Apostasía colectiva en Argentina: Una carta
Amigo:
Me contaron que decidiste hacer tu apostasía de la Iglesia católica.
Que ya sacaste tu turno, y que esperás ansioso el día en que por fin puedas sacar de tu vida la pertenencia a esta terrible institución.
No pretendo hacerte cambiar de decisión ni mucho menos presionarte. Sólo me mueve el deseo de que lo que hagas, lo hagas sobre la verdad, y no sobre el error y la mentira.
Calculo que te dijeron, como leí por ahí, que al hacer la apostasía “le estás sacando poder a la Iglesia, la cual cobra dinero por cada bautizado, como si fuera un afiliado".
Cuando leo frases comos esas, te juro que se me aparece en mi imaginación la musiquita que oía antes de los dibujitos cuando era niño, que acompañaba la frase: “fantasías animadas de ayer y de hoy, presenta…". No es verdad. Te están engañando. Eso no existe en nuestro país. En otros lugares del mundo las personas eligen libremente dar parte de sus impuestos a una religión, iglesia o institución, pero ese sistema no está en la Argentina.
Tal vez no te mueve esa primera motivación, sino que te convenciste de que es un horror pertenecer a una institución que es la suma de todos los males de la historia. Una institución compuesta en su totalidad de manipuladores, asesinos, mafiosos y pedófilos.
Obviamente, si eso fuera verdadero, yo también pediría la apostasía.
Y claro que en la Iglesia han existido y tal vez existen miembros que son manipuladores, asesinos, mafiosos y pedófilos. Pero no es justo optar por la parte y olvidar el todo.