Su último Testamento (I)
Su último Testamento
(Escritos del Siervo de Dios Frank Duff sobre el Apostolado -Parte I-[1])
Las palabras de la última despedida, aun pronunciadas con la debilidad natural, adquieren siempre cierta solemnidad. ¿Qué diremos entonces de este precepto con que se despidió nuestro Señor de sus apóstoles: Id por todo el mundo; y predicad el Evangelio a todas las criaturas (Mc 16, 15)? Terminaba su vida de Legislador en la tierra, y estaba a punto de subir a los cielos. Ocasión más imponente que la del Sinaí. Bien puede decirse que este mandato es su última voluntad, su testamento. Y estas palabras las pronunció Jesucristo estando ya revestido de la gloria de la Santísima Trinidad.
Estas palabras destacan la nota más alta de la fe cristiana. Es una fe que debe esforzarse con inextinguible ardor por llegar a todos los hombres. Pero, desgraciadamente, a muchos les falta esa nota esencial. No se va en busca de los otros, ni
dentro del redil ni fuera de él. Se ignora el mandamiento de nuestro Señor en el momento de su Ascensión. ¡Y a qué precio!: al precio de la pérdida de la gracia, de la disminución, el decaimiento y aun la extinción de la fe. Basta dar una ojeada en derredor nuestro, para ver los muchos lugares que han pagado ya ese terrible precio.
Cuando Cristo dijo “a todas las criaturas”, quiso decir a TODAS. Tenía delante de Sí, a cada hombre particular; por él, para redimirlo, vivió y murió.
“Llevó corona y cetro,
rey de dolor y mofa;
pedía el populacho
su muerte ignominiosa;
cargó su propia cruz;
apurando la copa
de penas mil, angustias,
desmayos, sed agónica,
al fin, abandonado,dio su vida en el Gólgota.”
¡Que no se pierda una labor tan grande! ¡Que esa Sangre preciosa llegue a tocar a todos y a cada uno por los que se derramó tan pródigamente! Ésta es la misión cristiana, que nos impulsa poderosamente a acercarnos a todos los hombres, en todas partes: a los más pequeños, a los más notables, a los cercanos, a los alejados, a la gente sencilla, a los hombres más malvados, a la choza remota, a todos los afligidos, a los de entraña diabólica, al faro más solitario, a la “Magdalena”, al leproso, a los olvidados, a las victimas del vicio y de la bebida, a los delincuentes,
a los empeñados en contiendas militares, a los que se esconden, a sitios no frecuentados, a los despojos de la humanidad, al tugurio más oculto, al desierto quemado por el sol, a la selva más espesa, a la tenebrosa marisma, a la isla desconocida, a la tribu ignorada, hasta lo más recóndito,para ver si alguien existe allí, hasta los confines del mundo se apoya por el arco iris… ¡Nadie se escape a nuestra búsqueda, para que no veamos severo al bondadoso Jesús!
[1] Frank Duff es el Fundador de la Legión de María. Los textos transcriptos están en el Cap. XL del clásico Manual de la Legión.
2 comentarios
El misionero lleva a cada últImo lugar de la tierra en busca de cada persona un regalo maravilloso que esa persona todavía no sabe cual es.
El misionero tiene que explicitárselo, Mira a mi me ama alguien y yo en respuesta a su Amor le amo no como Él me ama, pero mira me ha enviado a buscarte, para decirte que a tí Él te ama tanto como a mí, por eso he venido a buscarte para Él ¿ Quieres ese Amor que te traigo?
Soy su misionero y te amo a tÍ ,pero Él te ama más y quiere que le conozcas para que seas feliz ¿Y dónde me llevas? Al fondo de tu corazón Él te espera y tú con su Palabra le escuchas y esa Palabra es Su Amor- Espíritu y se llama Jesús.
Un abrazo en oración Padre Federico
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