Impedimentos remotos del acto

En el artículo anterior hablábamos de los impedimentos a la ejecución del acto humano, que se resumían en la coacción, fuerza ejercida sobre un sujeto libre que intenta forzarle a actuar contra su voluntad. Se divide en física o material, y moral o psicológica. Dado que el acto interno de la voluntad es libre, la coacción únicamente puede producir actos involuntarios, aunque con diverso grado de responsabilidad según quede mermada la libertad de la persona. El alcance de la coacción requiere un juicio prudencial caso por caso, pero el acto interno es siempre libre, y la resistencia a la violencia sobre el acto libre es legítima (aunque abstenerse de resistencia externa es más virtuoso).

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Definición y clasificación de los impedimentos remotos

Los artículos precedentes trataban sobre los impedimentos al conocimiento, a la voluntad o a la ejecución del acto humano, todos ellos inmediatos. En este artículo hablaremos de los impedimentos denominados remotos, que actúan sobre el sujeto agente de modo indirecto. Se dividen en tres tipos_

1) Naturales

2) Patológicos

3) Sociales o ambientales

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Impedimentos remotos naturales

Se distinguen habitualmente cuatro: el temperamento, el carácter, la edad y el sexo.

A) Temperamento. Se define como el conjunto de inclinaciones íntimas del sujeto agente. Son innatas.

La medicina hipocrática distinguía cuatro temperamentos en función de los cuatro humores: sanguíneo, nervioso, colérico y flemático. Superada esta teoría, la medicina científica y la psicología clínica han estudiado el modo en que la forma de ser de cada persona influye en sus actos, sin llegar a clasificaciones estandarizadas aceptadas, ni a poder deslindar con claridad la parte genética de la ambiental en nuestro temperamento.

B) Carácter. Es el resultado de las influencias externas que contribuyen a formar la personalidad moral del hombre. Se podría definir como el modo con que el temperamento integra y se modifica con las experiencias recibidas, tanto desde la voluntad como del medio ambiente. El carácter constituye el elemento más genuino de la personalidad.

Ni temperamento ni carácter (en tanto en cuanto fisiológicos) anulan la responsabilidad del acto humano, pues no suprimen la voluntad ni su libertad (pues persiste conocimiento y advertencia). En algunos casos pueden disminuir la responsabilidad, de modo análogo al que vimos en artículos anteriores con las pasiones, la concupiscencia o los hábitos.

C) La edad. El niño pequeño es premoral, guíandose las más de las veces por criterios utilitaristas. Es una época de formación de la personalidad moral (de ahí la importancia de la educación en la virtud durante la infancia), y el sujeto no es plenamente responsable moral hasta que completa un uso de razón medianamente sólido. Como proceso progresivo que es, no se pueden establecer límites cronológicos precisos, pues varía entre culturas, sociedades, familias e individuos. Se considera que en la pubertad (a partir de 10 años) un niño por término medio ya es responsable moralmente, aunque pueda presentar atenuación de su responsabilidad según las circunstancias de su maduración.

En la adolescencia (a partir de 13 años) se completa el desarrollo de la personalidad incluyendo su faceta moral, aunque las alteraciones en su físico y psíque producen un aumento de la impresionabilidad por las pasiones, afectando de ese modo a la libertad del acto. A partir de la juventud, y sobre todo plenamente en la adultez, se asienta la impronta moral de la persona. Desde un idealismo y precipitación iniciales, la ancianidad se suele caracterizar por una mayor reflexividad y ponderación nacidas de la experiencia. No obstante, se ha apreciado que en las edades más avanzadas suelen aflorar algunos impedimentos a la libertad del acto más propios de la infancia, como el egoísmo o la suspicacia. Con el desarrollo de la senilidad natural, se da un proceso de entorpecimiento paulatino de la razón.

D) El sexo. Ciertos rasgos de carácter que influyen en el acto moral se presentan con más frecuencia en un sexo que en otro. Así, en varones es más común hallar arrojo (valor físico), orgullo, tenacidad, pero también obstinación, o sensualidad, mientras en mujeres son más frecuentes la abnegación, la empatía, la inconstancia o la sugestionabilidad. Hoy en día se discute hasta que punto estas diferencias son innatas/fisiológicas (derivadas de modificaciones físicas mediadas por el sexo biológico, por ejemplo las variaciones del humor durante el ciclo menstrual femenino), o socio-culturales (por inculcación y ejemplo, por ejemplo la predisposición a que los varones deban proteger a costa de su vida a mujeres y niños. Comúnmente, el sexo no es considerado más que un atenuante menor de la responsabilidad del acto moral, pues los rasgos propios de varón o mujer no privan de la libertad de elección.)

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Impedimentos remotos patológicos

Sin duda, son las enfermedades mentales la principal causa de impedimentos patológicos al acto humano.

Algunas afectan completamente al juicio, bien temporalmente (como las psicosis, crisis epilépticas o intoxicaciones), bien permanentemente (como las demencias). Otras lo alteran en grado variable, como los diversos tipos de neurosis (depresión, ansiedad, manías, cuadros parafibromiálgicos, obsesiones-compulsiones, fobias, etcétera). Incluso algunos más leves, como insomnio o trastornos de la personalidad, pueden afectar de algún modo a la razón, y por su medio a la voluntad.

En términos generales, y salvo los que nublan completamente el juicio (eliminando el control del paciente sobre sus actos), los impedimentos patológicos no hacen irresponsable al sujeto agente, pues no anulan completamente su libertad. No obstante, pueden llegar a atenuar su responsabilidad de diversa forma y gravedad. Los actos morales de los enfermos mentales ameritan un estudio caso por caso, y siempre con el asesoramiento profesional psicológico y psiquiátrico, para conocer, tanto su estado habitual, como el concreto en el momento de llevar a cabo el acto que se juzga. Pensemos por ejemplo en las alucinaciones visuales o auditivas que presentan puntualmente diversos cuadros psíquicos, y que la persona puede tomar por verdaderos o no según su percepción y cumplimiento o no del tratamiento. Por norma general se puede afirmar que los juicios de los actos cometidos por enfermos psicológicos se encuentran entre los más difíciles de dilucidar en la teología moral.

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Impedimentos remotos sociológicos

Lo que podríamos llamar “ambiente moral” influye también en la libertad del acto, pues la personalidad es influenciable a las costumbres sociales. Son acciones externas al individuo que dejan impronta en su capacidad de discernir, sobre todo entre adolescentes y jóvenes. Repasamos las más habituales:

1) La educación. Obviamente, la formación moral que hayamos recibido en la familia, en la escuela o en el instituto, es un modelo de acción que suele ser normativo hasta la adolescencia, e incluso influye el resto de la vida poderosamente. No es lo mismo que se le inculque a la persona una ética de la virtud (por ejemplo con instrucción cristiana, socrática o estoica), a que se le acostumbre a ponerse a sí mismo como medida de todas las cosas, como se haría en el hedonismo o el autonomismo moral. Ante desafíos morales similares, cada sujeto agente reaccionará de diversa manera. Quienes no hayan recibido una adecuada educación moral pueden tener mayor dificultad en identificar lo bueno frente a lo malo, o el bien mayor frente al menor.

2) La moral social. Los cristianos españoles vivimos en una sociedad agnóstica, y ello influye sin duda en la actitud moral, no sólo de los no cristianos, sino también nuestra. Lo socialmente aceptado afecta al modo en que debemos juzgar un acto moral. El ejemplo más claro es la aceptación social del aborto provocado (incluso como un bien/derecho), pero hay muchos más: la consideración social de que son neutras o buenas la irreligión, el egoísmo, el rechazo a la paternidad o el control artificial de la misma, la lujuria, la fornicación o la gula, el odio o la injusticia hacia el enemigo, etcétera. El sujeto agente influido por tales preceptos sociales tendrá un obstáculo al juicio moral.

3) Las ideologías imperantes. Evidentemente, aquellos sistemas de pensamiento construidos por los filósofos de cada época influyen en los legos. Hoy en día estos son principalmente políticos, como los grandes sistemas ideológicos: liberalismo doctrinario, socialdemocracia, comunismo, libertarianismo liberal, anarquismo, fascismo… incluso desde la Iglesia se alentó hace un siglo una ideología, la democracia cristiana, como modo de preservar la moral cristiana en política. Cada una de estas ideologías, en su afán de mejoramiento social, no sólo alienta un tipo de moral, sino que se puede rastrear su origen en filósofos de la ética concretos. Según qué ideología siga cada persona, esto supondrá en mayor o menor medida un obstáculo para su juicio moral.

4) Los malos ejemplos. Dicen que el mejor catequista es un buen ejemplo. Por el mismo motivo, experimentar cerca de nosotros la maldad, la hipocresía, la doble moral, la violencia, la calumnia, sobre todo cuando nos afecta personalmente, deja una impronta innegable en el juicio moral de cada persona, dificultando su identificación y búsqueda del bien.

Nuevamente, estos impedimentos pueden disminuir en mayor o menor medida la libertad, y por tanto la responsabilidad del acto, pero sin jamás llegar a anularla completamente. Toda persona mentalmente sana y adulta tiene las capacidades para discernir adecuadamente la bondad de un acto moral.

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Resumen

Se denominan impedimentos remotos a los que actúan sobre el sujeto agente de forma remota, y se dividen en naturales, patológicos y sociológicos.

Los impedimentos naturales son el temperamento (las inclinaciones innatas), el carácter (o resultante de las influencias externas sobre el temperamento que dan lugar a la personalidad), la edad (a partir de la juventud hasta la senilidad se da la plena madurez moral) y el sexo (diversos rasgos de carácter más frecuentes en varón o en mujer).

Los impedimentos remotos psicológicos son básicamente todo el espectro de enfermedades mentales, que pueden influir en el juicio de forma, bien permanente o temporal, y en diversos grados. Para su evaluación, precisan peritación psicológica especializada.

Los impedimentos sociológicos se pueden agrupar en la educación, la moral social, las ideologías o filosofías imperantes, y los ejemplos que el sujeto agente experimenta cercanamente.

Excepto en los trastornos mentales que nublan completamente el juicio, los impedimentos externos jamás anulan totalmente la libertad del sujeto agente, ni por tanto su responsabilidad, pero pueden disminuirla en medida variable, que habrá que juzgar en cada caso.

2 comentarios

  
Palas Atenea
He pensado muchas veces en esos impedimentos remotos del acto y, francamente, es dificilísimo saber cuan remotos son estos impedimentos. En algunos casos que conozco, muy cercanos por desgracia, francamente creo que son impedimentos que no se puede saber si son naturales o psicológicos o mezcla de ambos porque el temperamento se ve, más o menos, pero no se puede saber si hay algo más y, si una persona adulta se niega a ir a un psiquiatra, nunca nos enteraremos. Para que alguien vaya, o le lleven a un psiquiatra, tiene que dar muestra de graves problemas pero es muy posible que ciertas manifestaciones menos ostentosas puedan tener también un componente psicológico. Una persona puede cortar todo contacto con sus seres queridos y dar muestras de su imposibilidad de amar y no por eso tiene que ir al psiquiatra, pero tal conducta es, como mínimo, sospechosa de ser algo más que frialdad temperamental.

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LA

Efectivamente, los impedimentos patológicos son difíciles de valorar, por eso siempre se pide asesoramiento especializado para conocer hasta que punto un trastorno afecta a la razón y juicio del individuo. Y eso vale tanto para tribunales canónicos como civiles. Así y todo, como dice el adagio legal, in dubio, por reo.
30/04/20 10:27 PM
  
Palas Atenea
También es difícil de interpretar "in dubio, pro reo" porque en este caso yo le achaco a esa persona problemas psicológicos, aunque no lo sepa con certeza, porque si no lo hiciera tendría que pensar que es mala ya que ha destrozado la familia.
02/05/20 4:10 PM

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