El 21 de diciembre… sabremos que somos Dios
Fragmentos de apocalipsis (19)
Siguiendo al artículo anterior (“Un fin del mundo… ¿metafísico?”), continúo comentando el libro Predicciones mayas metafísicas, cuyo autor es Rubén Cedeño. Cuando analiza la cultura maya, explica que esta civilización no es más que “un residuo que se salvó de los míticos Atlantes”, y la interpreta desde los presupuestos doctrinales de la Metafísica. De hecho, su dios del Sol sería un Maestro Ascendido de la jerarquía espiritual en la que creen los adeptos de estos grupos esotéricos. La ciudad real de Uxmal es el enclave en cuya correspondiente “ciudad invisible” –inexistente, claro– habita este Maestro, y es un importante lugar de poder.
En el mismo sentido habla de otros enclaves arqueológicos iberoamericanos. Y así hace también con los documentos y monumentos mayas que se han conservado. En cuanto a los restos arqueológicos, explica el autor que hay que tener mucho cuidado, y emplear espiritualmente sólo aquellos que no se utilizaron para cultos sacrificiales en algún momento de la historia: “metafísicamente, no se recomienda venir a esas pirámides a hacer meditaciones ni a recibir vibraciones. Esas prácticas pueden producir que ‘larvas astrales’ creadas por ‘magos negros’ atlantes se le peguen a quien las hace”. ¡Qué miedo!
Continuamos con la interpretación esotérica de todo lo que Cedeño pilla por delante: el célebre aro del juego de pelota maya tiene un relieve que “simbólicamente significa los Siete Rayos del Cuerpo Causal y la Corona de los Elohim que tenemos en nuestro Cuerpo Mental Superior, que sirve de vestidura a la Chispa Divina que todo ser humano lleva dentro, que consta de los Siete Rayos y almacena ordenadamente, la más pura esencia de las vivencias obtenidas durante la evolución”. También hay en la pirámide de Chichén Itzá otras cosas relacionadas con el planeta Venus, los atlantes, los lemurianos y otros pobladores mitológicos de nuestro planeta, vinculados a Sanat Kumara, un Maestro superior de éstos que fundó la Jerarquía Espiritual de Shamballa hace 18 millones de años… el Mesías y Señor del mundo, en definitiva. ¿Se han perdido a estas alturas del relato? Yo también.