Juzgadores seriales
Siguen apareciendo -dos o tres veces a la semana- intentos de desprestigiar a los cuatro cardenales y sus 5 dubia presentadas al Santo Padre en septiembre pasado.
Mejores plumas que yo han analizado ya cómo se va desarrollando esta confrontación. Pero como bien señalaba el padre Santiago Martín -y muchos otros analistas- es evidente y llama mucho la atención la diferencia en el tono de quienes apoyan la presentación de las dubia y quienes, en cambio, las rechazan. La de los primeros es una defensa mesurada y no ofensiva; la de los últimos, en cambio, es agresiva.
Quienes afirman que el Santo Padre hace bien en no responder a las dubia han invertido horas y páginas enteras en descalificar no sólo la presentación de las mismas sino a sus mismos presentadores.
El último intento, de una audacia increíble, ha sido del padre Antonio Spadaro. No sabemos si lo que él afirma es verdaderamente el pensamiento del Papa, pero como no queremos incurrir en lo que ahora señalaremos como negativo, aceptemos que es así. Copio un párrafo de su entrevista, traducida por Secretum meum mihi, que es más que elocuente.
“El Papa distingue entre dos tipos de oposición: Hay oposición que es la crítica de las personas que se preocupan por la Iglesia. Aman la Iglesia. Ellos reamente quieren, en buena conciencia, el bien de la Iglesia.
Pero hay otro tipo de oposición, que es solo la imposición de la propia opinión, que es oposición ideológica.
El Papa escucha a la primera y está abierto al aprendizaje. Pero no presta mucha atención a la segunda clase”
Pues bien, una vez más, alguien muy vinculado al Santo Padre juzga no sólo la acción externa de los presentadores de las dubia -y en ellos la de todos los que las apoyamos-, sino que se atreve a juzgar las intenciones y a cuestionar algo tan sagrado como el amor a la Iglesia.
En el fondo está diciendo: los cuatro cardenales no aman la Iglesia, no quieren su bien y sólo quieren imponer su opinión.
¿Cómo sabe el p. Spadaro lo que con tanta seguridad afirma? ¿Con qué argumentos sostiene que ellos no aman a la Iglesia, siendo que han entregado su vida a ella, y los cuatro son reconocidos ampliamente? ¿Qué elementos en las trayectorias de los cuatro cardenales puede mostrar para sostener su tesis?
El p. Spadaro considera, quizá, que él SÍ es quien para juzgar. Tal vez posea un don especial de criptognosis, pero desde el lugar que ocupa está dando un testimonio equívoco a la Iglesia entera. Y vuelve a sentar en el banquillo de los acusados a los cardenales sin dar la más mínima razón.
Juzgadores seriales han venido a ser, no concediendo la más mínima chance de redención a quienes osan “oponerse” -el lenguaje dialéctico merecería tratamiento aparte- a sus propuestas de cambio.
¿Por qué lo hacen? No me voy a aventurar a bucear en su psicología ni en el mundo de sus intenciones, porque estaría incurriendo en su mismo error. Yo considero que el p. Spadaro ama a la Iglesia y hace lo que hace con recta conciencia, aunque creo que está equivocado. Sólo señalo la gravedad de los hechos y la necesidad de no caer en esa hostilidad recíproca donde lo emocional prima sobre la reflexión serena y rigurosa, iluminada por la fe.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos trae al respecto una cita preciosa de Ignacio de Loyola, que indudablemente es conveniente aplicar en este momento de la vida eclesial. Y que -al menos desde mi punto de vista personal- están aplicando mucho más quienes apoyan a los 4 cardenales en su pedido de clarificación -no oposición- que quienes se muestran como defensores del Santo Padre.
«Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve» (CCE 2478)
Por amor a la Iglesia, en recta conciencia, para que resplandezca la plenitud de la verdad de Cristo -y no las opiniones de los hombres-.
Y para no transformarnos en juzgadores seriales.
14 comentarios
No me hubiera imaginado dentro de la Ia Iglesia que haya oposiciones tan abiertas para defender a la Iglesia, llegando hasta hacernos daño unos a otros,y es producto de nuestro pecado. No se trata de saber quién tiene más razón, puesto que en este caso la fe está por encima de la razón, pero la razón explicita la fe y da razón de nuestra esperanza. Es claro que cuando hay dudas se pregunta; los fieles al sacerdote o profesores especializados y los Obispos entre ellos y al Papa. Lo que motiva las dubias son preguntas correctamente formuladas en el fondo y en relación a Enciclicas previas ,pero lo que hay detrás es preservar con la mejor intención la teología moral sexual, como ha sido siempre y el matrimonio indisoluble que son de origen divino. Ya en FC se apunta a los que en conciencia siente que su matrimonio no es válido y viven con otra persona y AL lo formula enviando al confesionario ambas requieren discernimiento por el sacerdote ,pero FC es mas clara en cuanto pide arrepentimiento ,confesión ,vivir en continencia ,y no provocar escandalo a los fieles y dar comunión en privado .AL invita al confesonario y a la misericordia de Dios o sea como FC.y el sacerdote formado sabe lo que debe hacer yo nunca dudé de esto, El gravísimo problema es que si se pone un titular ¿pueden comulgar estando en adulterio? es claro que no y no ofrece duda que nadie puede comulgar sin arrepentirse.
Los casos especiales son los que el sacerdote tiene que discernir ,de acuerdo al Magisterio anterior ,si es que duda de AL. Contestar a las dubias no es dificil,y se acepta a los cardenales y al Papa por su autoridad ,aunque los casos especiales requieren un amplio discernimento por parte del confesor ,salvo que se quieren hacer estudios de 10 casos supuestos y valorarlo. la formación ,inteligencia y fe del sacerdote sabrá afrontarlo, sin alterar la verdad divina
Siempre buscando esa rendija por dónde introducir el error. Ya no sabes qué vueltas dar para que lo que dices no suene a lo que quieres decir, sino a otra cosa:
"pero FC es mas clara en cuanto pide arrepentimiento, confesión, VIVIR EN CONTINENCIA, y no provocar escándalo a los fieles y dar comunión en privado. AL invita al confesionario y a la misericordia de Dios o sea como FC y el sacerdote formado sabe lo que debe hacer yo nunca dudé de esto".
Me puedes decir ¿qué entiendes por misericordia de Dios y dónde encuentras la equivalencia entre AL y FC?
Dices "no ofrece duda que nadie puede comulgar sin arrepentirse". Se te olvida el propósito de enmienda que en este caso correspondería por lo menos a vivir en continencia.
Dices también: "No se trata de saber quién tiene más razón". Tal cual: se trata de obedecer a los mandatos de nuestro Señor Jesucristo. Así de simple. Nadie puede cambiarlos (ni siquiera el Papa). Estamos llamados a obedecerlos.
De dónde has sacado: "Es claro que cuando hay dudas se pregunta; los fieles al sacerdote o profesores especializados y los Obispos entre ellos y al Papa.". Porque, en realidad, si tienes al Obispo a mano, no hay problema en que lo consultes. No te digo al Papa, porque te va a resultar un poco más complicado. Pero tampoco habría problema.
"Ya no sabes qué vueltas dar para que lo que dices no suene a lo que quieres decir, sino a otra cosa".
" Beatriz tú misma analiza la frase ,ya que no veo el error que tú dices, así que no tengo nada que decirte di tú el error o el que ves, por que yo no leo dentro de nadie ,analizo las Encíclicas y pregúntale tú al Señor de todo corazón al que amo y tú también ¿,dónde yerro constantemente según tú?, si me preguntas si soy pecadora pues si, ya que sólo Él es Santo. Me preguntaste el otro día sobre la Misericordia, sólo Él es Misericordioso y yo una nada pequeña, eso sí me siento muy querida por Él es que no sé que quieres que te diga, de verás no lo sé.
Te lo digo de todo corazón, no doy vueltas a nada y me dices " para que lo que dices no suene a lo que quieres decir, sino a otra cosa". y que es esa otra cosa ¿el pecado? si es así ,si soy pecadora ,y FC Y AL dicen practicamente lo mismo con otras palabras, leelas despacio, en otro comentario ya las puse, la dificultad está cuando acudimos a los casos especiales . FC da tres formas de dvc que no están formulados exactamente igual en AL. Aquí mismo tienes al sacerdote que ha estudiado abundante casuística, la verdad objetiva es clara ¿no es asi? Jesucristo y la Teología moral revelada, ahí no hay duda, el asunto es con la subjetividad dvc la verdad de su interior solo en conciencia no culpable, también es cierto que las causas de nulidad están en Derecho canónico, pero ahora hay que confrontarlas con la concienca personal formada o si esa concienca es laxa ,dudosa, escrupulosa, por eso se requiere discernimento del confesor con el penitente.y confrontar la conciencia moral personal con la verdad objetiva evangélica, matrimonio indisoluble
Esto puede volverse en contra del mismo Papa, pues la creciente agresividad del entorno que pretende justificarlo está evidenciando un matonismo intelectual que choca abiertamente con la imagen bonachona, omnicomprensiva, misericordiosa y simpática conque Francisco quiere mostrarse.
Me parece que el esfuerzo de sostener AL a cualquier costo le va a salir demasiado caro.
Lo que planteas ya ha sido respondido en muchas publicaciones anteriores, puedes leer la serie de Bruno y tantos otros estudios de primer nivel publicados aquí.
Sólo me detengo en la violenta y juzgadora defensa que se está haciendo de la negativa del Santo Padre a responder.
No hay posiciones encontradas "para defender a la Iglesia", ojalá así fuera. Una de las posiciones sí, la otra en cambio ataca a la Iglesia, a su doctrina y a sus dogmas, tratando de acomodarse al mundo, uno de los grandes enemigos del alma y de la Iglesia. ¡Y lo hace desde adentro por quienes están entre nosotros, pero no son de los nuestros!
AL no va en línea de FC, sino todo lo contrario. Familiaris Consortio estira al máximo la benevolencia preservando el principio de la indisolubilidad. A.L., en cambio, pone el centro en la conciencia del pecador, esté ésta bien formada o no. ¡No puede haber mayor oposición!
Luego de párrafos un poco confusos y ambigüos, dices que contestar a las "dubias" es fácil. El Papa Francisco debería enterarse. Es tan pero tan fácil, que si contesta en un sentido pierde su jurisdicción, y si lo hace en el contrario debe reformar AL.
Y me parece que no quiere ninguna de las dos cosas, por eso calla.
"La negativa del Papa a responder a las "dubia" tiene en sí mismo una carga de irracionalidad y violencia implícita tal, que obliga a los defensores de tan injustificable actitud a recurrir a la prepotencia intelectual. Es que argumentos no tienen.
Esto puede volverse en contra del mismo Papa, pues la creciente agresividad del entorno que pretende justificarlo está evidenciando un matonismo intelectual que choca abiertamente con la imagen bonachona, omnicomprensiva, misericordiosa y simpática conque Francisco quiere mostrarse. Me parece que el esfuerzo de sostener AL a cualquier costo le va a salir demasiado caro".
Estaba justamente pensando en lo grotesco que resulta todo esto por la falta de argumentos para defender lo indefendible.
Que el Niño Dios te colme de bendiciones.
Entre los muy conocidos defensores de la dubia está el blogger Francisco José Fernández de la Cigoña, en Infovaticana, al que supongo conocerá. Titula casi todos sus comentarios sobre noticias de la dubia y la Amoris Laetitia como “torpedo” contra esta. Los “torpedos” lo dicen todo. No ha hecho ningún comentario sobre la Amoris Laetitia, a la que tanto ataca, ni las razones de la dubia, a la que tanto defiende, más allá de decir que la Amoris Laetitia es conocida como “los amores de Letizia”.
Jamás se ha dado el caso de que un Papa se negase a responder a unas "dubia" bien planteadas. Es más, siempre fue la mismísima Santa Sede la que se encargó de divulgarlas apenas le eran planteadas, así como luego divulgaba las respuestas que daba, para edificación del Pueblo de Dios.
En el caso de los cuatro cardenales, se encontraron con la sorpresa de que el Papa no publicó las "dubia" como era de esperarse. Entonces las hicieron públicas ellos mismos, supliendo así la obligación incumplida por el Vaticano, y quedando a la espera de recibir la correspondiente respuesta.
Pero el Papa Francisco, tan locuaz él, se ha llamado a silencio, lo que hace pensar que la no publicación de las "dubia" no fue un mero olvido, sino que estaba encaminada a negar públicamente su existencia. La histeria desatada en su ahora vociferante entorno, que parece haberse aprovechado muy poco del Año de la Misericordia, no deja lugar a pensar en otra opción.
AL es un postre muy bien aderezado de páginas y más páginas comprensión, acompañamiento y misericordia, pero que tiene adentro una poción de veneno: el Capítulo VIII. Con sus "dubia" los cardenales han dicho en concreto: "Mire Su Santidad cómo eso confronta con la Doctrina que usted debe defender. ¿Defenderá usted la Doctrina o defenderá usted a AL?"
Y el Papa calla...
Si ud. lee el artículo del padre Santiago Martín, verá que se refiere a los miembros de la Jerarquía que han participado en el debate sobre las dubia, no a blogueros. En el ámbito de las opiniones de diversos analistas, evidentemente ud. pyede encontrar agresividad contra el Santo Padre y sus colaboradores.
Y como bien señala Ricardo (y ud. ya debe saber, aunque insista en negarlo) la presentación de dudas es algo habitual.
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