A vueltas con la reencarnación (2)
Después de haber visto en el artículo anterior algunas observaciones genéricas sobre la reencarnación y su difusión en Occidente, ahora me fijo en el individuo. ¿Quién es el creyente en la reencarnación? ¿Por qué una persona que ha nacido y ha crecido en una civilización con raíces cristianas en un proceso de profunda secularización escoge esa tercera vía de una creencia de origen oriental? Los sociólogos de la religión hablan de la búsqueda permanente en el hombre actual, un contínuo bricolaje espiritual que lo sitúa ante un pluralismo en el que toda doctrina y práctica es producto susceptible de adquisición. Hay variedad en los contenidos ofertados y, cómo no, también en sus precios.
Basándose en estas consideraciones aceptadas por un gran número de estudiosos, Courtney Bender ha publicado recientemente un artículo académico sobre el tema en el Journal of the American Academy of Religion. Investigando el origen de la asunción de las creencias reencarnacionistas por parte de los norteamericanos, la autora afirma que “deben tanto a las interpretaciones del siglo XIX y comienzos del siglo XX como a los encuentros más contemporáneos con los textos e ideas de Asia”. Por lo que queda claro que no sólo se trata de un préstamo oriental, sino también de una elaboración decimonónica de doctrinas ocultistas occidentales.