Sobre la próxima venida del Señor
Como todavía estamos en Adviento (nos quedan aún unas horas), publicamos este ensayo esjatológico escrito por un sacerdote amigo, que es doctor en filosofía.
Por razones prudenciales, en este ensayo, él hace uso del legítimo recurso de la pseudonimia, que alguna vez fue usado hasta por Castellani.
Que publiquemos este texto no significa que lo aprobemos (o desaprobemos) parcial o totalmente, pero creemos que es un texto muy sugerente que enseña rudimentos de esjatología, aporta observaciones muy inteligentes y ante todo nos deja pensando… Y hasta meditando.
En lo personal, habría preferido que desarrolle la posibilidad de una restauración de la Cristiandad antes de la manifestación del Anticristo ya que nosotros, siguiendo al p. Meinvielle, pensamos que, por un milagro de Dios y el heroísmo de unos pocos, eso se dará. Creemos que será el “respiro” del que habla el Evangelio.
Sin más proemios, ofrecemos esta contribución a la sinodalidad recordando que “hay mirar los sínodos de los tiempos".
¡Feliz y Santa Navidad!
Padre Federico
SOBRE LA PRÓXIMA VENIDA DEL SEÑOR
–Consideraciones elementales para todo católico que de verdad quiera abrir los ojos–
«Cuando estas cosas comiencen a suceder,
poneos de pie y levantad la cabeza:
¡Se acerca vuestra redención!»
(Lc 21,28)
Por Jeremías Daniel Roca
24 de Diciembre de 2021
Estas consideraciones se dirigen, ante todo, a todo católico sincero y de buena voluntad que quiera realmente tener una buena formación católica. Se dirigen, además, y a modo de confirmación, a todos aquellos que ya poseen una buena formación católica y que están habituados a evaluar y discernir la problemática del mundo actual según un juicio católico, que es el único modo correcto de ver la realidad (cfr. Jn 7,24). – El que disienta de esta última afirmación debe dejar inmediatamente de leer este escrito: no se dirige a él, no está capacitado para entenderlo.
Baste lo dicho en cuanto al destinatario. En cuanto a su objetivo, estas líneas no tienen otro que el de proporcionar de manera sintética, precisa y para nada metafórica, algunos criterios imprescindibles para discernir la próxima venida del Señor.
Estos criterios constituyen un conjunto de signos, signos clarísimos, evidentes. Esto no quiere decir que a partir de ellos se pueda determinar el día o la hora, lo cual es otro cantar. Pero sí se trata, insistimos, de signos claros y ciertos, cuyo valor es comparable al de los primeros brotes de la higuera que, cuando despuntan, constituyen el signo cierto y seguro de la llegada inexorable y cercana del verano (cfr. Lc 21,30). O sea: cuando se verifiquen estos signos, la segunda venida es inexorable y cercana.
¿Cuáles son estos signos? Ellos han sido identificados por autores serios, santos y sabios que han escrito sobre el argumento a partir de lo dicho en las Sagradas Letras –por ejemplo, varios Padres de la Iglesia y, entre los autores más recientes, Pieper, Berdiaeff, Benson, Billot, Lacunza, Castellani, Meinvielle–. Vaya pues un breve elenco, en resumen y sin pretensión alguna de ser exhaustivos ni de decir nada que no haya sido dicho y sabiamente argumentado por los autores recién indicados.
I
§ 1. La segunda venida será precedida por varios episodios de carácter político-religioso cuyo alcance será internacional. Esta secuencia de episodios puede ser designada genéricamente bajo el nombre de «reinado del Anticristo» (sin que sea necesario definir, en el contexto de las presentes líneas, si el anticristo será un único personaje, un grupo de personas, o un grupo de personas encabezado por un personaje determinado).
§ 2. Durante el período del Anticristo se procurará instalar un gobierno mundial unificado. Esta instalación será preparada de manera gradual, imperceptible para las grandes masas imbecilizadas –es decir, la mayoría de la población mundial no se dará cuenta y colaborará ingenua y alegremente en la construcción del proyecto, pseudocatólicos incluidos–.
§ 3. Este gobierno obtendrá el poder haciéndose garante de la paz y del bienestar mundial. Cuando Jesús dice «muchos vendrán diciendo “soy yo”, pero no les hagan caso» (Mt 24,5), se refiere a esto. O sea, no va a aparecer nadie que diga «mírenme, yo soy Jesús», sino que va a aparecer un personaje (o una élite) que se autoproclamará de hecho como garante del bienestar y de la paz mundial y, en ese sentido, como salvador universal: todos pondrán su confianza en él (y en los medios [«sacramentos»] de salvación propuestos por él).
§ 4. Para consolidarse en el poder, este gobierno cercenará las libertades, de tal manera que de la aceptación del nuevo orden impuesto e imperante dependerán la posibilidad de entrar en el sistema de intercambios económicos y la posibilidad de gozar de la aceptación social. Esto quiere decir que quien se muestre reticente a entrar en el nuevo orden no podrá comprar, vender, trabajar, recibir salario, disponer de la cuenta corriente o incluso de los propios ahorros, que no podrá acceder a los canales de educación, ni a los circuitos de transmisión cultural, ni a los servicios de salud, y que será excluido, por censura estricta, de toda manifestación pública que pueda dejar resquicio para la expresión de una justa disidencia de conciencia.
§ 5. El estado omnipotente ejercerá su fuerza coercitiva mediante el aparato policial y los medios de comunicación, haciendo que muchas voluntades terminen plegándose y que acepten el nuevo orden. En la misma línea, un asfixiante mecanismo de control y vigilancia será establecido para mantener sometidas a las voluntades doblegadas, a la vez que una propaganda repetitiva para mantener a las inteligencias oscurecidas.
§ 6. El órgano elitista de gobierno establecerá un «medio» (cfr. Ap 13,18), que podrá ser ya un dispositivo, ya un certificado, ya un contrato, ya una marca o sello que le permitirá identificar claramente a quien haya aceptado el nuevo orden impuesto; ese mismo medio cumplirá una función de garantía de la perseverancia en la aceptación, en cuanto que permitirá al gobierno vigilar y controlar los movimientos de la persona que acepte dicho medio.
§ 7. Los disidentes pertinaces que no accedan a someterse al medio establecido por el gobierno internacional unificado serán sometidos a dura presión psicológica y cultural; en caso de resistir aún, terminarán siendo obligados a vivir en el ostracismo y el aislamiento, ya sea porque se los encerrará en un lugar común, ya sea porque tendrán que buscarse ellos mismos un lugar. Al brazo férreo del estado unificado se añadirá el repudio popular y social por parte de la masa ideologizada que verá en los disidentes una amenaza para la paz mundial.
§ 8. La ideologización de las masas se hará mediante un proceso de lavado de cerebro en el cual una figura icónica e inspiradora será vista y escuchada por todos como si se tratase de un oráculo divino. Todos los habitantes del mundo podrán ver su imagen y escucharla hablar al mismo tiempo, para tomar a esta figura como referencia suprema: todos irán a ver qué dice o qué piensa, para hacer, pensar o decir lo mismo y gozar de la aceptación social y eclesiástica que ello proporcionará.
§ 9. En efecto, este siniestro personaje, ávido de poder y procurador activo del control de la conciencias, será publicitado por una jerarquía eclesiástica apóstata que llevará a muchos a la confusión y a la apostasía. Habrá un miembro prominente de la iglesia que será un embaucador de multitudes, un falso profeta cuya prédica será internacionalmente vista y aceptada como si fuera la auténtica prédica de Jesús, mientras que, en realidad, su mensaje no será otro que el de Satanás (cfr. Ap 13,11). O sea, el personaje eclesiástico hará propaganda a favor del nuevo orden mundial (cfr. Ap 13,18) al precio de silenciar el nombre de Jesucristo en su identidad de único salvador real de los hombres. Por supuesto, no lo dirá con estas palabras, pero exhortará, de hecho y paulatinamente, a todos los católicos a desdibujar los contornos distintivos de la fe y a relativizar el primado absoluto de Jesucristo, para elevar y poner en su lugar a la humanidad en cuanto humanidad (cfr. Ap 13,18: «… su número, es número de hombre: 666» –o sea, una autoafirmación insistente, obstinada y pertinazmente babélica del hombre [6] que trata de ser como Dios [7] pero no llega ni puede llegar a serlo). El falso profeta inducirá a los católicos a rebajar a Jesucristo a una mediación más entre otras tantas posibles, a una figura histórica cuya importancia no va más allá de su valor simbólico: el de la comunión entre Dios y los hombres. El católico será visto como enemigo social en tanto y en cuanto no quiera rebajar a Jesucristo y en tanto y en cuanto no acepte que todas las expresiones religiosas son igualmente válidas. O sea: en tanto y en cuanto no acepte que lo importante es que todos seamos amigos y nos llevemos bien, independientemente de las creencias de cada uno.
§ 10. La instalación del reino del Anticristo irá de la mano con la remoción del misterioso obstáculo (cfr. 2Tes 2,6) que lo frenará hasta que llegue el momento de su manifestación. La mayoría de los intérpretes sabios y doctrinalmente seguros ha identificado este obstáculo como «Roma»; pero Roma entendida no en el sentido del imperio romano en cuanto mera construcción histórico-geográfica, sino en cuanto expresión codificada del orden natural. Esta identificación del obstáculo con Roma como expresión del orden natural no excluye, claro está, el rol del magisterio eclesiástico en cuanto custodio de dicho orden. En dos palabras: el reino del Anticristo estará caracterizado por la remoción (activamente procurada) del orden natural.
* * *
Resumiendo, y para dar nombre más concreto, a modo de ejemplo, a lo que acabamos de decir: aborto, eutanasia, sodomía, ideología de género, gobierno mundial, políticas coercitivas, disciplinación de los disidentes, proclamación del bienestar, de la paz y de la seguridad universal al precio de la negación de Jesucristo, persecución a los católicos que será considerados como fanáticos y fundamentalistas.
II
Apostasía quiere decir negación y rechazo del contenido de la fe, con todo lo que ello implica. Al final de los tiempos va a haber una apostasía notoria, pública y generalizada.
La apostasía generalizada y el misterioso obstáculo están explícitamente indicados en la Biblia: «Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno» (Μή τις ὑμᾶς ἐξαπατήσῃ κατὰ μηδένα τρόπον. ὅτι ἐὰν μὴ ἔλθῃ ἡ ἀποστασία πρῶτον καὶ ἀποκαλυφθῇ ὁ ἄνθρωπος τῆς ἀνομίας, ὁ υἱὸς τῆς ἀπωλείας, ὁ ἀντικείμενος καὶ ὑπεραιρόμενος ἐπὶ πάντα λεγόμενον θεὸν ἢ σέβασμα, ὥστε αὐτὸν εἰς τὸν ναὸν τοῦ θεοῦ καθίσαι ἀποδεικνύντα ἑαυτὸν ὅτι ἐστὶν θεός. Οὐ μνημονεύετε ὅτι ἔτι ὢν πρὸς ὑμᾶς ταῦτα ἔλεγον ὑμῖν; καὶ νῦν τὸ κατέχον οἴδατε εἰς τὸ ἀποκαλυφθῆναι αὐτὸν ἐν τῷ ἑαυτοῦ καιρῷ – 2Tes 2,3-6).
Naturalmente, el texto no se refiere a que el personaje siniestro vaya a decir: «Heme aquí, soy Dios, yo mismo, adórenme». En realidad, se trata de una forma de expresar el hecho de que el Anticristo va a exigir un sometimiento absoluto, total e inapelable y que va a castigar con furia toda reacción opuesta y sobre todo a los auténticos hombres de Dios. Este hombre impío e hijo de la perdición extenderá su influencia más allá del contexto político hasta llegar al religioso y, por eso, encabezará la apostasía generalizada, disciplinando a los verdaderamente religiosos que no se sometan a sus arbitrariedades absolutistas y a su frenético «clericalismo» delirante y galopante.
III
Ahora bien, hubo históricamente varios casos en los cuales se dio algo así como una apostasía generalizada.
En el siglo IV prácticamente todos los obispos de lo que ahora es Francia eran arrianos, o sea, católicos apóstatas, y conspiraron activamente para que Hilario, obispo de Poitiers, fuera exiliado. ¡Lo mandaron a Turquía! [¿acaso Hilario de Poitiers sabía más que todos los otros obispos juntos? Sí. Era católico: los otros,no -aunque ocupaban sedes católicas–].
Algo semejante pasó con Atanasio, que enfrentó vivamente al arrianismo. Un Papa cobarde, filoarriano y más amador de la comunión [¿… en qué?] que de la verdad lo mandó a callar [¿acaso Atanasio, quien también terminó exiliado, sabía más que el Papa? Sí. Era católico: Liberio no se mostró como tal, por más que ocupara la sede pontificia].
Entonces, históricamente hubo casos. Y era el acabose. Sin embargo, la historia siguió su curso.
Pero hoy el problema es más grave.
Hoy la apostasía parece estar generalizada y la confusión impera a todos los niveles. El humo de Satanás ha entrado, como nunca antes, en la Iglesia misma, como dijera S.S. Pablo VI a los seminaristas de Milán el 29.06.72.
Hoy, a casi cincuenta años de tan impresionante afirmación, las cosas no han cambiado para mejor. Por ejemplo, hay prácticamente un episcopado entero filosodomita, a la vez que un silencio vergonzoso por parte de quienes deberían tomar decisiones. Por supuesto, hace falta la prudencia: en ese sentido, el remedio va por el lado de tener seminarios buenos para evitar que haya episcopados filosodomitas […].
No sólo hay un episcopado prácticamente entero filosodomita. En realidad, desde hace décadas, no hay punto de doctrina, de moral, de liturgia, de catequesis, de espiritualidad, de pastoral y de misión que no haya sido profundamente manoseado y del que no se haya procurado adulterar la sustancia. En cuanto a la doctrina, oscuridad total: cualquiera puede decir cualquier disparate [como un alto prelado que acaba de negar impunemente desde el púlpito el sacerdocio de Jesucristo y el carácter propiciatorio de su sacrificio redentor en la cruz] y ser aclamado universalmente [como un tristemente célebre «teólogo» que, habiendo enseñado que el infierno está vacío, todavía es estudiado y considerado una figura de primera línea]. En cuanto a la moral: perversión total, no ya de las costumbres (que siempre hubo problemas en ese orden), sino de la comprensión y aceptación de la enseñanza moral de la Iglesia que se busca, con obcecada pertinacia, modificar. El clérigo corrupto del renacimiento sabía que lo que hacía estaba mal; el clérigo corrupto de hoy elabora una teología para justificar sus vergüenzas y hasta promoverlas, en vil secuela y servicio de la agenda feminista y LGTB. Se añada a esto la campaña activa de desacralización litúrgica, entre guitarras y aplausos, fogoneada por aquellos que, otrora revolucionarios del ’68, reclaman hoy obediencia ciega en un clericalismo a ultranza rayano en la insania, perpetrando un oxímoro práxico jamás visto; son los mismos populistas que utilizan los puestos jerárquicos para imponer sus preferencias personales, haciendo oídos sordos a los legítimos reclamos del pueblo fiel. Multitudes considerables de «católicos» han sido formados en centros de «formación» en los cuales se imparte cualquier cosa menos lo que la Iglesia ha enseñado siempre. Varios centros de formación pastoral para laicos, especialmente algunos dedicados a la «doctrina social» (?) son lisa y llanamente una incubadora de marxistas. Víctimas del relativismo historicista, los católicos de hoy, en general, piensan que la Iglesia misma debe cambiar y que está bien que cambie –con lo cual demuestran que no tienen la más mínima idea acerca de qué es la Iglesia y muestran haber sido vilmente estafados: estafados por los pseudo-teólogos y pastores neomodernistas que han prácticamente usurpado las cátedras de enseñanza y los puestos de gobierno, transformando a unas en generadoras seriales de errores y tinieblas y a otros en expresiones activas del clericalismo más arbitrario que jamás haya habido. Porque el fariseo persigue siempre al hombre auténticamente religioso y, desde arriba del pony, usa el derecho canónico para disfrutar de una venganza personal: tiene la rara habilidad de cometer una atroz injusticia amparándose en la justicia.
La asunción del delirante neomodernismo congariano –con el consecuente rechazo de la teología escolástica y el institucionalismo romano, es decir, de mil ochocientos años de Iglesia (en los cuales el Espíritu Santo se habría quedado en stand-by), o sea, en dos palabras, de santo Tomás y de Trento–, no sólo ha llevado a una debacle e ignorancia doctrinal y moral sin precedentes que se extiende a incontables clérigos (obispos y sacerdotes) y laicos por igual, sino que, además, por su constitutivo buenismo ingenuo y genuflexo, ha llevado a que un gran número de miembros de la jerarquía hagan propaganda activa para la instalación definitiva de un nuevo orden mundial: en vez de hacer apostolado para que las almas se conviertan a Jesucristo, tratan de convencer a todos para que colaboren con la agenda 2030.
IV
Por supuesto: una cosa es la agenda 2030, que es el propósito del foro económico internacional presidido por Klaus Schwab, y otra cosa es poner fecha al retorno del Señor. Nadie osa, en absoluto, hacer esto último. El Señor puede venir después; o puede venir antes. Lo importante no es determinar la fecha, sino tratar de evaluar los signos.
Naturalmente, como decíamos al inicio, tampoco hemos indicado todos los signos: de hecho, no hemos analizado el tema de la conversión de los judíos, que es uno de los signos señalados por los autores más serios y profundos. Tampoco el del enfriamiento de la caridad. En efecto, el mal se extenderá tanto, pero tanto, tanto, que la caridad fraterna se enfriará (cfr. Mt 24,12), el interés personal predominará, y el hermano delatará al hermano, el vecino al vecino, el amigo al amigo, en pos del presunto bienestar mundial: en nombre de la humanidad, el hombre se convertirá, de veras, en un lobo para el hombre.
V
¿Es tan importante y decisivo abrir los ojos y estar despiertos (cfr. Mt 24,42)? ¿Debería incidir en nuestra conducta la advertencia de los signos? Bueno, por lo pronto, Jesús insistió mucho en ello y ya este solo dato bastaría para decir que sí. Pero, ¿por qué es tan importante? Es importante porque el católico no puede, no debe, absolutamente colaborar de modo activo en la construcción del reino del anticristo. Así de simple. Ni por malicia, ni prestándose a ello de manera pasiva por timorato silencio cómplice, por cobardía manifiesta o por evitar enterarse para no comprometerse. No es cuestión de democracias, no es cuestión de decidir y seguir lo que va diciendo la mayoría (la televisión, internet, la cultura, la dictadura del tiempo histórico…), sino que, como siempre, con la prudencia de la serpiente y la simplicidad de la paloma, es cuestión de posicionarse activamente y dar testimonio de Jesucristo sea ante quien sea, cueste lo que cueste, pase lo que pase.
VI
El que quiera ver, que vea.
El que quiera entender, que entienda.
Y el que no, problema suyo.
14 comentarios
Los ideologización ya se está llevando a cabo a través de los medios de comunicación, pero por otra parte la gente comienza a darse cuenta de las cosas. Pues a pesar de la tercera dosis, el pasaporte covid, el número de casos sigue aumentando y la gente se muestra más crítica.
Ante lo que nos viene pidamos al Señor fuerza y mucha fe. Pues si no vamos a poder "comprar, vender, trabajar, recibir salario, disponer de la cuenta corriente o incluso de los propios ahorros, que no podrá acceder a los canales de educación, ni a los circuitos de transmisión cultural, ni a los servicios de salud" No veo la manera de poder sobrevivir, salvo la intervención directa de Dios. Que se digne no porque lo merezcamos, si no porque Él es Bueno a obrar a través de algún milagro para que no nos falte lo mínimo para poder sobrevivir y que no nos desesperemos, para no vernos obligados a tener que aceptar lo que nos quieren imponer que es contrario a los principios de Dios.
Feliz navidad P.Federico.
Me permito señalar lo siguiente. "Naturalmente, el texto no se refiere a que el personaje siniestro vaya a decir: «Heme aquí, soy Dios, yo mismo, adórenme»". El citado texto de san Pablo, en mi concepto, se puede referir a la deificación y adoración de un hombre: el Anticristo. Estos versículos son dicientes:
Apocalipsis 13,8.15
[8]Y la adorarán todos los habitantes de la tierra cuyo nombre no está inscrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado.
[15]Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imagen de la Bestia.
Es lo que dice el texto, en efecto. Proclamará que él mismo es Dios.
Fuera de eso, y de que el día y la hora no lo sabemos, y que buscarle interpretaciones demasiado exactas al Apocalipsis es una receta segura para equivocarse, la descripción de la situación actual es muy verdadera. El misterio de iniquidad se ha desplegado como nunca antes en la historia, pero la preparación es de décadas atrás, por lo menos.
Que el Señor nos conceda permanecer en su amistad a pesar de todo.
Feliz Navidad !!
Si bién el escenario está preparado y los actores han empezado a actuar, todavia no han captado suficientemente a todo el público.
Este director, no está por la labor de cambiar de protagonista, deja que los actores improvisen a su gusto, y esto esta provocando que estan apartando al protagonista pero piensa que gracias a esto la obra está mejorando, llega más al público.
También ha observado que dos grupos han abandonado las butacas, unos porque ya trabajan para el nuevo protagonista, y los otros porque los cambios no les convencen. Con estos últimos tiene verdaderos litigios, porque le quieren impedir sus ganas de creatividad...
A el le hace ilusión la humanidad, todo lo que huela a humanidad, le parece divino.
Creo que estamos en ese momento en que está a punto de aparecer el dueño del teatro para poner órden en el asunto, está muy disgustado por el ninguneo de su autoridad, pero quiere dar una oportunidad, sobre todo por los engañados por una situación que quiere aparentar que es buena.
En un momento, parará la obra, y nos enseñará a todos la verdad, luego confirmará lo que nos ha mostrado, esto impactará a muchos, que no esperaban estar tan confundidos.
Se renaudará la obra conforme al primer libreto, y al menos durante un periodo de tiempo funcionará.
2. Ante las vicisitudes presentadas en la historia o tiempo de Iglesia, en especial en los últimos tiempos, no hay que perder la esperanza cristiana.
3. Los católicos debemos permanecer y perseverar hasta el final en la fe que obra en la caridad en Cristo, Señor y Rey nuestro. Y para ello, debemos continuar dando razones de nuestra esperanza en la Promesa de la vida eterna.
4. Si no sabemos dar esas razones esperanzadoras en Cristo es porque la fe católica recibida sin esfuerzo propio es rechazada, fe apóstasta; si esa fe católica es elegida y fragmentada a la carta según nuestros gustos y preferencias mundanas, fe hereje; y si la fe católica recibida es modernizada o aggiornamentada según amistad con la moda contemporánea es fe cismática.
5. Si la fe holística de Dios y Su Cristo de la historia de la salvación es tornada y truncada por la fe política o ley positiva humana, el hombre se eregirá como salvador del hombre.
6. Superhombre que no necesita de ninguna divinidad, excepto de la adoración propia, de la idolatría inducida por el maligno. En esa negación de la divinidad de Cristo, en esa cultura de la muerte del Dios cristiano, en ese contexto de crecimiento del misterio de iniquidad en el hombre de los últimos tiempos de Iglesia, nacerá el Anticristo visible que fue sembrado de forma invisible por el Enemigo, el Adversario, en los primeros tiempos de la Iglesia, en la Iglesia primitiva, para destrucción de la misma.
7. El Anticristo visible dominará la sede pontificia, precedido por un falso profeta, será proclamado Mesías del Israel rebelde y gobernará el mundo con puño marxista, boca blasfema, psicología freudiana sodomita y pedófila, en la receta de la mentira con apariencia de verdad y el homicidio del disidente a su doctrina anticristiana. Por gracia y promesa de Dios, un resto fiel a Jesucristo mantendrá la fe universal íntegra y cuando estén los santos derrotados, camine en la Pasión y sea Crucificado vendrá la intervención directa de Dios, la Segunda Venida, convirtiéndose el Israel rebelde, derrotando al anticristo y cumpliendo que las puertas del infierno no prevalecerán sobre Su Iglesia.
¡Feliz día de la Sagrada Familia!
Feliz Navidad padre Federico admiro su público compromiso con la verdad y su casi desesperación por la salvación de las almas
Señor, somos muy pecadores pero Tú eres nuestra esperanza. Mira, Señor, la sangre de tantos mártires en estos dos mil años, y todos sus padecimientos.
¡Ven, Señor Jesús!
Muchas gracias por este brillante artículo que explica bien a las claras lo que acontece y acontecerá.
Pero permita que llame la atención de algo que siempre me extrañó: me estoy refiriendo al capítulo 11 del Apocalipsis, en donde se habla de los dos testigos que precederán a la venida de Nuestro Señor, y al que nadie hace mención. ¿Por qué motivo?
Allí se cuenta que cuando morirán, a los tres días y medio resucitarán, y que habrá un terremoto que hará que la gente glorifique a Dios, muriendo en él siete mil personas.
Quisiera contar que por más que me opuse a la vacunación con todas mis fuerzas, me llevaron igual.
Tengo un gran remordimiento de conciencdia porque sé muy bien de dónde salen esas terapias génicas a las que todos llaman vacunas.
Tengo miedo a la severidad del juicio de Dios.
Soy una persona ciega e hipoacúsica que necesita comprar audífonos, y si no estoy vacunado, no puedo adquirirlos.
Estimado padre: le ruego encarecidamente que rece mucho por mí, porque cuanto más vulnerables somos, más se nos hostiga.
++++
Estimado
Confía en Dios. Jesús te ama infinitamente.
En Dios
Padre Federico
"La segunda venida de Cristo será sólo en este mundo?".
Estimado: ¿Por 'mundo' te refieres a 'planeta', 'universo', 'dimensión', 'contexto socio-histórico', o qué?
¿En que otro 'mundo' pudiera ser?
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