La Predicación misionera de la Iglesia desalentada en Karl Rahner
Entre los enemigos de la Misión, debemos destacar al tristemente célebre “teólogo” Karl Rahner, quien, con su hipótesis del “cristianismo anónimo”, apartó a muchos de la Misión Ad Gentes”. Refutación que el Padre Meinvielle hizo contra Rahner: “La Predicación misionera de la Iglesia desalentada en Karl Rahner” (J. Meinvielle, La Iglesia y el mundo moderno, pp. 109-114).
Karl Rahner es un teólogo, que ha adquirido gran notoriedad estos últimos años. Su teología se distingue por su fecundidad en suscitar problemas cuya solución lejos de satisfacer, produce malestar. Su problematicismo sistemático engendra legítimamente escepticismo. A su vez, este problematicismo denuncia una evidente falta de claros principios que pueden dejar de ser tales y convertirse en errores si se los desplaza del lugar que les corresponde y se les asigna un lugar y una significación preponderante. Tal, por ejemplo, la enseñanza de la Iglesia de que Dios da la gracia necesaria para la salvación a todo fiel o infiel que hace lo necesario para salvarse, de acuerdo con el axioma teológico que dice: “Facienti quod est in se, Deus no denegat gratiam”. Al que hace lo que está en sus manos, Dios no niega la gracia. Esta enseñanza tiene especial significación para los infieles que no tienen oportunidad de recibir la influencia del cristianismo. Aunque esta verdad sea manifiesta, como luego veremos, no hay que asignarle en el plan cristiano de la Iglesia y de la Salvación un lugar primario como si luego la incorporación a la Iglesia visible e histórica no fuera tan necesaria y ocupara sólo un lugar secundario o de supererogación. Porque las cosas se ordenan precisamente al revés.
La Revelación cristiana está toda ella dirigida a exponer el Plan de Dios sobre la Salvación con la venida de Jesucristo a este mundo y con la fundación de la Iglesia, como medio necesario para la Salvación. Este es el camino ordinario y necesario por el que Dios salva a los hombres. A los que sin falta propia no pueden echar mano de este medio, Dios, en sus misteriosos designios, les ha de hacer llegar su gracia —gracia sobrenatural— por caminos que sólo El se reserva, de suerte que puedan salvarse.
Karl Rahner, S. J. ha sistematizado, quizás con excesiva fuerza, lo que él llama un cristianismo invisible, que sería efecto de una “consagración de la Humanidad por la Encarnación del Verbo”.
“Al hacerse hombre el Verbo de Dios, dice Rahner, la Humanidad ha quedado convertida real-ontológicamente en el pueblo de los hijos de Dios, aún antecedentemente a la santificación efectiva de cada uno por la gracia”262. “Este pueblo de Dios que se extiende tanto como la Humanidad”… “antecede a (la) organización jurídica y social de lo que llamamos Iglesia”263. “Por otra parte, esta realidad verdadera e histórica del pueblo de Dios, que antecede a la Iglesia en cuanto magnitud social y jurídica. . . puede adoptar una ulterior concretización en eso que llamamos Iglesia”264. “Así, pues, donde y en la medida que haya pueblo de Dios, hay también ya, radicalmente, Iglesia, y, por cierto, independientemente de la voluntad del individuo”265.
De aquí se sigue que todo hombre, por el hecho de ser hombre, ya pertenece, radicalmente, a la Iglesia. Esta pertenencia radical implica una actualidad de pertenencia que no era admitida por Santo Tomás, quien habló sólo de pertenencia en potencia266, y que es la admitida corrientemente hasta aquí por los teólogos. Esta pertenencia actual, aunque no plenamente desarrollada, da todo derecho para que consideremos y llamamos “cristiano” a todo hombre por ser hombre. Si luego este hombre “asume totalmente su naturaleza humana concreta en su decisión libre”267, “asume toda su concreta realidad de naturaleza”268 y “la incorporación al pueblo de Dios se convierte en expresión de este acto justificante”269. En Rahner, por consiguiente, un infiel que sin culpa no pertenece a la Iglesia visible, pero que acepta con decisión personal, su naturaleza humana concreta (que ha sido consagrada por la Encarnación del Verbo) no sólo es cristiano invisible, sino que con esta decisión personal y libre, queda justificado.
Esta opinión de Rahner, S. J., sobre un cristianismo invisible que podría justificar a un infiel, aunque no ponga ningún acto de contenido propiamente sobrenatural; es sin duda atrevida y aunque pudiera ser defendida legítimamente dentro de las opiniones católicas, no debe ser destacada en forma tal que haga debilitar verdades fundamentales y primeras de las enseñanzas católicas.
El ardor misionero de San Pablo en la predicación es una exageración. En “Mision et Grâce”270, Karl Rahner, S. J., escribe:
“Forzoso es reconocer hoy que nos es imposible adoptar pura y simplemente el punto de partida de San Pablo. Ya de suyo que San Pablo representa para el cristianismo fiel una norma absoluta. Pero no es posible a los cristianos, viviendo en el siglo de la Historia de la Iglesia en que estamos, participar respecto a la salvación de los no-cristianos de las ideas pesimistas que San Pablo podía tener en óptica religiosa de su tiempo, o aún de los cristianos del siglo XVIII. En el pensamiento de San Pablo los hombres que no llegaban al bautismo estaban perdidos. Es verdad que San Pablo no ha enunciado dogma sobre este punto. Pero en la práctica era para él una evidencia.
“No es posible a los cristianos que estamos en pleno siglo XX suscribir enteramente esta perspectiva y esta manera de obrar. Tampoco tenemos el derecho. Un misionero de hoy no puede ya, como lo estaba un San Francisco Javier, estar animado de esta convicción: «Si me voy a los japoneses, si les enseño y predico el cristianismo, están salvados, irán al cielo. Si me quedo en Europa, están perdidos, como están perdidos sus padres por no haber oído hablar del Cristo y haber muerto sin bautismo»”271.
“Nuestra conciencia religiosa de cristianos de hoy es diferente. Nos es difícil pensar que los hombres que no han oído hablar de Cristo deben condenarse para siempre. No podemos apoyarnos sobre el dogma para hacer nuestro tal modo de ver las cosas. Sabemos hoy que existe un cristianismo invisible, en que se encuentra realmente, bajo el efecto de la acción de Dios, la justificación de la gracia santificante”.
Uno queda admirado o pasmado de la lógica que exhibe el Padre Karl Rahner, S. J. Porque si “el cristianismo invisible”, de cuya existencia estamos ciertos por “nuestra conciencia religiosa de cristianos de hoy”272 nos lleva a apartarnos de San Pablo que “representa para el cristiano fiel una norma absoluta”, la buena lógica nos había de llevar, en cambio, a revisar este cristianismo invisible. Sobre todo cuando el argumento central para creer en la salud de los infieles que no se oponen con su culpa a la recepción de la gracia justificante nos la da el mismo Apóstol, cuando en la I Carta a Timoteo; dice: “…Nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”273.
Un buen teólogo ha de tener presente la jerarquía de verdades, la arquitectura del saber teológico, y es claro que la necesidad salvífica de Cristo, y, por lo tanto, su predicación se antepone a toda otra verdad, y más a una opinión de algunos teólogos, cual es la del cristianismo invisible, o anónimo, o de incógnito, que, como vemos, están esgrimiendo más de la cuenta y, por lo mismo, peligrosamente ciertos teólogos progresistas.
Y la primer verdad católica es que “en ningún otro hay salud, pues ningún otro hombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos”274. De aquí que Cristo haya dado mandato de “Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”275. Y en Marcos: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, se salvará, mas el que no creyere, se condenará”276.
Y que es necesaria la predicación lo dice a las claras el Apóstol San Palo: “Pero, ¿cómo invocarán a aquél en quien no han creído? Y ¿cómo predicarán si no son enviados?” Por consiguiente, la fe es por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo”277. De aquí que el Apóstol pudiera exclamar: “¡Ay de mí si no evangelizara!”278 Y San Pablo se expone a toda clase de peligros para cumplir su misión de predicar el Evangelio279.
Mal ha de andar la teología de Rahner cuando todo la lleva a desalentar la predicación evangélica por el mundo. ¿Cómo es posible que deje de recordar enseñanzas tan perentorias y apremiantes, claramente expuestas por el Salvador y los Apóstoles, en virtud de una tesis tan cuestionable como la suya, la del cristianismo invisible? Porque es cierto, certísimo, y de fe, que nadie se pierde sino por culpa propia y que Dios ha de suplir de algún modo la condición de aquellos a quienes no llega el Mensaje de la Iglesia visible. Pero, cómo y por cuáles caminos, si por el del cristianismo invisible de Rahner o por cualquier otro, nadie sabe nada ni nada dice la Revelación. Sólo sabemos lo del Apóstol: “¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Porque, « ¿quién conoció el pensamiento del Señor? O ¿quién fue su consejero?»”280.
Nosotros sólo sabemos que aunque Dios da a todos y a cada uno la gracia suficiente para salvarse, sin embargo, a unos reparte más y a otros menos281 y que en esta repartición usa también todos los medios humanos, y también nos usa a nosotros, y hemos de estar dispuestos para cooperar a la difusión del Evangelio. Por mucho que pueda haber un cristianismo invisible, como lo imagina Rahner, tenemos obligación y necesidad de trabajar para que el cristianismo sea visible y bien visible, porque no puede ser sino una aberración monstruosa la que imagina que un mundo entregado al ateísmo y a la depravación de costumbres puede florecer en santidad. Porque, aunque Dios sea poderoso para sacar de las piedras hijos de Abraham282, nuestra misión es trabajar para el florecimiento de la salud moral y de la santidad en el mundo. Porque si nosotros, disponiendo de tantas gracias que Dios nos manda, somos tan malos, ¿qué han de ser aquellos que viven en un mundo infiel?
Por ello, Pío XI, en la encíclica “Rerum Ecclesiae”, llama a los infieles “los más necesitados de todos los hombres”, “nadie tan pobre ni tan desnudo, ni con tanta hambre y sed como aquellos a quienes faltan el conocimiento y la gracia de Dios”, y también caracteriza a los no-cristianos como “paganos miserables”, “hombres infelices”, “privados de los beneficios de la Redención”.
P. Federico, misionero en la meseta tibetana
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262 Escritos de Teología, Taurus, Madrid, 1961, pág. 89.
263 Ibid., pág. 89.
264 Ibid., pág. 89.
265 Ibid., pág. 90.
266 Suma, 3, 8, 3.
267 RAHNER, ibid., pág. 90.
268 Ibid., pág. 91.
269 Ibid., pág. 91.
270 XX Siècle, Siècle de Grâce, Mame, Paris, 1962, pág. 212 y sig.
271 Ibid., pág. 214.
272 Ibid., págs. 214 y 215.
273 2, 14.
274 Hechos, 4, 12.
275 Mateo, 28, 19.
276 Marcos, 14, 15.
277 Rom., 10, 14-17.
278 I Cor., 9, 16.
279 2 Cor., cap. 11-12.
280 Rom., 11, 33.
281 SAN PABLO, Ef., 4, 7-12.
282 Mateo., 3, 9.
19 comentarios
En mi tierra natal, muchos sacaban la conclusión: "¿Para qué molestar a culturas lejanas? Con tal que sean buenos musulmanes o budistas, ya están salvados".
Hasta me tocó discutir con un misionero, semejante dislate.
De ahí los pseudoobjetivos de trabajo en tantos sectores eclesiales: "Demos antes de comer, casa, trabajo". Convirtiéndose más de un
movimiento de Iglesia en meras ONGs.
Nadie negará que se ha de dar de comer al hambriento, etc., pero sin
olvidar que "no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"(Deut 8, 3; Mt 4, 4)
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Estimado Pater
Es magnífico su aporte, como siempre
PF
A este sí que le han dado los curas progres el atributo de la infalibilidad.
La de veces que me han citado este hombre como oráculo de Dios.
Se ve que ha hecho escuela.
Este subjetivismo es lo que ahora estamos padeciendo después de décadas de inventar 'realidades'. Se focaliza en la misericordia, oscureciendo la justicia. Se ilumina la Gracia, se saca del plano la libertad del hombre para abrirse o cerrarse a ella. Y quien maneja el foco no lo hace para encontrar la verdad, sino para sentirse mejor. En moral, a eso se le llama viciar la intención.
Qué bueno rescatar a Meinvielle. Ya había leído este fragmento suyo publicado en la red no ha mucho tiempo. Reconforta. Muchas gracias.
Saludos cordiales
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Estimada Marisa
No hay ningún deber de usar o no el término "proselitismo". De facto, hay vocablos más bellos y unívocos para significar la conquista de almas.
Lo que es falso es condenar sin más el "proselitismo" en todas y cada de sus posibles acepciones, al menos en la lengua castellana.
En breve, hay un proselitismo malo y otro bueno.
Muchos preferimos usar la espresión "misionar" en vez de "proselitizar", pero esto no significa reprobar sin más todo lo connotado con el término "proselitismo" y sus derivados.
A su vez, a menudo, lo que se busca al criticar el "proselitismo", no es oponerse a la propaganda terrenalista sino al apostolado sin más.
Por si te viene bien, a continuación te copio este pasaje que otrora he escrito:
Como no escapa a la mente de ningún hispano-parlante medianamente culto, la voz “proselitismo” admite en nuestra lengua una diversidad de suplencias de distinta connotación moral. El mismo vocablo, por tanto, no está exento de una intrínseca ambigüedad a tal punto que puede ser empleado tanto para denotar las más viles maniobras de los demócratas en pos de rejuntar papeletas en los circos electoraleros como para referirse al sacrificado apostolado de los Misioneros que se desgastan y mueren con tal de convertir paganos, herejes y cismáticos a la única Iglesia verdadera.
Con no poco placer, recuerdo haber tenido entre mis manos, durante mis visitas a las Universidades Pontificias romanas, algunos antiguos ejemplares de muy serias revistas misionales, en las que se usaba el término “proselitismo” para referirse, sin más, al apostolado de conversión de infieles.
Ejemplo señero del uso del término “proselitismo” entendido como conducta santa y aun obligatoria, lo encontramos en uno de los clásicos de la literatura misional. Nos referimos al magnífico libro intitulado “La Conversión del Mundo Pagano”. Este tomo, valga subrayarlo, fue escrito ni más ni menos que por un Sacerdote beatificado, el Beato Paolo Manna, quien con grande claridad enseñaba lo siguiente (la traducción es nuestra): “Proselitismo es un instinto de la naturaleza. Con mucha mayor razón es el instinto de la verdad sobrenatural y, para los Cristianos, es un solemne mandato de lo alto. Por lo tanto, si somos Apostólicos, debemos contribuir al Apostolado (…)” [1].
Mas, pongamos un ejemplo más. El célebre manual de Misionología escrito por Juan Carrascal S.J. intitulado “Si vas a ser misionero” (Edit. Sal Terrae, Santander, España, 1957) no sólo usa abundantemente el vocablo “proselitista” y sus derivados entendiéndolo como algo óptimo sino que uno de los capítulos de este gran libro lleva por nombre “Proselitismo Misionero”.
Carrascal, que fue misionero en China, hablando de los Catecumenados, da el siguiente consejo a los Misioneros: “Y una vez que tienes la tanda formada con unos 10, 20 o 30 [catecúmenos] entonces en tu mano está que se hallen contentos de haber venido y que salgan satisfechos y proselitistas y te aseguren las siguientes convocatorias” (resaltado nuestro).
El mismo Misionero escribió que “la doctrina de Cristo (…) es católica. Ni siquiera se puede decir que hay momentos inoportunos para su proselitismo“. También escribió que “El fin, pues, de nuestro proselitismo debe ser hacer amable, conveniente para él [=para el pagano] la doctrina de Dios“.
En Dios
Padre Federico
Muchas veces la evangelización es posible a partir de un problema, Ofreciendo luz a la humanidad sufriente. Como misioneros que son en en tierras lejana nos recuerdan a San Francisco Javier nuestro patrono ,pero cercanos y unidos en el corazón de Jesucrsto por la oración y la Eucaristía.
Recojo está cita de Veritatis Splendor cap 2 que me parece preciosa.
La luz del rostro de Dios resplandece con toda su belleza en el rostro de Jesucristo, «imagen de Dios invisible» (Col 1, 15), «resplandor de su gloria» (Hb 1, 3), «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1, 14): él es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6). Por esto la respuesta decisiva a cada interrogante del hombre, en particular a sus interrogantes religiosos y morales, la da Jesucristo; más aún, como recuerda el concilio Vaticano II, la respuesta es la persona misma de Jesucristo:
«Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Pues Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir, de Cristo, el Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación»
Sin la Encarnación del Logos -Jesucristo- en las entrañas virginales de María – pureza y perfección -nunca el ser humano se podría conocer a sí mismo ,a todo más, analiza el exterior, la naturaleza, las cosas creadas,por la luz natural de la razón..
Que la fuerza y la luz del Señor le acompañe siempre.
“Al hacerse hombre el Verbo de Dios, dice Rahner, la Humanidad ha quedado convertida real-ontológicamente en el pueblo de los hijos de Dios, aún antecedentemente a la santificación efectiva de cada uno por la gracia”
Esto es un error craso y burdo. La constitución de una persona como hijo de Dios y su santificación efectiva por la gracia son dos maneras de nombrar la misma realidad.
Luego del pecado original y de la consecuente pérdida de la filiación divina, el efecto "antecedente" de la Encarnación y Pasión del Verbo es que la Humanidad ha quedado convertida en el pueblo de los hijos de Dios en potencia.
Muchas gracias Padre Federico por precisar en qué consistía el concepto de "cristiano anónimo" de Rahner, porque yo no sabía que él sostenía que un hombre pasa a ser tal cuando “asume totalmente su naturaleza humana concreta en su decisión libre” (lo cual ni siquiera está claro qué significa), sino que, no habiendo leído nunca directamente su obra, creía que su posición en este tema era esencialmente la misma que la de S. Tomás de Aquino, quien afirma que un niño NO bautizado, cuando llegase al uso de razón respecto al fin último, "si en efecto se ordenare a sí mismo al fin debido, conseguirá por la gracia la remisión del pecado original." (ST I-II, q.89, a.6, Resp.)
Muchas gracias por su tiempo en responder a mi comentario. Me hizo muy bien. Me ha enseñado muchas cosas que no sabía con respecto al uso del término "proselitismo". En ese sentido, me ha dado paz.
Y estoy de acuerdo con usted en que, a menudo, lo que se busca al criticar el "proselitismo", no es oponerse a la propaganda terrenalista sino al apostolado sin más.
Le pido su bendición.
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Estimada Marisa
Me alegro de lo que me dice.
+ Con mi bendición
Padre Federico
- su teología trinitaria es el neomodalismo de Barth;
- su cristología desde abajo es un neoadopcionismo, y ha sido justamente criticada hasta por Kasper en ese sentido (*);
- su teología del "cristiano anónimo" tratada en este artículo.
A mi juicio, y siempre en mi modesto conocimiento, la única contribución válida de Rahner al avance de la teología es (...)
(*) Por otro lado la negación de la inmutabilidad divina por parte de Kasper ha sido justamente criticada por Rahner, diciendo algo así como que de poco nos serviría la existencia de un Dios con limitaciones similares a las nuestras. Cuando el grado de heterodoxia llega a ser tan grande, hasta otros heterodoxos se dan cuenta.
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Estimado Juan
Borro lo del supuesto acierto pues no me consta.
En Dios
Padre Federico
- p. 344 de books.google.com/books?id=GxcK9Zqb-nMC
- Sección titulada "MODALIDAD DE LA INHABITACIÓN" de
www.mercaba.org/TEOLOGIA/SCOLA/313-362.htm
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Estimado Juan
Lamentablemente ahora carezco de tiempo de leer ese libro.
Sobre Rahner, lee Fabro.
En Dios
Padre Federico
Sin embargo, tanto la filosofía marxista, como la teología rahneriana ahí siguen, sostenidas por unos agentes de aviesa intención.
¿Porqué no ha sido condenada dicha teología de manera formal por la Iglesia, como en su día fue condenado Arrio, Lutero y tantos otros? ¿Es que ignoran los papas el daño tremendo que sigue causando? Por supuesto, los papas anteriores a Francisco. Del actual no me espero nada bueno.
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Estimado Fruela
La tuya es una muy buena pregunta, que yo también me he hecho varias veces y se la he hecho a varios sacerdotes ortodoxos y mayores, mas nadie me supo responder.
Muchos sacerdotes ortodoxos que quieren defender todo o casi todo lo actuado por los últimos Papas justifican la omisión de la condena formal diciendo que una tal condena podría haber generado un cisma formal.
Personalmente, ansío que condenen formalmente al rahnerismo lo antes posible.
Mientras tanto, podemos esforzarnos en refutarlo nosotros.
Viva Dios
Padre Federico
Alejandro Galván, como corresponde, es tomista y está en contra de Rahner.
Su comentario es sagaz.
PF
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Como dijo un sacerdote amigo, Karl Ranher es un teólogo precioso para acercarse a la teología tomista. Una vez que te levantas del suelo, después del impacto de esta afirmación, te explicaba;
1) Es muy común al que se inicia en S. Tomás el quejarse de que es farragoso, con un lenguaje complicado, alejado de nuestro tiempo, etc...
2) Le haces leer a este iniciado los artículos de otros teólogos, diccionarios, etc... donde dicen que Ranher es el Santo Tomás del S. XX, que es la actualización para el hombre moderno y demás.
3) Una vez que este iniciado está ilusionado con la idea, le pasas el volumen del "Curso Fundamental sobre la Fé" de Ranher (tomando precauciones, claro, que a veces salpica)
4) Después que este iniciado ha leido unas 10 páginas (raramente llega a leer 20), se lanzará sobre las obras de Santo Tomás con renovada energía e ilusión, y se dará cuenta de cómo son fácilemnte comprensible.
En serio, leer a Ranher es la mejor manera de apreciar a S. Tomás.
Otro comentario que recuerdo:
"En los teólogos progresistas, tienes que leerte y releer 5 páginas para entender el concepto que pretenden exponer. En Ranher, tienes que leer y releer 10 páginas para captar el TEMA del que está hablando. Y si así lo has entendido, puedes tener la seguridad que has entendido mal su exposición."
Y otro (ya más en la línea del P. Guadalix, y muy adecuado a ud.):
"Hay gente que se enorgullece de haber escalado el Everest. Paparruchas. Yo me he estudiado el Grundkurs enterito, y sin bombonas de oxígeno ni sherpas."
"«NOSOTROS NO PODEMOS MENOS DE HABLAR» (ACT 4, 20)11.
¿Qué decir, pues, de las objeciones ya mencionadas sobre la misión ad gentes? Con pleno respeto de todas las creencias y sensibilidades, ante todo debemos afirmar con sencillez nuestra fe en Cristo, único salvador del hombre; fe recibida como un don que proviene de lo Alto, sin mérito por nuestra parte. Decimos con san Pablo: «No me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree» (Rom 1, 16). Los mártires cristianos de todas las épocas —también los de la nuestra— han dado y siguen dando la vida por testimoniar ante los hombres esta fe, convencidos de que cada hombre tiene necesidad de Jesucristo, que ha vencido el pecado y la muerte, y ha reconciliado a los hombres con Dios.
Cristo se ha proclamado Hijo de Dios, íntimamente unido al Padre, y, como tal, ha sido reconocido por los discípulos, confirmando sus palabras con los milagros y su resurrección. La Iglesia ofrece a los hombres el Evangelio, documento profético, que responde a las exigencias y aspiraciones del corazón humano y que es siempre «Buena Nueva». La Iglesia no puede dejar de proclamar que Jesús, vino a revelar el rostro de Dios y alcanzar, mediante la cruz y la resurrección, la salvación para todos los hombres.
A la pregunta ¿Para qué la misión? respondemos con la fe y la esperanza de la Iglesia: abrirse al amor de Dios es la verdadera liberación. En él, sólo en él, somos liberados de toda forma de alienación y extravío, de la esclavitud del poder del pecado y de la muerte. Cristo es verdaderamente «nuestra paz» (Ef 2, 14), y «el amor de Cristo nos apremia» (2 Cor 5, 14), dando sentido y alegría a nuestra vida. La misión es un problema de fe, es el índice exacto de nuestra fe en Cristo y en su amor por nosotros.
La tentación actual es la de reducir el cristianismo a una sabiduría meramente humanas, casi como una ciencia del vivir bien. En un mundo fuertemente secularizado, se ha dado una «gradual secularización de la salvación», debido a lo cual se lucha ciertamente en favor del hombre, pero de un hombre a medias, reducido a la mera dimensión horizontal. En cambio, nosotros sabemos que Jesús vino a traer la salvación integral, que abarca al hombre entero y a todos los hombres, abriéndoles a los admirables horizontes de la filiación divina.
¿Por qué la misión? Porque a nosotros, como a san Pablo, «se nos ha concedido la gracia de anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo» (Ef 3, 8). La novedad de vida en él es la «Buena Nueva» para el hombre de todo tiempo: a ella han sido llamados y destinados todos los hombres. De hecho, todos la buscan, aunque a veces de manera confusa, y tienen el derecho a conocer el valor de este don y la posibilidad de alcanzarlo. La Iglesia y, en ella, todo cristiano, no puede esconder ni conservar para sí esta novedad y riqueza, recibidas de la divina bondad para ser comunicadas a todos los hombres.
He ahí por qué la misión, además de provenir del mandato formal del Señor, deriva de la exigencia profunda de la vida de Dios en nosotros. Quienes han sido incorporados a la Iglesia han de considerarse privilegiados y, por ello, mayormente comprometidos en testimoniar la fe y la vida cristiana como servicio a los hermanos y respuesta debida a Dios, recordando que «su excelente condición no deben atribuirla a los méritos propios sino a una gracia singular de Cristo, no respondiendo a la cual, con pensamiento, palabra y obra, lejos de salvarse, serán juzgados con mayor severidad»." Redemptor Missio nro. 11
Otro tema que investigo en esta misma línea es el desaliento de la misión a través de la idea "rahneriana" de los "cristianos invisibles". Vaya que me ha sorprendido en su momento la crítica de Cornelio Fabro a uno de los ídolos de la Teología del Siglo XX cuando comencé a leerlo por primera vez, y es que por estos lares no se consigue mucho de Fabro, lo que obtuve lo obtuve en italiano, (y lo tuve que traducir por medio de DeepL un excelente traductor online y los demás traductores de la web). Bueno, solo quería aportar mi granito de arena a su ya rica exposición.
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Manolo
No leí entero su comentario, pero recuerde que hay que respetar al que yerra, pero no hay que respetar el error.
Ergo no se debe respetar todas las creencias.
En Dios
PF
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