Es hora de que todos hagamos algo
La Iglesia, y en particular el sacerdocio ministerial, viven tiempos difíciles.
No es fácil establecer paralelismos con otras épocas, ya que no podemos tener una idea completamente exacta de cómo se vivía y actuaba. Pero creo que tampoco es estrictamente necesario: nos basta confrontar lo que hoy ocurre con la Palabra divina y las grandes intuiciones de la Tradición.
Entre todas las realidades complejas de este tiempo, me preocupa de modo especial la creciente certeza que hoy podemos tener sobre el grave problema de la homosexualidad en los Seminarios y entre miembros del clero.
Les recomiendo vivamente este video que corresponde a la parte final de una conferencia sobre las estrategias del nuevo orden mundial. La he subido a mi canal con autorización de su autor, movido por mi creciente inquietud.
Fray Nelson expone con claridad algo que si me lo contaban hace 15 o 20 años hubiera rechazado como una teoría extravagante. Fundamentalmente su argumento es este: personas homosexuales, plenamente conscientes de su tendencia y muchas veces con experiencias previas de relaciones con personas del mismo sexo, han accedido al ministerio sacerdotal. Algunas veces han ocultado su condición, otras veces la han desarrollado de modo clandestino en los seminarios y, en los casos más grave, la han desarrollado abiertamente con otros seminaristas e incluso sacerdotes en ese tiempo de formación.
El problema no radica solamente en que –como se ha demostrado hasta el cansancio- existan mucho mayores posibilidades de que un sacerdote homosexual abuse de menores de edad o intente vivir relaciones homosexuales con adultos mientras ejerce el ministerio. Esto es de por sí algo de una gravedad inaudita.
El problema es aún más grave: en algunas diócesis y congregaciones religiosas estos miembros del clero suelen organizarse al modo de una “mafia”, intentando ocupar puestos de relevancia y toma de decisiones, e impidiendo que otros que no comparten y rechazan su accionar accedan a esos lugares. Estos sacerdotes promueven y recomiendan a quienes forman parte de su “club”, y relegan y descalifican a quienes no están allí incluidos.
Y existe aún otro riesgo. Es posible que detrás de declaraciones de algunos organismos –como la Pontificia comisión bíblica- u homilías de importantes jerarcas –como la que enlazo aquí- no haya sólo ni principalmente un punto de vista teórico, sino el intento de justificar bíblica o pastoralmente el propio desorden, presentándolo como normal y contradiciendo así la Escritura y la entera Tradición.
Todo esto se expone con su habitual claridad en el video cuyo enlace comparto aquí. No dejen de verlo, porque de lo contrario no se comprenderá la conclusión que aquí quiero esbozar.
¿Qué podemos hacer?
La situación es muy desalentadora. Sé que para algunos esta realidad puede ser motivo de escándalo, o de una dolorosa decepción. No obstante, creo que es necesario que la afrontemos de una vez por todas. Y creo que todos los fieles laicos pueden hacer algo.
1. En primer lugar, oración y penitencia, para que el Señor purifique su Iglesia y la libre de “lobos disfrazados con piel de cordero”. Oración por los obispos para que sean fuertes, para que no toleren situaciones inmorales o incluso perversas, para que no “impongan las manos” a cualquier candidato, sea cual sea la necesidad pastoral. Oración por la perseverancia de los que tienen verdadera vocación y recta intención, los cuales, muchas veces, han abandonado su camino vocacional desanimados por estas inesperadas situaciones que alguna vez le toca vivir.
2. En segundo lugar, si los fieles laicos son testigos directos de situaciones de inmoralidad, especialmente de relaciones homosexuales de sacerdotes, deben hablar. Es difícil pensar un camino armonioso, pero creo que lo primero sería hablar con la persona e instarlo a que abandone el ejercicio del ministerio y deje de ofender al Señor con su conducta. También es un paso necesario hablar con otro sacerdote con algún vinculo de amistad o de autoridad. Sería lo normal poder hablar con el obispo de ese sacerdote, presentando un testimonio por escrito –con dos copias, llevando en una el sello del recibido- solicitando una rápida actuación
3. Lamentablemente la experiencia indica que en la Iglesia nos ha costado reaccionar ante situaciones de esta índole. Es evidente que habría que intentar proteger lo más posible la fe de los simples, pero si agotadas todas las instancias anteriores no se logra que el sacerdote revierta su conducta, se puede pensar su publicación y publicidad como un último recurso. Sé que esto es opinable y discutible, pero también lo que hemos vivido en los últimos 20 años nos muestra que sólo cuando algunos hechos inmorales o delictivos toman pública notoriedad –medios de comunicación social, redes- las autoridades actúan ante la presión recibida. Me duele tener que escribir esto, y espero que quede claro que sólo sería éticamente válido una vez intentadas las anteriores instancias, siempre que medie la certeza de la conducta inmoral percibida.
4. Un último punto: de ninguna manera y bajo ningún punto de vista los fieles laicos alentarán el ingreso al seminario o la vida religiosa de jóvenes u hombres que hayan tenido una vida homosexual activa. Es más: el documento de la Santa Sede que aborda este tema de manera específica se expresa así:
“la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir al Seminario y a las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay.”
Es un tema debatido si un joven que experimentó una tendencia homosexual sólo temporaria (períodos de confusión) pero nunca la llevó a los actos, puede ser admitido. Algunos piensan que esos episodios temporales (es decir, no “profundamente arraigados”) pueden ser trabajados con “herramientas” y ayuda espiritual y psicológica, permitiendo a la persona alcanzar el suficiente equilibrio y madurez humana y cristiana y una vida virtuosa, en la armonización de su impulso sexual. Así se expresa el citado documento:
Si se tratase, en cambio, de tendencias homosexuales que fuesen sólo la expresión de un problema transitorio, como, por ejemplo, el de una adolescencia todavía no terminada, ésas deberán ser claramente superadas al menos tres años antes de la Ordenación diaconal.
Pero queda fuera de duda que un joven que haya tenido cualquier tipo de actividad homosexual en su infancia, adolescencia o juventud no puede ser admitido en un seminario o noviciado, y mucho menos ordenado.
De esto se deriva una consecuencia bien concreta, especialmente para los fieles laicos: si conoces con certeza a alguno que haya vivido esa situación y esté en un camino formativo, aunque sea doloroso, debes poner en conocimiento a sus formadores y el obispo del lugar, pero no es posible que esa persona continúe su proceso.
Recemos para que el Señor nos dé a todos la luz y la fortaleza para servirlo con pureza de corazón, de conciencia y de vida.
Que la Madre y Reina de los sacerdotes nos anime a alcanzar una plena fidelidad a las enseñanzas de su Hijo.
14 comentarios
Y que, aparte de lo que aquí se indica en la línea de la solución, se recupere la enseñanza moral auténtica, y el ejercicio auténtico de la autoridad.
-....
-No más preguntas, Su Señoría.
Los fieles no podemos hablar, ni siquiera podemos decir , ni pedir que nos pongan reclinatorio, como para hablar de homosexualidad. Hoy los curas, que tanto quiere victimizar solo quieren convertir a los fieles en unos meapilas, pelotilleros, que les den la razón en todo. Que como mucho lean las lecturas y pasen la bandeja. Hoy la mayoría de los sacerdotes son modernistas, han abandonado la sana doctrina. Cómo van a tener buenas costumbres si la buena doctrina no la conocen.
Hoy los fieles tenernos que ir buscando una iglesia en la que se celebre misa con una mínima dignidad, y no salirnos a mitad de la misa en el mejor de los casos. La homosexualidad en el clero es terrible, pero la falta de fe en el clero todavía más.
Las denuncias de los fieles siempre terminan en peleas entre fieles y que el fiel se ofende y no vuelve a misa porque no se hace nada, lo que tiene que hacer el fiel es rezar y hacer penitencia y dar testimonio de fe y perseverancia al sacerdote y a la comunidad, pasa que hay fieles frivolos que se toman en chiste las caidas de los sacerdotes, no rezan ni un ave maria por el pobre pero si le hacen chistes desatinados y sinicos que solo aumentan la desesperanza en la comunidad...
Los milagros que necesita la Iglesia los hace Dios, nosotros como fieles solo nos toca resistir y rezar.
De verdad que he ido a muchas comunidades a lo largo de mi vida, no es lo mismo ir a una capilla donde la gente asiste con inpiedad y frivolidad, que ir a otra donde los fieles son serios y devotos.
La ùnica manera que se me ocurre es a través de test y pruebas psicòlogicas para la admisiòn al sacerdocio y un informe previo.
Señor Salva tu Iglesia.
Siempre se ha dicho y hecho lo que había que hacer, pero ahí está la sabia experiencia popular al respecto que sentencia: “Cuídeme padre, cuídeme madre, que como me no cuide yo no me cuida nadie*
A los parroquianos ni se nos entiende ni atiende, no se nos pregunta, no se nos escucha, somos gente de tropa que solo contamos como rebaño (nunca mejor dicho)
He aquí el inicio de todo el caso Litúrgico,Disciplinar;Doctrinal y Moral
Todo esto que está pasando en el mundo y en la Iglesia ; estaba profetizado. Después de un periodo de tiempo preliminar en la Historia de la Iglesia y de toda la Humanidad ;que empezó con la llegada del Mesias y el apresamiento
efectivo del Diablo en el siglo IV con el emperador Teodosio .El Diablo sería soltado de su prisión por un corto espacio de tiempo ; para engañar a los apostatas, y para probar al Remanente Fiel de la Iglesia.
El Diablo está engañando a las naciones con las ideologías políticas ; fundamentalmente de izquierdas, y está presionando muy fuertemente a las ideologías de derechas también. El Diablo se ha convertido en el"dios " de la política.
Conozco a un amigo ex -seminarista , que tuvo que dejar el Seminario presionado por los seminaristas " rojillos " cómo el dice ; por esta misma cuestión que usted señala en éste Blogs. Los Seminarios se han convertido en una lucha política entre unos y otros. Es la política y las ideologías políticas ; qué han entrado a saco en la Iglesia.
La Iglesia ha dado a Luz un " Hijo Varón " para iluminar y para salvar a la Iglesia Fiel de este sunami espiritual producido por la puesta temporal del Diablo ; por " un corto espacio de tiempo " . Es hora de que el " Hijo Varón " actúe y deje de permanecer inactivo, cómo nos dice el padre Aberasturi en su Blogs.
Muchas gracias padre, y que Dios lo bendiga.
Padre Leandro
Lógicamente no puedo opinar aquí sobre la realidad de una diócesis en concreto, cualquier cosa sabe donde encontrarme. Bendiciones!
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