Examen de conciencia para personas ancianas y/o enfermas
Una experiencia que se repite con frecuencia en el ministerio sacerdotal es que las personas ancianas se acerquen al confesionario y digan -sin ruborizarse, :) - “Padre, yo, a mi edad, ¿qué pecado puedo tener?". Algo similar suele ocurrir cuando visitamos a los enfermos en sus hogares y les ofrecemos el sacramento de la Confesión.
Sin entrar ahora en el análisis de las causas de este fenómeno -que van desde las psicológicas a las espirituales, pasando por las intelectuales- elaboré un examen de conciencia que puede ayudar a “escrutar el propio corazón” para poder mantenerlo en la fidelidad al amor de Cristo en su Iglesia. No pretendo ser exhaustivo ni agotar el tema, por lo cual acepto correcciones o sugerencias, y espero sinceramente que pueda ayudar a mis “colegas” sacerdotes y a quienes trabajan pastoralmente con estos hermanos nuestros, tan queridos por el Señor.
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
¿Alguna vez me enojé con Dios o dudé de su existencia? ¿Me he quejado a Dios por mis enfermedades o problemas? ¿He recurrido a curanderos, brujos o hechiceros? ¿He creído en supersticiones? ¿He participado o recurrido a otras religiones o comunidades cristianas? ¿He dudado o cuestionado las enseñanzas de la Iglesia? ¿He dejado de rezar mis oraciones diarias? ¿Has dejado de rezar por tu familia?
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
¿He dicho palabras ofensivas o irrespetuosas hacia Dios o las cosas de Dios? ¿He hablado mal de la Iglesia católica?
3. Santificarás las fiestas.
¿He comulgado sin estar en Gracia de Dios? ¿ He faltado a Misa los domingos pudiendo ir? ¿He participado con piedad?
4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
¿He ofendido a mis familiares más cercanos con palabras o acciones? ¿He dejado de cumplir con mis deberes como padre o hermano por pereza? ¿He sido desagradecido o muy exigente con las personas que me atienden? ¿Has ayudado a tus hijos, nietos o sobrinos material o espiritualmente? ¿He sido soberbio u orgulloso?
5. No matarás.
¿He insultado a alguien? ¿He dicho palabras ofensivas? ¿He discutido sin necesidad? ¿He caído en la ira o enojos innecesarios? ¿He estado de mal humor y me he quejado continuamente? ¿Has maltratado a las personas que te rodean? ¿Has sido caprichoso? ¿Guardo rencor o resentimiento hacia alguna persona? ¿He descuidado mi salud desobedeciendo a los médicos? ¿He bebido alcohol o comido en exceso (gula)?
6. No cometerás actos impuros.
¿He cometido actos impuros con mi propio cuerpo o con otra persona? ¿He visto en la televisión o en el celular imágenes o películas obscenas o pornográficas? ¿He mirado en televisión o he escuchado en la riadio programas sensuales o groseros?
7. No robarás
¿He robado? ¿He dejado de pagar mis deudas pudiendo hacerlo? ¿He dejado de devolver lo que me habían prestado?
8. No darás falso testimonio ni mentirás.
¿He mentido? ¿He levantado chismes o habladurías contra personas? ¿He hecho juicios temerarios sobre las personas sin tener certeza de lo que decía? ¿He hablado mal de otros sin necesidad?
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
¿He consentido pensamientos impuros o de lujuria (en relación a la sexualidad)?
10. No codiciarás los bienes ajenos.
¿He sido avaro o mezquino con mis bienes, pudiendo ayudar a otros? ¿He codiciado o sentido envidia hacia otras personas?
Pésame, Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos. Antes querría haber muerto que haberte ofendido. Y propongo firmemente no pecar más y evitar ocasiones próximas de pecado. Amén.
11 comentarios
El 24 de marzo recordábamos a santa Catalina de Suecia. De ella se cuenta que en los últimos 25 años de su vida se confesaba diariamente. Cualquiera pensaría que por unos escrúpulos enfermizos, pero no es así.
Solo quiero hacer el contraste con una, cada vez más grande, cantidad de católicos que no se confiesan, no solo enfermos o ancianos.
Creo que hemos recibido una deficiente e insuficiente catequesis, además de la presión relativista que pesa sobre nuestra post modernidad.
Siempre me he preguntado, cuando se lleva la Sagrada Comunión a los enfermos, si se cuida lo suficientemente la confesión.
Lo leeré detenidamente ,punto por punto ,muchas veces. Lo primero que se necesita es humildad para reconocer nuestros pecados ; y lo segundo ,que Dios nos de la valentía para confesarlos.
" Venid,y estemos a cuentas. ; si vuestros pecados fueran como la grana ; como la nieve
quedarán emblanquecidos ".
Yo creo que tendría que atarme 1 confesionario a la espalda.....
Si el Santo Cura de Ars, tenía un alma horrorosa ante Dios... ¿cómo estará la mía, Dios mío?.... ¡ Qué enormemente amorosa ha de ser Tu Misericordia, Señor!.
Perdón, Señor, perdón. Gracias, gracias, gracias.
Y muchas gracias, también a Ud., padre.
Me acuso de criticar al Papa acerca de la cuestión de Venezuela.
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