Los obispos, entre otras muchas formas de ejercer su magisterio ordinario, como sucesores de los apóstoles que escogió Jesús, cuentan con las llamadas “cartas pastorales”. Es una de las maneras de realizar su “munus docendi” u oficio de enseñar. En ocasiones son más extensas, con motivo de algún tema importante o extraordinario. Otras veces son breves, como ocurre con las que algunos prelados escriben con periodicidad semanal o quincenal para las revistas diocesanas y ahora, cómo no, para los medios digitales. Es digno de apuntar aquí que también reciben ese nombre, el de “cartas pastorales”, tres libros del Nuevo Testamento atribuidos a San Pablo: las misivas dirigidas a sus colaboradores Timoteo y Tito sobre la dirección de las primeras comunidades cristianas.
Este mes se cumplen treinta años desde que se publicara una carta pastoral sobre el fenómeno de las sectas. Puede parecer algo sin mucha trascendencia, ya que este género es vastísimo y abarca todos los temas habidos y por haber, al ser un tratamiento de la realidad que vivimos desde los ojos de la fe en Jesús y de su Iglesia. Además, muchos obispos han hablado y escrito sobre este desafío pastoral. Sin embargo, creo que la carta y su aniversario bien merecen un recuerdo. ¿Por qué? Porque se trata de un pronunciamiento de un obispo español realizado cuatro años antes de que la Santa Sede dedicara un documento a este tema, y siete años antes de que lo hiciera la Conferencia Episcopal Española. Y mi intención no es ni atribuir un mérito desmesurado al pastor responsable de la carta ni acusar a los órganos citados de retraso en la reacción. Al contrario: es un buen ejemplo de cómo, mucho antes de que haya una reacción “oficial” de un organismo eclesial en un documento, hay preocupación, trabajo y entrega con respecto al tema que sea.
Al grano. El obispo en cuestión fue Ramón Buxarrais Ventura, actualmente sin ejercer el ministerio episcopal, residente en Melilla, entre la prisión y un centro asistencial. Tras su estreno como obispo en Zamora (entre 1971 y 1973), rigió la Diócesis de Málaga entre los años 1973 y 1991. En junio de 1982 escribió una carta pastoral titulada “Nadie me sirve de guía”. Los medios de comunicación se hicieron eco de su publicación, y su referencia ha quedado para la posteridad en los escritos del sacerdote operario Julián García Hernando, fundador del Centro Ecuménico “Misioneras de la Unidad” y pionero del ecumenismo y de la preocupación pastoral por las sectas en la Iglesia católica en España. Lo mejor que podemos hacer es resumir los puntos principales de la misiva de Buxarrais y ver qué cosas pueden servirnos, treinta años después, de aquellas palabras que iniciaba con el saludo “Queridos diocesanos”.
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