Las 3 preguntas para la refundación de la Iglesia en Japón

Sucedió el 17 de marzo del año 1865, fecha inolvidable que nunca se borrará de la memoria de los católicos japoneses ni se enfriará del rescoldo de afecto de su corazón.

Hacía pocos años habían intentado los misioneros católicos volver al Japón después de aquellos siglos en que fue triturada por la persecución la cristiandad fundada por San Francisco Javier. Era verdad que en los años de persecución había tenido aquella cristiandad muchos y admirables mártires. Pero, ¿qué quedaría de ella después de dos siglos y medio de aislamiento total ? Si algunos cristianos hubiesen acaso escapado del huracán de la persecución, ¿cómo habrían podido conservarse durante dos siglos y medio sin sacerdotes, sin sacramentos,, sin ninguna comunicación con Roma ni con el mundo cristiano ? Sin embargo, en el corazón de algunos misioneros quedaba una vaga esperanza.

 

En 1844, el Padre Forcade, de las Misiones Extranjeras de París, había llegado al puerto de Naja (Okinawa), pero no se le permitió entrar en Japón. Cuatro años después del tratado de Kamagawa (1858) se permitió al Padre Girard levantar la primera capilla católica, que fue en Yokojama; al año siguiente, en 1863, el Padre Furet levantaba la primera capilla católica en Nagasaki. Pero no aparecían por ningún lado rastros de la antigua cristiandad que había fundado Javier. Los misioneros habrían de empezar de nuevo la evangelización desde los cimientos.

 

Cuando he aquí que un día, el que antes hemos calificado como fecha inolvidable, el 17 de marzo de 1865, el Padre Petitjean, de las Misiones Extranjeras de París, se hallaba rezando el breviario en el pórtico de la capilla recién instalada en Nagasaki. De pronto un grupo de campesinas se le acercó y le preguntó: ¿Dónde está la imagen de Nuestra Señora la Virgen María?

P. Petitjean, MEP

P. Petitjean, MEP

Estupefacto el misionero ante esta pregunta inesperada les preguntó a su vez: ¿Acaso sois vosotras cristianas?, ¿no queda ningún cristiano antiguo entre vosotros?, ¿no sabéis que aquí en estos montes fueron inmolados muchos japoneses, mártires de Cristo?

 

Pero las campesinas no respondieron. Sólo repetían: Enséñanos la Virgen María. Entonces el Padre las llevó al altar de su capillita donde estaba la imagen. Al verla se arrodillaron y empezaron a rezar: Dios te salve, María, llena de gracia…

 

Al insistir el misionero, preguntándoles si eran cristianas, se contentaron con sonreír y con decirle: Tenemos el mismo corazón que tú. Sayóonara (adiós).

 

A poco llegó otro grupo de campesinas que volvió a suscitar la curiosidad del misionero. Pero tampoco le contestaron si eran cristianas, sino que le dieron la misma respuesta.

 

Por fin, a la tercera vez que vinieron, el Padre instó para que contestaran si eran o no cristianas.

 

Entonces las campesinas le hicieron tres preguntas para conocer si aquel extranjero era el misionero de la misma fe que ellas, a través de sus antepasados, habían recibido de Javier.

 

La primera pregunta fue : —¿ Quién os envía a vosotros?, ¿venís enviado por vuestro gobierno? —No. El Vicario de Jesucristo, que manda sobre todos nosotros, es quien nos envía. -—¡ Ah, es el Jefe de la Gran Doctrina ! Nuestros padres nos han hablado de El, que reside en Roma.

 

Prosiguieron con la segunda pregunta: —¿Adoráis a la Virgen María como a Dios? —-No: la veneramos como a Madre de Dios. —Es que hay otros Padres, repusieron las mujeres refiriéndose a los protestantes que habían llegado a Japón diciéndose continuadores de San Francisco Javier, que no aman a la Virgen: son los que están en Yokojama.

 

Finalmente las campesinas le dirigieron la tercera pregunta: la virginidad de los misioneros. Dijeron al Padre Petitjean: —Enséñanos a tus hijos para que los acariciemos. —Los sacerdotes católicos no tenemos familia: nuestros únicos hijos son los cristianos.

 

Fue la señal decisiva. Al oírlo, cayeron de rodillas todas ellas. Con las manos juntas y la sonrisa en los labios, según refiere el Padre Domenzain, dijéronle todas a una: —¡Padre, somos cristianas! Eran las tres señales que nos habían dejado nuestros antepasados para conoceros: el amor a la Virgen, la obediencia al Papa y vuestra virginidad. (Moisés Domenzain, S. J.: El Japón. Su evolución, su cultura, religiones. Bilbao 1942, cap. XVIII, página 242).

 

De aquellos pueblecitos que cerca de Nagasaki se extienden por el valle de Urakami fueron saliendo hasta doce mil cristianos: eran los descendientes de los antiguos mártires que dieron su sangre trescientos años antes por Jesucristo en aquellas mismas regiones.

La "iglesia de los 26 mártires de Japón" (Iglesia de Ōura), construída por el MEP en Japón

La “iglesia de los 26 mártires de Japón” (Iglesia de Ōura), construída por el MEP en Japón

(Por Juan Roig Gironella S.J., Revista Verbo, nº 39, páginas 531-549 del año 1965, Fundación Speiro)

15 comentarios

  
Alejandro Colombia
Padre, ¿me podría recomendar algún libro donde se relate más detalladamente esta preciosa historia? Siempre me ha parecido fascinante y reveladora.


....

Estimado Alejandro

Le pediré material sobre esta historia a un superior del MEP y después te digo.
Disculpá la demora en contestar. Estos días en la Misión Tibetana estuvimos a las corridas.

Feliz y santa Navidad

PF
24/12/16 5:05 AM
  
Pablo
Hermosísima historia.
Y hoy todas estas señales se relativizan desde dentro...




....


Así es.
PF
24/12/16 10:18 AM
  
Alberto
Precioso.
24/12/16 12:52 PM
  
manuel
Padre Federico:
Tenga usted y sus allegados una:

¡Felíz Navidad y U1n Próspero Año Nuevo!



....


¡Muchas gracias!
¡Igualmente!
PF
24/12/16 1:05 PM
  
Ricardo de Argentina
Primero la bomba sobre Nagasaki, y luego Masiá y Sus Malos Jesuitas, fueron lanzados para arruinar esa bellísima obra de Dios en el Japón.

Pienso que a los impíos es su propia falta de fe la que los preserva del pavor de presentir los castigos eternos que se les avecinan. Y ello es así porque Dios confunde a quienes quiere perder.

Señor, ¡cuéntanos entre tus elegidos!
24/12/16 1:06 PM
  
SR.
Bellísima historia de Fe.
24/12/16 2:37 PM
  
Jordi
—¡Padre, somos cristianas! Eran las tres señales que nos habían dejado nuestros antepasados para conoceros: el amor a la Virgen, la obediencia al Papa y vuestra virginidad.

Es increíble, pero en concretos sectores, hoy, sin persecución, estas tres características no son tenidas en cuenta.
24/12/16 5:41 PM
  
Ricardo
Podría el jesuita Masía cerrar la boca y aprender de estos.
24/12/16 9:00 PM
  
Néstor
Bendito sea Dios. Dicen que esa fue una de las razones por las que se eligió a Nagasaki para la segunda bomba atómica.

Saludos cordiales.
25/12/16 1:54 AM
  
David
Hermosa historia, la semilla cayo en tierra buena. Es una lección profunda para todos los ccristianos

Bendiciones
25/12/16 9:30 PM
  
Palas Atenea
Kakure Kirishitan los llamaban (los cristianos ocultos)
26/12/16 12:21 AM
  
Martinna
Me ha emocionado profundamente esta historia.

Dar la vida por la fe cristiana y conservar lo aprendido es un don de Dios a sus fieles.
Estos cristianos son los pobres bienaventurados, que sin tener nada a favor se mantienen fieles a Dios y sus enseñanzas.
Los cristianos europeos estamos llenos de todo menos del Señor. Que Dios nos guarde y nos recupere para El.


26/12/16 12:25 PM
  
manuel
Dios no muere en el corazón de aquellos que quieren ser justos; pues los
ayuda a perseverar y los anima atravez de su Espíritu Santo por los
siglos de los siglos Amen.
01/01/17 11:06 AM
  
Gregory
Es una historia que emociona al ser leida el Evangelio quedo sembrado en el alma de no pocos japoneses que se mantuvieron fieles en medio del silencio.
05/01/17 12:43 AM
  
Franquiz
Padre Federico:
Gracias por esa hermosa historia sobre la Fe católica en Japón.
En la actualidad cual es la realidad tanto en el Tíbet como en Japón de nuestra Iglesia?
A cual congregación misionera pertenece usted?
Que Dios lo bendiga

Franquiz
Santo Domingo, R. D.

.....

Estimado Franquiz

Sobre tus dos primeras preguntas se puede escribir un tratado, mas te digo dos cosas.
En Japón después de la guerra, los japoneses pidieron misioneros pero la Iglesia no tenía misioneros que hablen japonés para mandar. Así me lo contó un sacerdote informado. Ahora la cosa cambió... Un obispo asiático dice que Japón y Taiwán son las dos naciones más difíciles de convertir del extremo Oriente.
En el Tibet hay que distinguir la zona: Gran Tibet, RAT, ... En la RAT hay sólo 4 curas nativos. Alguno me dijo que habrían 5 ó 6.
Soy de la congregación San Elías.

En Dios

Padre Federico
09/01/17 1:09 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.