Sacerdotes mártires valencianos (XIV)
José Jordá Pascual nació en Alcoy en 1883, y estudió en el seminario conciliar de Valencia, ordenándose en 1907. Durante muchos años ejerció de coadjutor en la Iglesia arciprestal de Santa maría de su ciudad natal.
Poco después del comienzo de la guerra civil, fue detendio junto a su hermano Antonio, abogado (también asesinado más tarde), y llevado a una checa de Alcoy. En la celda ejerció una infatigable labor apostólica, confortando a los allí recluidos, y rezando del oficio divino diariamente junto a ellos, gracias a un breviario que habían conseguido introducirle.
La noche del 26 de octubre de 1936 fue sacado por los captores junto al canónigo don Leonardo Blanes y otros dos más. Dejando el rezo, dijo a sus compañeros: “adiós. Os recomiendo que perseveréis en el fervor que hoy tenéis, y en ser cada día mejores, que no tardaremos mucho en encontrarnos en el cielo”, dejándolos a todos sumidos en el dolor y el llanto. Se les dijo a los cuatro que iban a ser trasladados a Alicante, pero al notar el clérigo que la dirección tomada era otra, dijo en voz alta “a mí me engañaréis, pero a Dios no”. Llegados a un punto en la carretera de Rotglá y Corberá, no lejos de Játiva, el cabecilla hizo parar el auto y bajar a los presos. Don José suplicó le dejasen orar unos instantes, lo cual le fue concedido, llamando poderosamente la atención a los captores por su intensa devoción. Al poco, preguntó quién había de darle muerte. El más osado le respondió que él mismo, y el sacerdote le dijo “Dios te perdone como te perdono yo”, y lo bendijo. Fueron asesinados a tiros, y el cuerpo del sacerdote fue arrastrado. Tenía 53 años.
También natural de Alcoy fue Rafael Monllor Casasempere, nacido el 5 de septiembre de 1880. Al concluir el bachillerato, ingresó en el colegio de vocaciones de san José, y luego en el seminario conciliar de Valencia, estudiando simultáneamente (y con brillantez) Derecho a la vez que sacerdocio. Por problemas de miopía severa, hubo de dejar la carrera de abogado y concentrarse en su formación eclesiástica, que concluyó con su ordenación en junio de 1904.
Infatigable, fundó en su pueblo natal la Escuela del Ave María, para la formación becada de personas sin recursos; fundó asimismo un reformatorio de niños provenientes de hogares problemáticos; formó parte del patronato de las colonias escolares estivales para hijos de obreros; creó sindicatos católicos, grupos de catequesis, instituciones de Acción católica, formó varias generaciones de maestros y catequistas, etc, etc.
En las primeras semanas de la revolución marxista de retaguardia se escondió primero en Valencia, y posteriormente en Játiva, en casa de su hermana. A pesar de las advertencias de sus amigos, su celo pastoral no le permitió dejar de atender las obligaciones más perentorias para un sacerdote. Tras una visita clandestina a un moribundo para asistirle en los auxilios espirituales, fue detenido. Al ver que tardaba en regresar, sus familiares, inquietos, acudieron a dicho domicilio. La dueña de la casa les contó que le había pedido al cura que tuviese cuidado al marcharse, y que este le había contestado: “si me detienen por la causa de Cristo, moriré contento”.
En el interrogatorio, confesó sin arredrarse que era sacerdote. Ese mismo mediodía, fue llevado al término cercano de Bellús y asesinado, dejando su cuerpo en el cementerio de dicha localidad, donde sus familiares lo localizaron algo más tarde y pudieron darle sepultura. Murió el día 24 de octubre de 1936, día de su santo patrón, el arcángel. Tenía 56 años.
Arturo Llorens Peña, hijo de una familia humilde de Alcoy, nació en 1900. Tras cursar estudios en el colegio de vocaciones eclesiásticas de Valencia, se ordenó en 1926. Tras ejercer de párroco en el pueblo de Agres, dos años después pasó a ser capellán director de la casa de la Beneficencia de Alcoy (donde había sido interno desde los 5 años). Cuantos le conocieron, recordaban su carácter manso y sencillo.
Al comenzar la guerra, la institución fue requisada, y a su director se le degradó a tareas de servicio, que él acometía con humildad y alegría. Durante varios meses, los miembros del comité local le sometieron a muchas vejaciones, pero él siempre suspiraba, afirmando que cuando llegara la paz, muchos de sus compañeros habrían ya sido mártires por la causa de Cristo, mientras que él poco o nada había sufrido. Dios atendió sus súplicas, y el 17 de febrero de 1937 fue definitivamente apresado por un piquete de milicianos, y llevado a la checa del círculo industrial de Alcoy. Junto a otros once detenidos (entre ellos el sacerdote Remigio Esteve Abad), fueron hacinados en una oscura y estrecha carbonera, donde permanecieron durante varios días en condiciones infrahumanas. Finalmente, la noche del 23 al 24 de febrero, un grupo de verdugos marxistas entraron en la carbonera armados con palos, mazos y cuchillos, y los asesinaron a golpes y cuchilladas, hasta hacerlos pedazos. Puestos en sacos sus despojos, les llevaron hasta un terreno en la partida alcoyana de Barchell, donde fueron enterrados en una fosa común y rociados con cal viva para ocultar las huellas del crimen. No obstante, los cuerpos fueron localizados y recuperados por sus paisanos el 21 de junio de 1939. En el momento de su muerte tenía 37 años.
El cuarto Alcoyano de hoy se llamaba Remigio Vicedo Sanfelipe, y había nacido en 1868. Ordenado en 1896, ejeció de párroco en Ibi, pasando después a Alcoy como capellán de la parroquia de san Mauro y san Francisco. Ostentaba el cargo de Académico correspondiente de Historia y era cronista oficial de la ciudad. Publicó una Guía de Alcoy, y editó la revista histórica “Archivo de Alcoy” durante unos años.
Fue detenido y encerrado en la cárcel local el 12 de noviembre de 1936. El 21 de noviembre fue sacado por orden del comité. Llevado a las cercanías de Gorga (en la montaña de Alcoy), le destrozaron el cráneo a golpes hasta dejarlo irreconocible. Tenía 68 años.
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Ruego a los lectores una oración por el alma de estos y tantos otros que murieron en aquel terrible conflicto por dar testimonio de Cristo. Y una más necesaria por sus asesinos, para que el Señor abriera sus ojos a la luz y, antes de su muerte, tuvieran ocasión de arrepentirse de sus pecados, para que sus malas obras no les hayan cerrado las puertas de la vida eterna. Sin duda, los mártires habrán intercedido por ellos, como lo hicieron antes de morir.
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La vida y martirio presbiteriales aquí resumidas proceden de la obra “Sacerdotes mártires (archidiócesis valentina 1936-1939)” del dr. José Zahonero Vivó (no confundir con el escritor naturalista, y notorio converso, muerto en 1931), publicada en 1951 por la editorial Marfil, de Alcoy.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la Justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, persigan y, mintiendo, digan todo mal contra vosotros por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los Cielos. Pues así persiguieron a los profetas antes que a vosotros; Mateo 5, 9-12
11 comentarios
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LA
El libro en que me baso se limita a consignar los sacerdotes mártires de la diócesis de Valencia, pero sin duda existen también obras sobre los mártires de otras diócesis del arzobispado, que fue, junto al de Cataluña, uno de los que más sufrió.
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LA
Estimada Victoria:
Como refiere al final del artículo, esta serie está basada en un libro sobre sacerdotes mártires valencianos. Cuando lo concluya procuraré buscar alguna obra que trate sobre laicos, para también hacerme eco. Si usted conoce alguna, puede citarla, o enlazar alguna dirección donde se pueda conseguir, para el resto de lectores.
Gracias por sus amables palabras. Bendiciones.
Los hombres que eran asesinados en la retaguardia izquierdista podían ser por razones políticas, pero las mujeres normalmente lo eran por razones religiosas. En la provincia de Madrid fueron asesinadas entre 1500 y 2000. Siguiendo la proporción es razonable que en el conjunto de la represión revolucionaria fuesen asesinadas del orden de 6-7.000 mujeres, y sin duda muchas de ellas por relación con la Iglesia.
Mi felicitación al autor y a Infocatolica.
PS.-La traducción correcta en la Bienaventuranza no es "pacíficos", aunque haya sido la tradicional, sino "pacificadores" ("hacedores o promotores de la paz")
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LA
Muchas gracias.
Saludos Cordiales.
PD.- Aquí los únicos que lucharon por la religión fueron los Carlistas; el resto fue por otras razones, aunque les vino muy bien la persecución que ciertos grupos radicales hicieron fundamentalmente de miembros del clero y órdenes religiosas. Lo mismo que ahora también los mártires están siendo utilizados por parte de algunos -no el blogger, claro- con fines totalmente alejados de cualquier mensaje cristiano.
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LA
De acuerdo en todo.
Sí que hay, no obstante, ejemplos de algunas laicas que fueron también perseguidas, aunque no tenían activismo político. Supongo que su activismo en la propaganda religiosa (rosario de la Aurora, grupos de formación o de juventud católica, asociación católica de propagandistas, etc) sería visto como una forma de activismo político.
Sin descartar meras venganzas personales que buscaban su excusa por esa vía, que en aquella desgraciada guerra (como en casi todas) abundaron.
Saludos cordiales.
Sí es cierto que en la España de los años 30 había mucha más religiosidad y devoción que en la actual, y que ese punto incidía en mayor medida en las mujeres. Pero eso no quiere decir que todas o la inmensa mayoría fueran muy religiosas. Y en las familias izquierdistas -por así decir, para entendernos- la situación no era de hombre izquierdista y ateo- mujer religiosa y derechista. Ni mucho menos. Además, las familias eran distintas unas de otras. Normalmente si una familia era de tendencia izquierdista moderada las mujeres estaban más vinculadas a la Iglesia, pero en una familia del tipo padre caballerista, hijo comunista, otro hijo caballerista y otro anarquista, las mujeres no iban a misa ni nada por el estilo porque se las reeducaba si es que habían sido religiosas alguna vez. En esas familias las mujeres si se acercaban a una iglesia era para quemarla. ¿O es que no sabemos lo que eran las tiorras que así bautizara Unamuno, las mujeres vestidas con mono que intimidaban y amenazaban con el ajuste de cuentas a diario? Había de todo y no hay que generalizar.
Y en cuanto a la persecución religiosa de los laicos, existió, fue salvaje y no hay que buscar subterfugios para atenuarlo o incluso negarlo. Lo que ocurre es que se buscan trucos como que no se perseguía por ir a misa, ya que entonces habrían ido a por millones de personas. Claro, ya lo sabemos. Igual que en el otro lado no se fusilaba solo por ser de izquierdas, sino por otras cosas. La revolución asesinaba a clérigos del tipo que fueran, pues encarnaban la pertenencia oficial a la Iglesia, institución odiada a erradicar. Y perseguía a los laicos que se comprobaba en registros llevados a cabo por revolucionarios que formaban parte de organizaciones de la Iglesia. Y de éstos, la mayoría eran mujeres.
Para la izquierda revolucionaria, ir a misa no era causa para asesinar al pobre que tal hiciere. Los consideraban gente engañada por la "institución maligna", la Iglesia, que habría extendido sus tentáculos por todas partes. De ahí que la persecución fuera contra los clérigos, representantes de dicha institución, así como contra otros, que había dado un paso más allá, y no se limitaban ya a ir a misa. Estos, los laicos, ya no solo eran meros engañados, sino que "querían engañar" a su vez.
Así pues, al decir "no se dio ninguna persecución a las laicas por su religiosidad, pues hubieran tenido que empezar por sus propias mujeres", ya he explicado el error y creo que se entiende. Las organizaciones de la Iglesia como acción católica eran concebidas por tanto por la revolución -hay que acostumbrarse a esta palabra- como "partidos fascistas", que daban carácter oficialmente "fascista" a sus miembros, y les hacía perseguibles por los comités.
Sobre la tontería final de que solo lucharon por la religión los carlistas, pues se la puede creer Bah si quiere. Yo ya no acostumbro a creerme cosas así. En el bando nacional, en la España nacional luchó desde el primero al último por su religión, con la única excepción de muchos republicanos moderados -lerrouxistas, melquiadistas, mauristas-, que no eran especialmente católicos, pero que siendo republicanos todos ellos, comprobaron la forma en que la revolución les perseguía y les obligaba a elegir bando. De hecho es que la lucha por la relilgión es uno de los pilares fundamentales -el otro es la cultura tradicionalmente española- que constituían la real amenaza permanente de los revolucionarios. Los falangistas eran católicos, los alfonsinos ¿qué defendían, el budismo? -ah claro, defendían sus privilegios-, los cedistas eran un partido de inspiración claramente católica. Y a todos éstos les dolía en el alma la amenaza permanente, la quema premonitoria de templos, etc...
Así que la cínica afirmación final de "aunque les vino muy bien la persecución que ciertos grupos radicales hicieron fundamentalmente de miembros del clero y órdenes religiosas" es eso, una afirmación cínica. No viene nunca bien a nadie que lo que temes porque la amenaza es diaria y el llamamiento a la lucha de clases y el ajuste de cuenta contra la Iglesia es diario, desgraciadamente se materialice.
Si no hubiera habido una amenaza permanente contra derechas e Iglesia nunca habría habido conspiración primero ni sublevación después. La amenaza permanente no iba a remitir jamás, salvo por acción decidida y firme del gobierno, y en ausencia de ésta, por acción decidida y firme de buena parte del ejército. Con lo que no se contaba es con el hecho de que el gobierno se convirtiera en títere del todo entregando el armamento a los revolucionarios.
Con la excepción antes mencionada de los republicanos moderados o centristas, todas las familias del bando nacional lucharon por la religión, por la cultura cristiana, por la cultura tradicionalmente española, por el mantenimiento del orden público y de la propiedad privada, dejando aparcadas sus diferencias ideológicas ya que había algo que amenazaba muy en serio con engullirlos a todos y que se llamaba revolución del 36.
Los monárquicos alfonsinos fueron a la guerra precisamente por ser monárquicos, para restaurar la Monarquía y en algunos casos -pocos- sí por sus privilegios. De hecho, casi desde el día siguiente de la salida de Alfonso XIII de España comenzaron a conspirar para restaurar la Monarquía, como queda demostrado con el fallido golpe de Estado protagonizado por Sanjurgo en 1932.
En cuanto a Falange, tenían su propia ideología, inspirada en el Fascismo italiano aunque también entre ellos, había fervientes admiradores de Hitler. Por supuesto había falangistas católicos, pero eso no era lo más importante. Lo importante era la ideología.
Es decir, lucharon por el mantenimiento de su forma de vida y su ideología, pero salvo los Carlistas, la religión no era lo fundamental. Era más importante el mantenimiento de la propiedad privada -y no digamos en el sur el caso de los terratenientes-.
Respecto al tema de la Religión, repasemos cifras. Según el detallado estudio de Antonio Montero Moreno, fueron 6.832 víctimas religiosas asesinadas en el territorio republicano, de las cuales 13 eran obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas. Llama la atención el "escaso" número de religiosas, teniendo en cuenta que siempre el número de religiosas ha sido mayor que el de los colectivos masculinos. Y la explicación, por rara que pueda parecer, es que los radicales estaban convencidos de que, de una forma o de otra, las habían obligado a ingresar en el convento. Pero a lo que voy es que siendo los colectivos religiosos los más perseguidos -y eso es indudable- y siendo tan "escaso" el número de monjas asesinadas, ¿alguien se puede creer que iban a perseguir a las laicas por su religiosidad?. Salvo excepciones, no. Y esas excepciones fueron casos como los señalados por el Blogger. Así que menos fabular e imaginar.
Lo triste de todo esto, es que parece que algunos han encontrado un filón en la causa religiosa, como ya pasó antaño. Pero ahora es peor. Con la religión no se juega, ni se utiliza la sangre de los mártires como arma arrojadiza, ni se hace pasar por mártir a quien no lo fue y menos aún por determinados fines muy interesados y que repito, nada tienen que ver con Cristo. Así que más respeto.
Recomiendo vivamente la obra del P. Gumersindo de Estella, "Fusilados en Zaragoza 1936-1939. Tres años de asistencia espiritual a los reos". Mira Editores.
Respecto a las mujeres, sí, la inmensa mayoría eran de Iglesia. Y tener una familia cuyos miembros varones fueran de izquierdas, no implicaba necesariamente que las mujeres fueran ni izquierdista ni derechista. Normalmente las gran masa de mujeres no participaba en los ideales políticos, salvo quizás las más jóvenes y algunos otros casos. Es totalmente absurdo pretender aplicar lo que pasa hoy en día a las gentes de hace casi un siglo. Las mujeres no eran como lo son hoy en día, pero para nada. Y eso de la reeducación...bobadas.
Y por último, y que quede muy claro, tan nacionales eran los unos como los otros. Todos eran españoles y se trató de una Guerra Civil -la peor de las guerras- y con independencia de quienes ganaran, aquí quién perdió fue España, fue la Patria -siempre ocurre en las guerras civiles, que quien realmente pierde es la propia patria-.
PD.- Para salvar una situación de desorden, protagonizada tanto por pistoleros de derechas como de izquierdas, no se da un golpe de estado, ni se hace una guerra. Existen otras formas.
(Para el blogger: Si lo desea, le puedo prestar la obra que he citado; no tiene desperdicio y es esencial para entender muchas cosas. El autor era, sin lugar a dudas, realmente un hombre de Dios. Cordiales Saludos. -No podía dejar pasar lo de los Carlistas, sería faltar a la verdad y a la justicia. no podía, disculpe de nuevo las molestias)
Los de Gil Robles eran tan católicos como el que más, hasta el punto de ser motejados por la propaganda roja como "fascismo vaticanista". La lucha del bando nacional por la defensa de la religión era fruto en realidad de la lucha revolucionaria del otro bando, que tenía por objeto acabar con la religión y la Iglesia.
Las diferentes familias del bando nacional podían tener su ideología y sus objetivos en plan general, pero no hay que confundir esto con el hecho de que una vez que se ve que la revolución no tiene quien la pare, aparcan sus diferencias ideológicas -como ya dije- y se ponen a las órdenes de los militares sublevados contra la situación revolucionaria y los que miraban para otro lado. Así pues, los monárquicos no luchan por reimplantar la monarquía. Este es un objetivo a mucho más largo plazo ya, pues en el verano del 36 ya había otras prioridades. No confundamos, que cuando no se entienden las cosas por ocultarse sistemáticamente la revolución, mezclamos y embrollamos. Y lo que sentía media España es que la revolución estaba apunto de arrollarlos y engullirlos. Igual pasa con los falangistas: éstos podían tener todo el objetivo revolucionario nacionalsindicalista que quisieran, pero en el momento en que los que se sublevan dicen "se acabó, no aguantamos más", no tuvieron más remedio que ponerse a sus órdenes, y se acabó el proyecto nacionalsindicalista, por lo menos a corto plazo.
Embrollar es por ejemplo esto: mezclar movimientos monárquicos desde que se va Alfonso XIII o la sanjurjada con el 18 de julio. Estos acontecimientos no tienen nada que ver con la sublevación del 36, ni en seguimiento, ni en el objeto que se persigue ni en nada.
Sobre el párrafo que dedicas a las cifras de la represión del clero y sobre las monjas, tu ignorancia ya es la nota dominante. A los revolucionarios no les importaba en absoluto la condición de hombre o mujer a la hora de asesinar a clero o católicos comprometidos. Al dar la cifra de monjas da la impresión de que eran los revolucionarios más indulgentes o comprensivos con ellas. En absoluto. Tienes aquí un error muy gordo. Verás: las monjas estaban en sus conventos y precisamente por su escaso contacto con el mundo exterior contaban con algunas personas que informaban al convento de los acontecimientos cada vez más alarmantes de la situación que se vivía. Cuando la revolución perdió sus últimos frenos al entregarles las armas Giral, ya para tratar de evitar una matanza generalizada de monjas -que en aquella época se daba por segura, pues nadie dudaba nunca del descarnado odio de los revolucionarios hacia la Iglesia-, se dispuso lo más rápido que se pudo el desalojo de los conventos, siendo alcanzadas no demasiadas monjas. A algunas las pillaban saliendo del convento. Normalmente se las alojó en pisos de gente de confianza, pero a las que se pillaba eran entregadas a los comités por desgraciados que las delataban y asesinadas sin contemplaciones, en muchos casos tras violarlas o propasarse con ellas o torturarlas para que dieran razón de otras monjas, etc... Te lo digo para que lo sepas, que esta era la compasión de las fuerzas revolucionarias con las monjas. E idéntica era la compasión con muchas más de 283 mujeres, que eran pilladas en sus casas y sufrían la misma suerte.
"¿alguien se puede creer que iban a perseguir a las laicas por su religiosidad?. Salvo excepciones, no. Y esas excepciones fueron casos como los señalados por el Blogger." Pues ya tienes la respuesta: sí rotundo. Las mataron por todas partes, pues la revolución se hizo con documentación de integrantes de organizaciones de la Iglesia y fueron por ellas sin contemplaciones. El blogger no tiene por qué saber todos los casos ni la trascendencia de esta persecución.
La sociedad estaba muy dividida, pero tanto en hombres como en mujeres como en el ejército, pero se mantenía una homogeneidad ideológica en el conjunto de una familia. En familias fuertemente izquierdistas las mujeres participaban de la tendencia izquierdista y no eran religiosas.
"Para salvar una situación de desorden, protagonizada tanto por pistoleros de derechas como de izquierdas, no se da un golpe de estado, ni se hace una guerra. Existen otras formas."
Esto está muy bien para terminar. En primer lugar el período febrero-julio del 36 no era simplemente una situación de desorden. Eran las primeras fases de la revolución en realidad, con suelta de revolucionarios de octubre, crímenes a gogo, penetración de células revolucionarias en acuartelamientos y polícías locales, etc... Protagonizada tanto por pistoleros de derechas como de izquierdas. Bueno, pero se olvida que son éstos últimos los que dan comienzo a las rondas de muertos al llevar la violencia en el adn y verse amparados por el gobierno, cosa que también se olvida, pues con unos se miraba para otro lado y no así con otros. ¿O no?.
Para solucionar eso no se dan golpes de estado ni se hacen guerras. Hay otras formas...¿no? Ya, ya. ¿Y cuáles son esas formas? Estaría bien saberlo. Si al gobierno se le ve sobrepasado, con entramados paralelos en Guerra, gobernación , acuartelamientos, ..., gente que ya no obedece nada porque se sienten amparados. Si el gobierno a fuerza de ceder y mirar para otro lado ya se siente impotente, ¿qué se hace? Sánchez Román avanzada la primavera del 36 intentó dar unas instrucciones para que se acabase con la situación que se vivía. Los mismos partidos UR e IR en junio pedían al gobierno que se esmerase en tratar de reconducir la situación -sin darse cuenta de que ya el gobierno no podía-. Miguel Maura desde el diario el Sol días más tarde intentó dar otra ronda de consejos y abrir los ojos a la gente de hacia donde íbamos si la revolución -que ya no era la república del 31- no remitía, dando consejo de gobierno fuerte: dictadura nacional republicana. ¿Sirvió todo esto para algo? No servía para nada, salvo para irritar más a unos revolucionarios que ya tocaban el sueño con las yemas de los dedos, y que señalaran a los opositores como Maura, que poco después tuvo marcharse porque si no lo hubieran matado. Cuando sistemáticamente se lleva al miedo y la desesperación a media España no hay que esperar nada bueno.
Cuando las guerras que se provocan se pierden, todo es muy duro y lastimero. Había otras formas se dice, no era plan de esto. Mis mayores me decían de pequeño: no la hagas y no la temas.
Yo no considero esto el vacío, sino una pequeña ventana para difundir la verdad, hechos desconocidos para muchos que no obstante merecen ser conocidos sin mezclas de propagandas que los difuminen o atenúen.
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