Una secta que mezcla cristianismo, budismo y taoísmo
¿Qué tienen en común Buda, Jesucristo, Mahoma, Pericles, Sun Yat-sen y Víctor Hugo? Todos son “santos” en el singular panteón de Cao Dai, una religión sincrética que reúne a tres millones de fieles en Vietnam. Lo cuenta Carlos Santamaría Tay Ninh en una interesante crónica que envía desde Vietnam, y que ha publicado la agencia Efe.
Antiguo enemigo del régimen comunista y prohibido hasta 1997, el credo ha renacido de sus cenizas en la última década y ahora extiende sus tentáculos a la vecina Camboya y decenas de miles de vietnamitas expatriados en Europa, Estados Unidos y Australia.
Los fieles se sienten atraídos por un movimiento espiritual que mezcla budismo, cristianismo y taoísmo junto a elementos del Islam y el hinduismo y cree en un único Dios, representado por un Ojo Divino y Omnisciente encerrado en un triángulo y que también simboliza el “yang” del confucionismo chino.
Por su parte, el “yin” se sitúa por debajo y es encarnado por un Buda que es hombre pero a la vez madre de Jesucristo.