¿De qué hablamos cuando decimos "sectas"?
Muchos nos preguntan por la terminología utilizada cuando hablamos de sectas. ¿Minorías religiosas alternativas, o cultos peligrosos? Como es algo en lo que los expertos no se ponen de acuerdo, traemos aquí un artículo que escribió el ya fallecido José María Baamonde, uno de los miembros fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Está tomado de la introducción a uno de los cursos que impartía en la Fundación SPES, en Argentina.
NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS: EL PROBLEMA DE LA TERMINOLOGÍA Y LAS DEFINICIONES
A la hora de iniciar un acercamiento a esta temática, muchas son las dificultades con que nos enfrentamos y, una de ellas consiste en que hasta el momento, no se ha podido lograr una definición del término secta que satisfaga a todos los investigadores, como así también que pueda abarcar a todos los grupos que van surgiendo día a día.
Acertadamente el director del CESNUR (Centro Studi sulle Nuove Religioni), Massimo Introvigne, señala que “… es difícil valorizar una definición como verdadera o falsa. Expresiones como ´nuevos movimientos religiosos´ o ´sectas´ pertenecen a una pluralidad de lenguajes, y es necesario precisar si uno se mueve en el ámbito de la historia, de la sociología, de la psicología social o de la teología. Muchas definiciones propuestas en el ámbito académico se presentan explícitamente como meros instrumentos de trabajo, que hay que considerar según su capacidad de aclarar y explicar los resultados de una investigación o de favorecer investigaciones ulteriores. Existen también muchas personas que utilizan palabras como ´sectas´ o ´nuevos movimientos religiosos´ fuera del debate científico. Nace así una cultura de punto exclamativo, que puede fácilmente desviar a quien no se percate inmediatamente de que las mismas palabras en las mismas lenguas, pueden tener significados y también resonancias psicológicas diversas. No tiene seguramente, el mismo significado la palabra ´secta´ en el lenguaje de los especialistas que en el del periodismo, o en el lenguaje cotidiano del hombre común".
El concepto de secta ha ido evolucionando con el correr del tiempo. Al principio, dentro del judaísmo, se utilizaba para la designación de las corrientes internas, como por ejemplo los esenios, los saduceos o los fariseos, y así el cristianismo, fue tomado inicialmente por los romanos.
Más adelante el vocablo secta, empieza a remitir a la idea de separación, en contraposición del credo dominante. En las epístolas de Pablo puede observarse como utiliza el término griego de secta háiresis, para contraponer al de ekklesía.
Así alternativamente y ya contando con cierta carga peyorativa, el judaísmo empezó a calificar de secta a los cristianos, los cristianos a los mahometanos y, estos últimos, a los dos primeros. En los siglos XVI y XVII se dieron hechos similares entre católicos y protestantes recíprocamente, felizmente hoy superados.
A continuación señalaremos algunas de las tantas definiciones posibles, conjuntamente con sus respectivas dificultades.
Definiciones Etimológicas
Etimológicamente, el término secta proviene del latín y posee dos acepciones distintas. Una de ellas es sequi, que significa seguir; la otra, sectare o secare, que significa seccionar, cortar, separar. En este sentido secta sería todo aquel grupo que sigue a un maestro o doctrina en particular, como así también todo aquel grupo que se separa o corta de un tronco doctrinal específico.
El inconveniente de esta definición consiste en que la misma no logra una distinción efectiva entre estos movimientos y las religiones clásicas o tradicionales, ya que estas últimas también se han generado a partir de un grupo de personas que seguían a un maestro o doctrina en particular; como así también, la mayoría de ellas en sus orígenes, se ha escindido de un tronco doctrinal específico.
Definiciones Sociológicas
La mayoría de las definiciones de carácter sociológico parten de un paralelo efectuado con la noción de iglesia, resaltando en mayor o menor medida alguno de los tantos elementos característicos de estos grupos, y generalmente aunando las dos alternativas etimológicas. De esta manera definen el término en cuestión como “grupos pequeños que siguen a un líder carismático y que se han desprendido de un movimiento o iglesia estructurada”.
Definición por Fuentes Extrabíblicas
En 1986, el Secretariado para la Unidad de los Cristianos a través del documento “Sectas y Nuevos Movimientos Religiosos – Desafíos Pastorales”, recurre para la definición de secta, al uso de fuentes extrabíblicas. En este sentido secta, sería todo aquel movimiento que utilizara un libro, texto o mensaje que se encontrare en igual o mayor nivel de importancia, que las mismas Sagradas Escrituras. Es decir que para entender la Biblia, forzosamente habría que sujetarse a este otro libro.
Este sería el caso de los Mormones, con El Libro de Mormón; el de la Iglesia de la Unificación, con el Principio Divino; el de los Adventistas del Séptimo Día, con el libro El Conflicto de los Siglos; y el de los Niños de Dios o La Familia, con Las Cartas de Mo.
La dificultad que encierra esta definición es que sólo nos serviría para englobar a aquellos grupos de origen cristiano o paracristiano, es decir aquellos grupos que utilizan la Biblia. Pero no alcanzaría para aquellos movimientos de origen orientalista, pseudocientíficos, de rehabilitación personal, del desarrollo del potencial humano, y los muchos grupos de carácter gnóstico y esotérico, que no necesariamente la utilizan.
Definición Ubicacional o Geográfica
En mayor o menor medida la noción de secta se encuentra relacionada a un ambiente sociocultural específico. Para Rodney Stark y William Sims Bainbridge definir como secta, a un movimiento, va a depender de la tensión con el ambiente sociocultural circundante, llegando a la posibilidad de que un mismo grupo pueda aparecer más eclelsial en una región del mundo o más sectario, en otra.
Un ejemplo de ello lo podemos encontrar con el budismo de tipo lamaísta, que es el practicado en el Tíbet. El mismo siempre ha sido considerado una religión; pero fuera del ámbito sociocultural y geográfico específico que es el Tíbet, podría para algunos investigadores, revestir características sectarias, tanto más cuanto más alejados se encuentren sus adherentes, de dichos patrones.
Algunos autores también distinguen en relación a la actitud que adoptan ciertos grupos, en diversos territorios. Se suele señalar aquí, a manera de ejemplo, a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o Mormones. Los mismos son mayoría en el estado de Utah, EE.UU., y difícilmente pueden considerarse secta en dicho lugar. Pero sucede que en más de una oportunidad es posible observar a integrantes de este movimiento en terreno de misión, adoptando actitudes y desplegando actividades merced a las cuales, podría caberles la tipificación de secta.
Definiciones Fenomenológicas
Todas estas dificultades han provocado que, general se tienda a buscar definiciones de carácter fenomenológico o conjunción de una serie de características que abarcarían aspectos sociológicos, psicológicos y religiosos. Es decir, todo aquel grupo que reúna una serie de características en estos tres niveles, y no tan sólo en uno de ellos, tendería a ser considerado secta.
Una de las definiciones fenomenológicas más utilizadas, especialmente por grupos de estudio ubicados en la corriente denominada anticulto, es la dada por el Congreso de Wisconsin, en 1985, el cual considera a las sectas como “movimientos totalitario que puede presentarse bajo las formas de entidad religiosa, asociación cultural, centro científico o grupo terapéutico; que utiliza técnicas de persuasión coercitiva para que todos los miembros pierdan su identidad y dependan del grupo, abandonando su entorno familiar y social".
El inconveniente que radica en este tipo de definiciones es la dificultad que se presentaría a primera vista en una persona no muy avezada en la temática, para distinguir entre una secta y un movimiento perteneciente a cualquier religión clásica o tradicional que pueda manifestar en ciertos aspectos, una actitud sectaria.
En lo atinente a la actitud sectaria el informe del Secretariado para la Unidad de los Cristianos, antes mencionado, consigna acertadamente que “… algunas mentalidades o actitudes de secta, por ejemplo la intolerancia o el proselitismo agresivo, no constituyen necesariamente una secta. Estas actitudes se pueden encontrar también en grupos cristianos o dentro de algunas iglesias o comunidades eclesiales. Sin embargo, estos grupos pueden cambiar positivamente mediante una profundización de su formación cristiana y a través del contacto con otros cristianos. En este sentido, estos grupos pueden crecer dentro de una mentalidad y actitud mayormente eclesiales".
De todas formas y a manera de resolución del último problema podemos decir que la actitud sectaria se registra a veces, aunque generalmente es una excepción, dentro de las religiones clásicas o tradicionales. Pero para llegar a un diagnóstico objetivo, habría que distinguir en un principio si tal comportamiento obedece a un grupo en sí, al que dirige dicho grupo, o a la actitud de tan sólo un integrante.
Finalmente debemos agregar que las diferentes religiones poseen una estructura que posibilita, una vez detectada dicha actitud, su pronta corrección. En las sectas esto no ocurriría ya que ellas sí contendrían, en forma ontológica, una conformación en base a estas características.
Términos Alternativos
A la dificultad de las definiciones, también se suma el carácter despectivo, peyorativo que, con el correr del tiempo, ha adquirido el término secta y que, en un principio, no registraba. Esto ha provocado, especialmente con advenimiento del diálogo ecuménico y el diálogo interreligioso, que se buscaran términos alternativos como el de confesiones o denominaciones, especialmente dentro del amplio espectro protestante; o vocablos como el de culto, sobre todo en los países de habla castellana, ya que el mismo término en la lengua inglesa, posee toda la carga despectiva del término secta en el castellano.
En el ámbito católico, aunque no únicamente, comenzaron a utilizarse términos tales como nuevos movimientos religiosos y movimientos religiosos libres que entrañan, de alguna manera, una definición.
En lo que respecta al primero de ellos, surge una dificultad en razón de que no hay un total acuerdo entre los distintos investigadores para circunscribir a una época específica a partir de la cual deba asignárseles el carácter de nuevo, a los diversos movimientos. Para algunos habría que empezar a contabilizar a partir del siglo XIX, para otros a partir del siglo XX.
Asimismo es de resaltar que algunos hablan ya de últimos nuevos movimientos religiosos o neo-nuevas religiones, para abarcar a aquellos que surgieron luego de la primera mitad del siglo XX, aumentando la confusión consecuente y sin tener en cuenta que, en realidad, es muy poca la novedad aportada por muchos de estos grupos, los cuales no hacen más que resucitar viejas creencias con tan sólo algunos cambios.
En cuanto al segundo, no queda muy claro la adjetivación de libres, razón por la cual casi ya no es utilizado, salvo por un número pequeño de investigadores.
¿Es Posible una Definición?
A esta altura del problema surge, indudablemente, una pregunta: ¿Es posible alcanzar una definición que abarque a todo el fenómeno?
Al parecer va ganado consenso entre los investigadores la idea de que un fenómeno tan vasto y polifacético como el que nos ocupa, es imposibles de ser abarcado con un solo vocablo o tipificación, que encierre una definición. En todas las posibilidades mencionadas precedentemente, encontramos que las mismas tienen al menos tantas ventajas, como desventajas.
Para el presente curso propondremos el término de Nuevos Movimientos Religiosos, ya que amén de no contar con el carácter despectivo o peyorativo de la palabra secta, no creemos que pueda presentar la dificultad sobre el aspecto de novedad antes mencionado, ya que si bien algunos de estos grupos abrevan sus creencias en doctrinas antiguas, la mayoría se ha constituido como movimiento u organización en períodos relativamente recientes.
De esta manera podríamos decir que los Nuevos Movimientos Religiosos, en contraposición de las religiones clásicas o tradicionales, son:
“Grupos que por lo general se han escindido de otro movimiento, estructurándose en periodos relativamente recientes, y haciendo resaltar algún aspecto particular de la doctrina sostenida anteriormente, o bien reinterpretando distintivamente el sistema de creencias del cual surgieron, creyéndose a su vez, como únicos depositarios de la Verdad absoluta, lo cual como consecuencia, dificulta en la mayoría de los casos, el logro de un diálogo enriquecedor con otras creencias".
A partir de esta definición podemos también, asumir categorizaciones específicas en el caso de ciertos movimiento que, por sus particularidades, puedan ser clasificados como Nuevos Movimientos Religiosos de características sectarias, si además “cuentan con una serie de características particulares en el aspecto religioso, sociológico y psicológico”.
De todas formas es importante resaltar que, frente a un tema tan amplio y complejo, es imposible la utilización de un solo término, debiendo adecuar los mismos según el tipo de investigación o trabajo que se desarrolle, ya sea en lo sociológico, psicológico, teológicos, pastoral, periodístico, jurídico o educacional.
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Cordialmente,
Sossa Patiño Nubia
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