Resonancias de Jn 21
Amigo mío, que en las noches oscuras del tiempo echas una y otra vez las redes al agua, muchas veces sin resultados…
Amigo mío, que a menudo estás cansado de intentar, que sientes por momentos que la barca se hunde, y que la orilla está lejos…
Amigo querido, a quien el frío, la oscuridad, el miedo, la fatiga, amenazan con abatir y dejar sin esperanza…
Dejame que te diga una cosa, una sola cosa:
EN LA ORILLA NOS ESPERA JESÚS
En la orilla de la Eternidad nos aguarda su amor, su mirada, su presencia que serena y reconforta el alma para siempre.
Nos espera en la orilla en la seguridad de su misericordia, las arenas puras de su fidelidad inquebrantable.
Nos espera en la orilla donde el amor de su Sagrado Corazón será el fuego que ilumine y que devuelva -para siempre- el calor a tu cuerpo y tu alma entumecidos.
Nos espera en la orilla observándonos con mirada cómplice, con mirada de amigo, ofreciendo a nuestra corazón hambriento el alimento perfecto de su presencia, en un banquete que no acabará JAMÁS.
En la orilla, en el Cielo, descansaremos y reiremos, cantaremos y nos saciaremos del amor que él nos dará, y amaremos como nunca antes pensamos que fuera posible.
En la orilla, en el Cielo, llegaremos a ser nosotros mismos.
En la orilla, en el Cielo, nos espera también María, como mamá que nos secará las lágrimas de nuestros ojos y nuestro cuerpo y corazón empapado por el agua salobre del mar de la historia.
En la orilla, en el Cielo, nos esperan también aquellos hermanos y amigos que partieron antes con esa esperanza en el corazón y habiendo sido fieles. ¡Qué inmenso será el abrazo de todos con todos!
¡Animo!, mientras vas en el mar.
¡Tira las redes a la derecha!
¡Sigue amando, obediente al mandamiento de Jesús!
Y disfruta de los pequeños momentos que -incluso ya aquí- él te deja gozar de la alegría de la pesca abundante y de la serenidad de la orilla, en cada altar, en cada sagrario, pedacito de Cielo.
P. Leandro Bonnin.
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