El peligro del yoga y la gravedad de su filosofía panteísta y atea
Es preciso decir una palabra sobre el yoga.
Según A. Roest Crollius, “los orígenes del yoga se encuentran en capas muy antiguas de la cultura religiosa de la India, especialmente en las prácticas chamánicas precarias, con las que se intentaba dominar las fuerzas cósmicas, y también en antiguos cultos sacrificiales que exigían una «sumisión» del espíritu del sacerdote, de manera que pudiera concentrarse perfectamente en el acto ritual” . Ahora bien, según el mismo estudioso, “cuando el culto sacrificial perdió su papel central en la religiosidad india, los Upanishads elaboraron las prácticas del yoga, con los elementos esenciales de concentración, control de la respiración y unión con una fuerza sobrehumana, como caminos para unirse (“ser subyugado») a la realidad total, cósmica y divina”. Es, de hecho, en este contexto que “tuvo su origen el budismo, que dio una síntesis original de los caminos del yoga en la perspectiva de una nueva visión de la existencia humana”, como indica este autor.
Destaquemos que, como explica el mismo Roest Crollius, “se encuentran expresiones clásicas del yoga en el capítulo VI de la Bhagavad-Gita y en los Yoga-sútra de Patañjali (siglo 11 a.C.)” y que “aunque la práctica de las diversas disciplinas que se encuentran en el yoga indio son comunes a algunas otras religiones, en ninguna otra han encontrado tan amplia elaboración y tan universal aplicación como en el hinduismo”.
El yoga tiene “la pretensión de llegar a una mística o unión con lo divino” , pero, como tiene de fondo una filosofía panteísta (del griego “pan”: todo y “theos”: dios), lo que busca es que el hombre se haga Dios. Esto ya nos los dice la misma palabra “yoga” ya que “la palabra Yoga significa “unión”, el objetivo del Yoga es unir el yo transitorio (temporal), “JIVA” con el (yo eterno) infinito “BRAHMAN”, el concepto hindú de Dios. Este Dios no es un Dios personal, sino que es una sustancia impersonal espiritual que es uno con la naturaleza y el cosmos” . De aquí que el yoga busca la “disolución del alma humana” en el Absoluto . Por eso, el P. Manjackal, Sacerdote Católico de origen indio, al escribir sobre el yoga anota esta frase: “esta es la religión del anticristo (el hombre que se hace Dios)” .
Ahora bien, es falso pensar que todo el yoga se reduce a un método gimnástico . De hecho, la última etapa del yoga –son ocho– pretende consistir en el “aislamiento del verdadero Yo de los ilusorios velos de las apariencias (…) mediante la extinción de la individualidad” . Es más, “las técnicas del yoga consisten en suprimir los estados de conciencia, calmar las vibraciones mentales y reemplazarlas por una experiencia intuitiva, extra-racional” . Precisa Fray Cantera Montenegro que el fin del yoga “no es una simple relajación física y psíquica, sino un vaciamiento de sí mismo” .
El yoga puede trastornar psiquiátricamente. De hecho, si alguien pretender usar del yoga solo como ejercicio físico y de meditación, debe saber que, según escribía Carlo Rizzo (docente en la cátedra de Enfermedades Nerviosas y Mentales, en la Universidad de Roma en la década del sesenta) “desde el punto de vista psiquiátrico respecto de los últimos estadios yóguicos, (…) [los ejercicios del yoga] podrían favorecer –en individuos jóvenes, inmaduros o constitucionalmente provistos de un sistema nervioso poco sólido– la aparición de manifestaciones psicopatológicas (del tipo histérico o psicasténico)” . Respecto de los riesgos psiquiátricos, recordemos que el Budismo –que también usa el yoga– quiere extinguir el deseo de vivir y que, según el Budismo, “para extinguir el deseo de vivir, se puede contar con (…) el yoga” .
A su vez, si bien es posible, en teoría, separar los ejercicios del yoga de las ideas de fondo de su pensamiento, “esto no es siempre fácil de hacer, y especialmente hay que tener en cuenta que la mayoría de los autores que divulgan las prácticas yoguicas participan también de las ideas orientalistas que están debajo” . ¿Pero cuál es esta filosofía? Veamos algunos puntos: la filosofía yoguica, no sólo es falsa y anticristiana sino también panteísta pues predica “confusas y equívocas explicaciones sobre la naturaleza humana y sus relaciones con el resto de la realidad” a la vez que cae en una “infravaloración de aspectos de este mundo” . Al mismo tiempo, considera que la meta ideal de la “mística” no es la unión perfecta con Dios sino “la disolución de la persona y de la actividad personal” . Pero la cosa no termina acá: el hinduísmo (el yoga es hinduista, recordemos) sostiene que “el bien y el mal son uno y lo mismo” . Precisemos, a su vez, que, “el yoga nace como un método ascético del brahmanismo-hinduismo que busca la inactividad, la supresión de los actos (a los que se considera fuente de sufrimientos), con el fin de “quemar” el karma y escapar al renacer (escapar a la reencarnación o samsara), uniéndose (mokhsa) al Ser (Brahmán)” . Valga aclarar que, según algunos estudiosos, el hinduísmo originario admitía la existencia de 33 millones de dioses, que algunos multiplican por diez. Este politeísmo se compaginó muy pronto en clave panteísta.
Luego de atender espiritualmente a muchos ex-practicantes del yoga, el ya citado P. James Manjackal, que por su experiencia pastoral conoce bien el ambiente yóguico, advierte contra “los efectos perniciosos que tiene el yoga en la vida y en la espiritualidad cristiana” . El mismo Padre señala que, según los casos que él atendió, “entre el 80% y el 90% de los participantes han estado en el Yoga, el Reiki, la reencarnación, etc. (…) han perdido la fe en Jesucristo y en la Iglesia” .
Por otra parte, “en cuanto a aquellos que se limitan a usar del yoga lo que prescribe para la tercera o cuarta etapa [es decir, posturas, actitudes y técnicas de respiración], sólo hay que decir que se trata de un comportamiento superficial que no puede ser considerado propiamente yoga” . De hecho, “los promotores del Yoga, Reiki, etc, afirman claramente que la filosofía y la práctica son inseparables” .
Ni hablemos de los que usan el yoga para alcanzar poderes extraordinarios –como la telepatía– ya que estas personas pueden acabar con problemas psiquiátricos despertando “alguna tendencia histérica o paranoica” . Otros usan el yoga directamente como “una práctica oculta” . No por casualidad, “
En suma, “el Yoga es principalmente una disciplina espiritual” , basada en una concepción panteísta y, por tanto, atea, que supone “un determinismo fatalista” . Cada uno saque sus conclusiones…
Padre Federico Highton, S.E.
Misionero en Extremo Oriente