de la sexualidad.
Social y evolutivamente es gravísimo lo que ocurre, pero lo peor es la ignorancia y, por ende, la ineficacia de las respuestas de la institucionalidad política, académica, médica, científica y religiosa, ante este fenómeno de la sociedad contemporánea.
Es que todos, unos y otros, saben de lo que se trata, pero nadie entiende lo que es, pues, de otra manera la solución sería evidente. Tan evidente, que bastaría con estirar la mano para asirla...
Empero, la buena nueva es que con OpenChat las preocupaciones cognoscitivas del ser humano han llegado a su fin, basta preguntarle y ya, simplemente nos dará la respuesta que hemos dado, junto con la que deseamos que nos de.
Es decir, entre la ideología de género y la ideología de la IA, estamos jodidos.
¿Dónde estaban esas comunidades cristianas en las que se practicaba?
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