De la Cuenta Regresiva Misional (Mission Countdown!)
-Misión Directa a los 637 pueblos que aun no oyeron la Buena Nueva-
Lanzamiento de la Cuenta Regresiva Misional (C.R.M.)
Entre estas dos gloriosas Solemnidades de la Epifanía y el Bautismo del Señor, respondiendo al Mandato Misionero que nos dejó Jesucristo antes de subir a los Cielos (Mt 28, 19-20; Mc 16, 16), y obedeciendo los incesantes y apremiantes llamamientos misionales de los últimos Sumos Pontífices (S.S. León XIII, Ad Extremas, Catholicae Ecclesiae; S.S. Benedicto XV, Maximum Illud; S.S. Pío XI, Rerum Eclessiae; S.S. Pío XII, Fidei Donum, Evangelii Praecones; S.S. Juan XXIII, Princeps Pastorum; Concilio Vaticano II, Ad Gentes; S.S. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi; S.S. Juan Pablo II, Redemptoris Missio; S.S. Francisco, Evangelii Gaudium), sabiéndonos pobres y pecadores, desde la nada de nuestros cinco panes y dos peces (cfr. Mt 14, 17), mas abandonados en la Omnipotencia del Señor de los Ejércitos y en la Virgen Sacrosanta, Patrona de toda hazaña, lanzamos ante el mundo todo, lo que damos en llamar la “Cuenta Regresiva Misional” (Mission Countdown).
Lanzamos a nivel global este proyecto por medio de nuestros blogs (www.infocatolica.com/blog/maradentro.php y www.adgentes.sanelias.net) y del canal de Youtube del Omnes Gentes Project (www.youtube.com/channel/UCZi70I4cl1Dp1KXFEVmbIQA).
¿Qué es la Cuenta Regresiva Misional?
Es un proyecto apostólico que busca anunciar el Evangelio a los 637 pueblos donde nunca fue anunciado.
A estos pueblos los damos en llamar, “pueblos no-contactados” (untouched populations), los cuales son pueblos famélicos ya que son pueblos hambrientos de la Palabra de Dios, si bien no la conocen (cfr. Mt. 4, 4). Y están hambrientos de la Palabra de Dios ya que están hambrientos de felicidad y ésta no está sino en Cristo Jesús. Los pueblos “no-contactados” son los pueblos más pobres de los más pobres. Y son los más pobres, aun cuando tengan una buena situación económica, sanitaria, afectiva o social (lo cual de todos modos, no parece ser el caso de ninguna de estas tribus). Son los más pobres por un solo motivo: no conocieron jamás a Jesús.
La Cuenta Regresiva busca que el primerísimo anuncio de la Buena Nueva (a los dichos 637 pueblos) se realice antes del Bimilenario de la Redención, que sería en el 2033.
Esto es, hay que alcanzar el desafiante objetivo en 16 años, lo cual supone la ingente y hasta poética tarea de anunciar el Evangelio en 39 ó 40 pueblos por año, lo cual exige una media de poco menos de un pueblo por semana. Esto requiere un ejército misionero, pero confiamos que Dios suscitará en muchos el llamamiento a dejar las redes (“relictis retibus”, cfr. Mc 1, 18) de la pesca terrena o comercial, para consagrarse, temporaria o perpetuamente, a la pesca de almas en tierras remotas y cuasi desconocidas, donde la única seguridad será el auxilio y la gracia de nuestro Padre Celestial.
El basamento bíblico fundamental de este avance misional se encuentra en Mt 24, 14: “Y esta Buena Nueva del Reino será proclamada en el mundo entero, en testimonio de todos los pueblos, y entonces vendrá el fin” (“Et praedicabitur hoc Evangelium Regni in universo orbe in testimonium omnibus gentibus, et tunc veniet consummatio”).
No es un proyecto de “plantación de la Iglesia” sino de “plantación de semillas”, de las primerísimas semillas del Reino, esto es, las primicias de las semillas, las cuales crecerán hasta que, Deus volente, un día florezca la Iglesia en esas zonas que aun ignoran al Salvador.
No es un proyecto de obras sociales, humanas o ecológicas, sino una obra puramente sobrenatural, es decir, una obra que sólo se entiende desde la fe. Es una obra de fe, no un emprendimiento terreno.
Valga decir que “no es la nuestra guerra de armas sino de almas”, como bien se dijo.
En lo que toca a la Cuenta Regresiva Misional, valga precisar que no se buscará emprender acciones apostólicas de largo plazo en las tribus, sino que el objetivo será mucho más modesto, esto es, hacer el primerísimo anuncio del Evangelio.
Es la primera de todas las siembras que la Iglesia de Dios hará en los 637 pueblos que aun ignoran al divino Redentor. Es la primera apertura del camino. Es el primer ataque contra los demonios (¡estos existen!) que hace milenios tiranizan tribus por medio de la idolatría, la superstición y, a menudo, otras costumbres perversas que varían según cada pueblo (satanismo, magia negra, brujería, adivinación, astrología, comercio con demonios, canibalismo, infanticidio, poligamia, poliandria, etc.).
Es un proyecto muy específico y modestísimo, pero su modestia no supera su urgencia ya que no hay urgencia más lacerante que la ignorancia del Salvador. Es por esto que la Iglesia ha dicho, por boca de S.S. Pío XI (Rerum Eclessiae, 53) que “nadie debe ser tenido por tan pobre y desnudo, nadie por tan débil, hambriento y sediento, como el que carece del conocimiento y de la gracia de Dios”.
Es el primer sembradío. Luego, la Iglesia, como Madre bondadosísima que es, enviará sagrados operarios que continúen la obra comenzada por una vanguardia de pocos.
Algunos errores a evitar
La Cuenta Regresiva buscará evitar caer en congregacionalismos, clericalismos, burocratismos, legalismos o centralismos.
Hay y habrá actuación de varias congregaciones, pero no será congregacionalista ya que no está ni estará ligada exclusivamente a ninguna congregación en particular, sino que todas las congregaciones y grupos son bienvenidos a trabajar para que Cristo sea anunciado a los pueblos que jamás conocieron la Luz, esto es, que jamás conocieron al único que es “el Camino, la Verdad y la Vida” (“Via, Vita et Veritas”, Jn 14, 6). No podemos permitir que la competencia entre congregaciones, que antaño obstaculizó la conversión de China, vuelva a poner trabas a la predicación misional.
Habrá participación sacerdotal y religiosa, pero no será clericalista ya que todos los hijos de Dios y de la Iglesia, ordenados o no, tienen del deber de dar testimonio del Evangelio, imitando a Cristo que vino para dar testimonio de la Verdad (“ut testimonium perhibeam veritati”, Jn 18, 37).
No habrá burocratismo alguno ya que no se puede encadenar la Palabra de Dios tras los sellos o firmas de una oficina curial, episcopal o vaticana. De todos modos, cualquier Obispo con fe, dará la bienvenida y el apoyo a quienes osen partir en expediciones a anunciar el Evangelio a tribus remotas que hayan caído dentro de los márgenes geográficos de su jurisdicción y que nadie haya evangelizado.
Habrá obediencia legítima, pero no habrá legalismo alguno y no habrá connivencia con los “leguleyos de la cobardía” ya que, como reza el Código Canónico en su último canon (c. 1752), “la ley suprema es la salvación de las almas” (“salus animarum, suprema lex”).
No habrá centralismo ya que no buscamos ejercer ninguna autoridad, sino exhortar a los católicos a correr a anunciar la Buena Nueva a los pueblos que jamás tuvieron la dicha de oírla.
De la aventura misional y el desafío pendiente
Al leer la lista de los 637 pueblos (disponible online) donde no fue anunciada la Palabra de Dios (“untouched peoples”), muchos sentirán miedo al imaginarse predicando en esos pueblos. Muchos dirán que ir a predicarles equivale a ir a buscar el martirio y que por ende será un suicidio. Si bien en algún caso esto puede ser cierto, este tipo de discursos es típico en la boca de los tibios, siempre afectos a toda cómoda minimización de la santidad. Los tibios con este tipo de palabreos, disuaden a los buenos de las grandes gestas misionales. Que los tibios se queden con sus contabilidades y seguridades, con sus conforts y regalías, con sus horarios y rutinas…
Y que los que quieran navegar “mar adentro” (“duc in altum”, Lc 5, 4) confiando en Aquel que nos dijo “no tengáis miedo” (“nolite timere”, Mc 6, 50), se alisten en las filas de los Mensajeros del Evangelio, confiando sin límites en nuestro Padre Celestial que alimenta las aves del cielo y viste los lirios del campo (cfr. Mt 5, 25-34). Y para quien, a pesar de lo dicho, siga agobiándose con escrúpulos y miedos humanos, sepa que hay una legión de sectarios protestantes misionando en lugares sin cristianos donde la persecución acecha sin piedad.
Sin perjuicio de lo dicho, y pensando que a veces Dios se digna coronar algunos de Sus siervos con la palma martirial recordemos, algo muy sabido: los mártires son la mejor batalla de la Iglesia, esto es, son su primera línea en la ofensiva tenaz contra los enemigos del alma: el mundo, el demonio y la carne.
Convocatoria final
Si alguien quiere embarcarse en la Gesta de las 637 tribus, esto es, en la Cuenta Regresiva de la Misión, puede obrar por su cuenta o contactarse con los responsables del Omnes Gentes Project (www.ogp-ose.org ; [email protected]).
Hay cuatro modos directos de cooperar con la Cuenta Regresiva Misional (CRM):
- Como Expedicionario Misionero: partiendo a anunciar el Evangelio a alguno de los 637 “pueblos no-contactados”.
- Como Orante: adoptando espiritualmente uno de los 637 pueblos (Campaña de Adopción de Pueblos).
- Como Difusor del proyecto: propagando la Cuenta Regresiva entre los católicos;
- Como Padrino o Madrina, sabiendo que “quienquiera diere de beber tan sólo un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, a título de discípulo, en verdad os digo, no perderá su recompensa” (Mt 10, 42).
Que Dios y la Virgen nos den la gracia de gastarnos y desgastarnos (“impendam et superimpendar”, 2 Cor 12, 15) en el anuncio directo del único Salvador, nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, que vendrá a juzgar vivos y muertos y Cuyo Reino no tendrá fin.
Que los Santos Ángeles nos ayuden a asimilar la Palabra de Dios, que nos promete que “el que crea y se bautice, se salvará; el que no crea, se condenará” (“Qui crediderit et baptizatus fuerit, salvus erit; qui vero non crediderit, condemnabitur”, Mc 16, 16).
Que el Verbo de Dios nos dé la gracia de ser parte en esta gesta de frontera, con alegría aventurera y con la sobrenatural convicción “mueve-montañas” (cfr. Mt 17, 20) que mueve a contar permanentemente con lo imposible ya que se sobreentiende que si se reza con una fe grande “como un granito de mostaza”, nada será imposible puesto que “no hay nada imposible para Dios” (“non erit impossibile apud Deum omne verbum”, Lc 1, 37).
Que la Virgen nos alcance la gracia de alistarnos en los escuadrones conquistadores de pueblos para el Reino de Dios.
Que Ella nos ayude a vivir el extremismo de la Misión, nacida de la caridad teologal y heroica, que mostrará el esplendor y el resplandor de la eterna juventud de la Iglesia, siempre fecunda en nuevas y renovadas hazañas apostólicas.
Que Dios nos dé la gracia de jugarlo todo, para merecerlo todo.
Que el Señor de los Ejércitos nos dé la gracia de quemarnos y consumirnos por la salvación eternal de las almas.
Una vez más, la Cristiandad se pone en campaña…
“para que toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra
se doble en el nombre de Jesús, y toda lengua confiese
que Jesucristo es Señor, para
gloria de Dios Padre”
(Filip. 2, 10-11).
¡Viva la Misión!
¡Viva Cristo Rey!
¡Viva María Reina!
Enlaces relacionados:
Campaña de Adopción de Pueblos
Padre Federico, S.E.
Misionero en el Himalaya
Congregación San Elías
Naga, 6-7/I/18