Ha vuelto a pasar. Por enésima vez, un medio de comunicación ha publicado –¿o debería decir “se ha visto obligado a publicar”?– el escrito que le ha remitido una agrupación que se ha ofendido ante lo publicado en sus páginas unos días antes, donde aparecía como “secta”.
En este caso ha sido el diario Faro de Vigo el interpelado, y los remitentes no son otros que los testigos de Jehová. El objeto de la polémica, una entrevista que fue publicada el pasado 22 de enero, enmarcada en un amplio reportaje sobre la actualidad del fenómeno sectario, todo ello firmado por el periodista Rafa López, tras un trabajo riguroso que es de agradecer.
En la entrevista –que puede leerse aquí, divulgada por la Asociación Española de Víctimas de los Testigos de Jehová (AEVTJ)–, lo relativo al grupo ofendido es lo siguiente:
–¿Se pueden considerar los testigos de Jehová una secta?
–Sí. A pesar de su larga historia y de haber crecido hasta ser más de 8 millones en el mundo, la institucionalización y el paso del tiempo no han disminuido sus características sectarias. Los testigos de Jehová siguen siendo una secta, mantienen una praxis sectaria clara. Están legalizados como confesión religiosa en España, fueron uno de los primeros grupos legalizados, ya en el tardofranquismo, cuando hubo libertad religiosa.
Son una secta con contenido religioso, pero sus prácticas de segregación social, de aislamiento del resto de las realidades mundanas, como dicen ellos, y estas cuestiones que están saliendo a la luz en el juicio [en Torrejón de Ardoz, tras la denuncia de los Testigos de Jehová contra la Asociación Española de Víctimas de los Testigos de Jehová], el ostracismo al que someten a las personas que abandonan el grupo o son expulsadas, llegando a romper familias… dan una idea del carácter fanático del adoctrinamiento al que someten a sus miembros. Hablamos de más de 100.000 víctimas directas en España. Cuando vemos a un testigo de Jehová que se acerca a nosotros por la calle y nos ofrece un material publicado con toda su generosidad y buena voluntad, estamos tratando con una víctima de un sistema férreo dirigido desde Estados Unidos por una corporación empresarial.
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