Homeopatía y energía vital
A raíz de una reciente entrevista he empezado a recibir mensajes de queja por lo que los lectores suponen que es un ataque a la homeopatía. En las palabras dedicadas al tema, sobre el que paso por encima, simplemente me limito a decir que “es algo de lo que dudo mucho” y que “los científicos dicen que eso no sirve para nada”. Y no voy a profundizar más en el tema, del que otros podrán decir mucho más que yo en un debate la mar de interesante. Pero sí quiero llamar la atención sobre el hecho por el que yo me refería a la homeopatía, y que no tiene que ver estrictamente con esta peculiar medicina alternativa.
El pasado mes de junio, en medio de las fiestas patronales de Zamora, algunos carteles por las calles anunciaban de forma vistosa una conferencia –pública y gratuita, aclaraban– titulada “La homeopatía y la fuerza vital”, a celebrar en un salón de actos municipal. Echando una ojeada por Internet podía verse que no era sino el aperitivo para un evento de más consistencia: el denominado “Primer encuentro hispano-portugués de homeopatía avanzada y sensación vital”, previsto para el fin de semana siguiente en la sede de la Fundación Rei Afonso Henriques, dedicada precisamente a promover las relaciones entre España y Portugal (y en cuya web, por cierto, no encontramos ni rastro de esta actividad).
Uno oye la palabra “homeopatía” y piensa automáticamente en ese objeto de controversia que se basa en unos medicamentos muy concretos, efectivos para unos e inservibles para otros muchos (recientemente ha tenido lugar en varias ciudades de España un original acto de protesta conocido como “suicidio homeopático”, con el que se pretende demostrar la inutilidad de esta práctica terapéutica). Sin embargo, la publicidad de esta conferencia y su curso concomitante se salía un poco de lo estrictamente médico para hablar de “sensación vital” o “fuerza vital”.