Un hijo del líder polígamo Warren Jeffs relata los abusos sufridos en la secta
Como un joven adolescente, Roy Jeffs (en la foto) pasaba largos días tecleando los sermones de su padre en el interior de su casa en Albuquerque, adonde él y su madre eran enviados para vivir escondidos. A medianoche, el teléfono sonaba. Era su padre, el líder polígamo Warren Jeffs, cabeza de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IFJSUD). “Se sentía una penetrante desesperación en tu corazón”, dice Roy Jeffs. “¿Qué irá a decir ahora? ¿Me dirá que perdí mi lugar? ¿Me correrá?”.
Roy Jeffs, ahora con 23 años, dice que era controlado, manipulado y movido por el país para ser asignado a equipos de trabajo para expiarlo por sus faltas antes de dejar la secta el año pasado. Sus anécdotas son una ventana a la secreta secta ubicada en la frontera entre Utah y Arizona en donde los teléfonos móviles, juguetes, películas, internet, bicicletas e incluso nadar, están estrictamente prohibidos. Comenta que Jeffs imponía su control a los seguidores al reasignar niños y esposas a diferentes hombres, enviando a la gente a “casas de escondite” y ejerciendo la constante amenaza del exilio.
Una infancia de aislamiento y castigo
El hijo contó su historia a CNN por primera vez y describió su niñez en la secta polígama durante una entrevista el pasado 2 de octubre con Associated Press. Jeffs vivió su niñez prácticamente desconectado del mundo externo. No vio una película en el cine hasta los 20 años, cuando se escapó a uno en Tucson, Arizona.